Trece: Isabel

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—¿Qué pasa aquí?—preguntó Ismael confundido—

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—¿Qué pasa aquí?—preguntó Ismael confundido—.

—No, nada—rió Mariana nerviosa—él ya me dijo que ya se iba ¿cierto Alirio?—el asintió sin dejar de sonreír—todo chévere pero es que nosotros también debemos ir a trabajar ¿verdad Ismael?

—Si, por supuesto, ya está todo en la oficina de Salomón—habló él sin dejar de ver a su hermano—.

—Bueno, entonces hasta luego... Alicia—la chica sintió en una parte alivio al ver que no diría nada—y tranquila que yo se esperar, yo se que ahora tu andas en labores de trabajo con mi hermanito, con Salomón o hasta con Pancho—ella lo miró mal—pero de verdad tómate en serio lo que te dije, mi interés por ti no es profesional sino meramente personal.

Alirio se retiró sin dejarle de sonreírle a Mariana, ella desvió la mirada hacia Ismael quien miraba a su hermano entre molesto y confundido.

—¿Qué es lo que pasa Alicia? ¿Mi hermano te estaba molestando?

—No, no te preocupes Ismael, tu ya sabes como es él—dijo ella tratando de sonreír tranquila—mejor vamos a seguir con el trabajo ¿si? Debemos acabarlo pronto para que esté a tiempo.

(......)

Mariana recibió una llamada de Gloria diciéndole que se verían nuevamente en la oficina de Marcos, esta a regañadientes llegó al lugar.

—Menos mal que llegaste chama—habló Petunia—porque fíjate que hablamos con Isabel y la cosa estuvo frikiante chama, frikiante.

—Y aquí Marcos nos está echando unos cuentos buenísimos de lo que pasó aquel 3 de Enero—habló Micaela—.

—Miren—llamó Marcos a las Leal—¿y qué les dijo Altagracia? ¿Fue productiva la conversación?

—Bueno, nos dijo muchas cosas—habló Gloria—nos dijo que no podíamos hacer un documental sobre ella, nos dijo que no esto, que no lo otro, que no porque corremos peligro, osea fue una negativa total ¿por qué?

—Ahí está, eso era de esperarse, yo se los dije—habló Marcos—a esa mujer no le conviene que ustedes remuevan un pasado que ya está olvidado.

—Por eso es que yo digo que ella es culpable—habló Micaela, Mariana frunció el ceño—.

—Ay mira mi pana, si Altagracia es culpable ella ya pagó por ese crimen—habló ella hacia Micaela para después mirar a Marcos—y yo aún no entiendo por qué usted afirma con tanta seguridad que Altagracia es culpable ¿ah? Será que usted sabe algo que no nos quiere decir, porque que yo sepa en ese caso hay muchos cabos sueltos, entonces señor Rojas Paúl díganos eso que usted sabe.

Él se quedó en silencio unos segundos hasta que habló.

—Yo era como ustedes, un periodista joven con ganas de comerse al mundo, bueno nada, vi una oportunidad y la tomé, eso es todo.

Love and death || La Mujer de JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora