El reencuentro de siete antiguas amigas coincide con la aparición de un misterioso ser que, disfrazado de novia, se dedicará a matar cruelmente a todo aquel que se interponga en su camino. Mediante sus poderes, Gloria y Mariana, a quien se les apare...
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—Mira Salomón, tú me vas a perdonar pero a mí toda esta ridiculez me parece redundante que no va a llegar a ningún lado, de verdad—habló Alirio—aquí nadie fue. La persona que puso esos obituarios, todo el mundo sabe que es Altagracia. Y punto.
—No fue ella ¿por qué no lo terminas de entender?—habló Mariana con molestia—.
—Ya va, ya va, espérate un momentito Salomón—habló Chichita—pero es que yo lo escucho, y no lo puedo creer. ¿O sea tú estás de acuerdo con estas muchachitas, ah? ¿Es que ya te uniste al enemigo tan rápido?
—Chichita, yo no tengo enemigos—contestó él—y si, si estoy apoyando a Mariana y Gloria, y estoy a favor de la verdad.
—Pero es que no lo puedo creer—murmuró Chichita—.
—Un momento, yo quiero decir algo—habló Ismael—cada una de las muertes está acompañada de un obituario, yo los tengo todos—sacó unas hojas de un sobre amarillo—.
—A ver, no entiendo Ismael—habló Laura—explícamelo porque no entiendo.
—Cálmate, por favor Laura, ya—le dijo Ernesto—.
—¿Qué es lo que no entiendes, Laura? Por Dios—se quejó Marina—bruta. Chica, sencillamente que la mujer de judas participó la muerte de cada una de las personas que iba matando. Pero ¿no les parece un lindo detalle de parte de la mujer de judas?
—Según estos obituarios—habló Ismael antes de que alguien más lo hiciera—los muertos son: bueno Laura, tu papá—trató de decirlo con delicadeza—la señora Isabel, Peterzito, la morocha, pero el primero de todos fue Julián Morera.
—A él lo mató por buscar la plata—habló Sagrario—.
Nadie dijo nada.
—Señores, Calixto está al tanto de estos obituarios—habló Salomón—y él se encargará de conseguir el cuerpo de Julián Morera.
—Serán los huesos—habló Ludovico—porque lo habrá triturado y vendido en piezas de jamón serrano e importado.
Alirio rió.
—Y seguro está enterrado en las barracas—habló Laura—.
—Caramba, pero que enterada estás tú, Laurita—habló Marina—y yo siempre de última sin saber nada, ah.
—Si ¿cómo puedes estar tan segura, Laura?—le preguntó Gloria con leve sospecha—.
—Lo que quise decir mocosita, es que suponía, como debemos suponerlo todos. Puedo decirles también lo que dijo Sagrario. Que Julián Morera sabía de ese dinero escondido, seguramente lo fue a robar y lo mataron.