Dieciocho: La puerta secreta

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Las hermanas Leal se sintieron mal, poco a poco Gloria se sentó mientras que Mariana seguía algo paralizada

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Las hermanas Leal se sintieron mal, poco a poco Gloria se sentó mientras que Mariana seguía algo paralizada. Ambos les señalaban al santo frente a ellos.

—¿Es el padre Sebastián? Díganme chamas prometo que no se lo voy a decir a nadie.

Mariana alzó su mano y lo señaló.

—Ahí está, está como orando.

—O quiere decirnos algo—habló Gloria—.

—¿Pero que quiere decirnos?

—Si les quieren decir algo lo averiguamos ahora mismo—dijo Petunia tomándolas de las manos—.

A lo lejos Marcos Rojas Paúl las miraba.

Petunia y las Leal llegaron al lugar y la rubia se paró ahí.

—Aquí es exacto donde estaba el padre Sebastián ¿verdad?

—Si Petu.

—Bueno, pues si esta aquí a lado mío ni se les ocurra decírmelo porque me hago pipí aquí mismo ok.

—No, es imposible que este a tu lado porque estás parada justo donde el estaba, así que estarías sobre él—le dijo Gloria—.

Petunia cerró los ojos, en eso Mariana se acuerda de algo y la jaló del brazo, esta gritó asustada.

—¿Recuerdan el video de la confesión? Ahí había un santo, un santo roto, ¿ese era San Judas Tadeo?—ellas asintieron—.

—Si, es San Judas Tadeo—habló Marcos, ellas se voltearon a mirarlo—el santo fue encontrado roto en el suelo junto a las otras evidencias, también fue encontrado el charco de sangre en el confesionario, las huellas, etc.

—Está muy seguro, ¿no?—habló Mariana—.

—Si—asintió él—y yo les recomiendo que no lo investiguen ni traten de relacionarlo con el crimen, yo estuve haciéndolo por un tiempo y créanme que no tiene nada que ver.

—Mire señor Rojas Paul, gracias por el consejo no, pero creo que debemos hacer nuestra propia investigación ¿verdad chicas?—dijo Mariana—es nuestra tesis, apesar de que usted sea nuestro tutor.

—Bueno, pero ustedes con sus cualidades psíquicas, podrían saber que es lo que pasó ese día o por lo menos tener una idea certera—rió—¿ustedes no son adivinas pues?

—Si eso fuera cierto, no cree que ya sabríamos quien mató al cura—habló Mariana con una sonrisa sarcástica, el tenía la misma sonrisa—.

Gloria tomó del brazo a su hermana y amiga y las sacó de ahí.

(......)

Cordelia llegó a la casa de los muchachos donde estaban estos tres y Micaela.

—¿Ya se enteraron del súper chisme que anda corriendo como pólvora por toda la empresa?

Love and death || La Mujer de JudasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora