Era el día cinco. Estábamos desayunando, fingiendo que la situación en la que estábamos era normal cuando no lo era. Aunque había empezado a sentirse normal. Podría admitirlo.
Omar se sentó frente a mí en bóxers y una camiseta con su perfecto cabello desordenado. Estaba leyendo el periódico. No desde su celular o tableta como la gente normal, sino desde un periódico real.
Todas las mañanas llegaba con el desayuno y él leía cada página. Fue inusual para hoy en día ya que casi siempre el celular permanecía pegado a la mano de la gente. De alguna manera, lo encontré entrañable. Y eso me molestó. Se suponía que nada en él fuera atractivo, pero lo era. Parecía feliz y contento. Eso me irritó aún más.
—Puedo sentir que me miras, ¿por qué? — preguntó.
—Porque tengo curiosidad. — dije.
Se tomó el tiempo para doblar cuidadosamente su papel y colocarlo sobre la mesa antes de prestarme toda su atención.
—¿Acerca de?
—El primer día que nos conocimos. ¿Estaría aquí si te hubiera dicho sí al café?
—Entonces, ¿te acuerdas? —preguntó.
—Un poco, ahora que lo he pensado.
—Para ser honesto, Tamar, no lo sé.
No le creí. Él sabía. Simplemente evitó decirme cosas que pensó que no me gustaría escuchar.
—Interesante. — dije.
—¿Lo es? —se movió y se reajustó en su asiento.
—Sí. El hecho de que un momento tan insignificante en el tiempo pueda cambiar toda mi vida es muy interesante.
—¡¿Insignificante?! —él frunció el ceño y juntó las cejas. —No diría que el momento que cambió nuestros destinos fue intrascendente. — escupió con rabia como si se le hubiera vuelto amargo en la boca.
Me encogí de hombros, sin importarme su cambio de humor.
—Para mí fue intrascendente. No eras más que otro hombre que intentaba conseguir un coño.
Su ceño se hizo más profundo.
—¿Es eso lo que pensaste de mí, Tamar?
—Eso es lo que sé, Omar. Esa mirada en tus ojos, la lujuria en tu voz, la polla dura que intentaste esconder detrás de tu maletín. Tan típico.
—Eso sí que es interesante. —dijo, burlándose de mis palabras anteriores con una sonrisa condescendiente en sus labios.
—¿Cómo es eso?
—Al principio no recordabas ese día en absoluto. Ahora recuerdas cada detalle.
—No malinterpretes nada. Como dije, fue solo después de pensarlo mucho y hacer un recuento de los hechos.
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LAZOS TORMENTOSOS [+18]
General FictionCuando la inocencia se convierte en obsesión. Exclusiva para mayores de 18 años.