Omar me despertó con suaves besos en la nuca. La necesidad de alejarme era tentadora, pero había prometido que lo intentaría y lo iba a hacer...aunque me volviera loca en el proceso. Cerré los ojos y dejé que el pensamiento de nosotros, nuestro hijo y el futuro penetrara en mí. No era nada alentador lo que imaginé.
—Buenos días. — dije y luego usé la excusa de las náuseas matutinas para liberarme de su abrazo. Su agarre era tan fuerte como si él temiera que escapara en cualquiera momento.
¡Qué hombre tan intenso!
No sé cómo demonios viviré a partir de ahora con un hombre tan enfermo y perturbado.
—Buenos días. — respondió, su tono indicaba que no se había dejado engañar.
Después de levantarme de la cama, lavarme la cara y cepillarme los dientes, me puse una camiseta y unas medias. Omar me miró todo el tiempo... lo cual no es nada espeluznante, pensé sarcásticamente.
Lo seguí escaleras abajo donde nos esperaba el desayuno. No pensé que alguna vez me acostumbraría a que alguien me cocinara tres comidas al día. Desayunamos en silencio, dándome demasiado tiempo para pensar.
—Tengo curiosidad sobre algo. — dije.
—¿Sobre qué? — preguntó sin levantar la vista de su plato.
Todavía estaba de mal humor. Puse los ojos en blanco. Tal vez debería dejarlo en paz, pensé, pero la curiosidad genuina me hizo hacer lo contrario.—¿Qué piensan tus padres sobre esta situación? — le pregunté.
Omar se tensó, pero inesperadamente respondió de inmediato.
—Mis padres no tienen importancia. — contestó con molestia y volvió a picotear su comida.
No era lo que quería escuchar.—¿Siempre vas a ser así?
—¿Así? — él chasqueó su lengua.—Cerrado, reservado. Eres muy invasivo cuando se trata de mi vida, pero quieres mantener todo sobre ti en secreto.
Finalmente levantó la vista hacia mí y luego hizo una mueca ante la ira que encontró en mi rostro.
—Bien, Tamar. Mi padre sabe de ti y no nos quiere juntos. ¿Quieres saber lo que dijo, palabra por palabra?
— Sí, dime.Una risa áspera y amarga se escapó de entre sus labios. El tenedor se le cayó de los dedos y luego chocó contra el plato.
—Y cuando te lo diga, ¿lo usarás como excusa para volver a escapar?
—No. Simplemente tengo curiosidad porque supongo que tendré que tratar con estas personas y que estarán cerca de mi hijo. Me gustaría saber qué piensan de mí, qué les has contado. No entiendo de dónde viene ese enfado repentino.
— Viene de que siempre intentas alejarme de nuevo.
— ¿Muy paranoico?
—No, solo estoy exponiendo los hechos.
—Te hice una pregunta importante y siento que necesito saber la respuesta. ¿O crees que debería esperar a que divulgues todo, poco a poco, como hiciste con tu divorcio?
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LAZOS TORMENTOSOS [+18]
General FictionCuando la inocencia se convierte en obsesión. Exclusiva para mayores de 18 años.