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Capítulo XXVII: eine Seele für eine andere

Un alemán estaba sentado en una silla del comedor, estaban desayunador tranquilamente, o eso era la que se creía.

Francia miraba la agenda de su esposo e hijo, al terminar de desayunar debían empezar sus labores por lo que debía estar segura que haría cada uno.

La comunidad europea del carbón y el acero, o cómo algunos lo llaman, Derek, su nombre humano.
Comía su desayuno algo apresurado, tan solo llevaba unos meses desde que fue presentado a la sociedad, pero ya se sentían como años, debía viajar de una a otra punta, desde el sur de Italia hasta el norte de Países Bajos.

Mientras que Alemania era el más calmado de todos, leía el periódico y tomaba su café matutino, nada extraño. Esos días tendría vacaciones, Estados Unidos le permitió centrarse en su territorio, por lo que no tendría que estar en América por ahora.

Las noticias del periódico eran internacionales, iban desde logros en el cine, hasta accidentes, desde levantamientos hasta dictaduras. Algo que ya era normal de ver desde que inició la guerra fría.

Tan solo en las últimas páginas, pudo ver algo que llamó su atención.

"Anna Catalina, hermana menor del representante del territorio polaco se comprometió con el hermano menor de la actual representante húngara, se estima que la boda será en diciembre de este año, en un pequeño pueblo llamado Zamosc. Todos los pertenecientes al bloque comunista expresan sus más grandes felicitaciones y buenos deseos."

Al terminar de leer, Alemania arrugó el papel inconscientemente, su esposa alzo la mirada extrañada ante aquel comportamiento.

–¿estás bien?–

Fue lo único que pudo preguntar, Alemania se veía muy molesto, apretaba en periódico y su taza de café con tanta fuerza que la taza terminó rota y derramando el café negro y amargo en la mano del azabache.

–familia– dijo Alemania sonriendo– en diciembre viajaremos al corazón de europa–

Francia se quedó mirando a su esposo confundida, pero solo suspiró y asintió para luego seguir con su labor, no pasaron más de dos minutos para que llegara un trabajador y limpiara el desastre de café.

Ya habían pasado unas horas desde aquel incidente, Derek fue con su madre mientras que el azabache se quedó en su casa esperando una visita.

Su prima, Vichy.

Se decía que se había suicidado, todo el mundo creía eso. Pero esto fue una simple distracción, dicen los rumores que la Unión Soviética planeaba secuestrar a la pobre chica, pues pensaba que ella sería alguien útil. Francia al saber esto, como medida de último minuto fingió que Vichy se suicido, Alemania llegó a creer esto, de no ser porque hace unos meses Francia le confesó la verdad.

–Deutschland–

Dijo la mujer en forma de saludo, había cambiado demasiado los últimos años, ocultaba sus alas negras, sus ojos azules ahora eran más llamativos, su hermoso cabello fue teñido de blanco y ya no parecía ser alemana, era como si hubiera abandonado sus raíces.

–Vichy, que agradable visita–

Dijo Alemania con una sonrisa, su prima se cruzó de hombros y se quedó mirándolo.

–ve al punto– dijo Vichy– el motivo de tu llamado no fue especificado ¿que ocurre?–

El alemán rio en voz baja, su prima sintió un escalofrío, esa actitud no era normal del chico que conocía.

–necesito que te infiltres...– dijo Alemania– quiero que obtengas información de nuestra familia, lastimosamente toda la información está en "Kalingrado" el actual territorio de la Unión Soviética–

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