Catorce: Segunda muerte

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La mañana llegó, Gloria y Mariana fueron a los viñedos para trabajar junto a sus respectivos acompañantes de trabajo, pero al llegar ninguno estaba así que ambas les tocó esperar, estas lo hicieron en la parte de afuera

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La mañana llegó, Gloria y Mariana fueron a los viñedos para trabajar junto a sus respectivos acompañantes de trabajo, pero al llegar ninguno estaba así que ambas les tocó esperar, estas lo hicieron en la parte de afuera.

—Ay Gloria por Dios, tranquilamente podíamos haber venido más tarde, yo aún tengo sueño chama—se quejó Mariana—.

—No seas dramática, chica—habló Gloria riendo—.

En eso enfrente de ellas pasa Isabel.

—Señora Isabel—la llama Gloria, ella las mira así que ambas la saludan con la mano pero esta no les responde y se va—.

Las hermanas se miraron confundidas y deciden seguir a la mujer. Las dos empezaron a seguirla mientras la llamaban pero esta no les hizo caso y empezó a bajar hacia las barracas.

Ambas hermanas llamaban a la mujer pero nada, una vez ya ahí abajo buscaron por todos lados pero no la hallaban, todo estaba oscuro, Mariana logró encontrar la luz y la encendió, siguieron avanzando hasta que llegaron a una zona donde en el suelo estaba el cuerpo de Isabel sin vida.

—Ay por Dios—lloró Mariana cubriéndose la boca de la impresión—.

—Está muerta—sollozó Gloria al verla toda pálida—.

Ambas al voltearse vieron a Isabel lo que las hizo retroceder de miedo pero de la nada ella desapareció.

Gloria salió corriendo asustada para pedir ayuda, mientras que Mariana estaba casi sufriendo un ataque de pánico por lo que la respiración le faltaba y no podía caminar bien ya que veía algo borroso, al llegar a las escaleras no pudo avanzar más y se lanzó al suelo a llorar, a los segundos bajó Alirio ya que Gloria le había avisado. Este se acercó a la chica a preguntarle que había pasado pero esta solo lloraba asustada por lo que lo abrazó para seguir llorando.

—Tranquila ¿si?—la calmó él—¡Piterzito! ¡Ernesto!

—Está muerta, Alirio—lloró Mariana—.

Él la miró confundido pero la abrazó.

—¡Pero bueno ¿Nadie va a venir?!

Al rato bajaron René, Piterzito y Ernesto.

—¿Qué pasó?

—No sé, vayan a ver que hay por allá.

Seguido de eso bajaron más personas, entre ellas Cordelia.

—Cordelia, ven acá—la llamó Alirio—mira, llévala al médico de los viñedos pero no me la dejes sola por favor.

—Si señor, Alirio.

Cordelia llevó a Mariana arriba despacio para poder llevarla al médico.

—Tu hermana ya esta allá, ahí estarán tranquilas ¿si?

Love and death || La Mujer de JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora