Nuestra historia~

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Capítulo XIX: der erste pożegnanie

17 de diciembre 1942
Berlín, Alemania

–¿de que hablas Anna?– preguntó la húngara– tu hermano...estuvimos haciendo lo posible por encontrarte– su expresión cambio por una de enojo– ¡esos nazis! ¡Te lavaron el cerebro! Tú no eres así...eres la heredera al territorio polaco, yo te conocí...se que nunca traicionarías a tu madre...–

Irenke era quien hablaba, al parecer esos dos años maduro de forma emocional, mejoró su temperamento y actitud.
Los otros dos niños estaban confundidos y se negaban a hablar, esperaban una respuesta de la rubia, quien seguía manteniéndose firme y con su expresión de odio.

"Matka..." pensó Polonia.

–tu no eres quien para hablar– dijo Polonia– ¿heredera? Preferiría si me dijeras princesa, después de todo, eso es lo que soy– una sonrisa pequeña se formo en su rostro– la princesa Polonia, heredera y segunda al mando del territorio polaco, la que gobernará cuando mi madre muera–

El tono en el que hablaba Polonia parecía de orgullo, codicia, no le importaba si su madre moría.
Irenke bajo su cabeza y negó rápidamente.

–¿acaso no te importa tu madre? ¿Nuestra representante?– preguntó el niño de ojos negros– tal vez nunca te conocí...pero sé que no eres así, los nazis te cambiaron...tú no eres una princesa, solo eres Polonia...¿donde está tu humildad?–

A la rubia se le está acabando lo paciencia, miró al Alemán, quien tenía en mano su arma de fuego, la de ojos verdes se alejó un poco más de los niños.

–eres insoportable– dijo Polonia– todos ustedes lo son–

Sin más, se escuchó un disparo, todos permanecieron en silencio, Alemania se acercó a su asistente, el niño de ojos cafés recibió un disparo en su hombro, intentó hacer presión en la herida y cerró fuertemente sus ojos para evitar llorar.
Era evidente que el alemán fue el responsable del disparo y eso fue algo que los tres niños tuvieron claro desde que se acercó a la heredera.

–es un gusto– dijo el de ojos bicolor– príncipe Alemania, único heredero de Third Reich– el heredero sonrió y miró a los niños– fui el responsable de abrirle los ojos a la amada princesa Polonia–

Ya no parecía una conversación de "niños".

–Anna, deja esta tontería y vámonos–

Dijo la húngara intentando acercarse a su antigua amiga.

Acto seguido la polaca sacó su daga y la apuntó a su cuello, amenazando con acabar con su vida en cualquier momento.

–Polska ¡es el hijo de un monstruo! ¿Sabes cuantos judios y polacos mueren en sus campos cada día?– preguntó el chico de cabello cafe– ¿Solo por no ser de la raza árida o haber nacido alemanes, rubios y de ojos claros?–

El chico fue con Irenke y la apartó rápidamente, mirando con un gran desprecio a los dos niños que llevaban el brazalete nazi.

–si, estoy consiente de ello– dijo sin rodeos Polonia– ¿pero porque me debería importar? No necesito preocuparme por inferiores–

La húngara no pudo contener sus lágrimas ¿que ocurrió con su amiga? En definitiva, ella cambio demasiado, yo no es la chica humilde, respetuosa, solidaria y amable que conoció, ahora solo es una egocéntrica.

–¡¿inferiores?!– preguntó gritando, el chico de ojos cafés y cabello negro– ¡te demostrare que es ser inferior!–

Con la tabla de madera, dispuesto a golpear a Polonia, lanzó la tabla y cuando creyó que la pudo golpear, se dio cuenta que ella misma se protegió con su ala.