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Catorceavo capítulo: przystosować się den Umständen entsprechend

02 de noviembre 1939
Múnich, Alemania

–¿que opina Prinzessin Polen?– el alemán miraba algunos registros, la polaca los observaba y se perturba– ¿no cree que los humanos son crueles y egocéntricos?–

Estaban visitando algunas ciudades para hacer ciertas encuestas a la población, en el camino, Alemania disfrutaba de mostrarle a la polaca todas las notas que escribía, iban desde lo más inocente como la descripción de un parque, hasta lo más bizarro, como la descripción de una masacre y tortura.

–es...inhumano, solo eso– la rubia permanecía callada, no le gustaba ver sangre, estaba en contra de matar o dañar alguna vida– podemos parar esto, me siento asqueada–

La de ojos verdes le devolvió la libreta al azabache quien la guardo y espero a que la polaca dijera algo, al ver que no dijo nada suspiró y tomó la palabra.

–nosotros no deberíamos de sentirnos de aquella forma por ver unos simples cuerpos– dijo el alemán mirando el paisaje y escribiendo en la libreta– no somos humanos, nosotros no podemos sentir genuinamente emociones, pero claro, aveces la sociedad nos obliga a hacerlo–

La polaca miró sus manos y alas, amabas algo sucias y con cicatrices.

–¿podemos ir con su padre? Me siento mareada–

07 de noviembre 1939
Berlin, Alemania

Habían pasado algunas semanas desde que Austria y Polonia se conocieron, la relación de ambas era difícil, no se podía describir realmente.

La rubia de ojos verdes, se desmayó el día en el que conoció a la austríaca, duró dos días en aquel estado, hasta que pudo despertar...no se sabe cómo.
Y bueno, a cambiado desde ese instante.

–recuerda los reflejos niña– dijo la austríaca mientras sostenía una espada de madera– no podrás almorzar hasta que puedas pasar la prueba–

La de ojos rojos se alejó un poco y tomó una posición para atacar, Polonia suspiro y miró a la mujer con determinación. Third Reich le había pedido a Austria que entrenara a la rubia y uno de los aspectos a mejorar, son los reflejos.

Cuando la de ojos verdes iba a atacar fue sorprendida por un ladrido, Mozart, la mascota de Oriental y Vichy había regresado hace unos días.
El motivo del ladrido fue simple, Alemania entró al patio.

La polaca y austriaca rápidamente se acercaron para poder saber qué ocurría. La rubia fue la primera en acercarse.

–veo que Prinzessin Polen a mejorado en el entrenamiento, mis más sinceras felicitaciones-

El azabache le sonrió a la rubia, quien se sintió satisfecha, soltó un suspiro al saber la opinión del heredero, por otro lado, a la austriaca realmente no le importó mucho lo que él Alemán dijo sobre la polaca.

–cambiando de tema, Austria, mi padre te a mandado a llamar, no me dio detalles, solo espera que llegues rápido a su oficina–

La de ojos rojos se sorprendió al escuchar, pero su expresión cambió rápidamente, sin dudar salió del patio y fue a la oficina de su líder, no era común que Third Reich, los mandara a llamar, simplemente no.

–suspiró– ¿cómo están sus hermanas?–

En cuanto la mayor se fue, ambos niños soltaron un suspiro y se miraron, en las últimas semanas habían desarrollado una relación más íntima, se podría considerar una amistad.

–lo mismo de siempre, aveces no entiendo por qué se esfuerzan tanto, no es como si mi padre cambiara de opinión–

Ambos niños se sentaron en el pasto, Mozart se acercó para pedir mimos.

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