Nuestra historia~

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Capítulo XXXII: leer und bedeutungslos

El alemán buscaba desesperadamente entre sus archivos, había un desastre en toda su oficina, papeles, bolígrafos, carpetas y lápices esparcidos en toda dirección.
Habían muchos libros botados y el cuadro del tercer imperio alemán estaba tirado en el suelo.

Se veía desesperado, su respiración era agitado y parecía nervioso, como si su vida dependiera de buscar ese maldito papel.

–no, no, no, no–

Se repetía innecesariamente el azabache, su esposa veía aquella escena con enojo, tenía un ojo morado, como si alguien la hubiera golpeado con demasiada fuerza.

–ella...no pudo desaparecer así como así–

Dijo Alemania, para luego levantarse y mirar un libro pesado con la historia familiar, al buscar ciertas páginas, confirmó sus sospechas.

Su prima Vichy había desaparecido.

Unos momentos de silencio estuvieron presentes, hasta que con fuerza lanzó el libro.
Sus alas se extendieron y su mujer pudo ver cómo la rabia lo consumía.

–¿que le hiciste?–

Preguntó el más alto, sin embargo su esposa seguía firme en su postura y seguía sin hablar, el alemán furioso estaba por golpearla.

Vichy desaparecido hace unas semanas, o bueno, esa no es la palabra correcta.
Su información ya no estaba en los libros de historia familiar, sin embargo ella seguía viva.
Pero al revisar los libros de historia familiar francesa, ella estaba en las páginas, su foto, su nuevo nombre y apariencia estaba ahí.

Su cabello ahora blanco como la nieve, su piel pálida, sus ojos ahora de un azul vivo y lo más importante, la carencia de sus alas negras.

Ella ya no era alemana.
Era francesa.

Antes de que Alemania pudiera golpearla, Francia alzo su mano y detuvo el golpe.

–te prohíbo que me levantes la mano–

Dijo ella en un tono serio, su sola presencia era intimidante.

Francia es de las mujeres más longevas en Europa y por supuesto, de las más respetadas por las hazañas que cometió.

–que te quede claro Alemania, aquí tú no mandas, esta es nuestra casa y ambos somos los jefes de ella, tú no tienes poder sobre mi y nunca lo tendrás. Puede que ahora tengas más influencia que muchos de nosotros en toda Europa y el mundo, pero que eso no te haga creer que puedes mandar sobre mi, yo tomo las decisiones que quiero sin tener que consultarte, no sé te olvide que esto es solo un contrato en el que ambos ganamos–

Alemania con furia bajo su mano, quiera o no, ella tenía razón, ninguno de los dos podía incumplir el contrato, o las consecuencias serían grandes.

Suspirando bajo, Alemania salió del cuarto, no sin antes observar la oficina que estaba hecha un desastre, estaba ofendido, se sentía extraño. Su esposa le mintió.

–tal vez esto no hubiera pasado si mi tío nunca metía la pata–

Se dijo a sí mismo. Esta vida lo tenía cansado, debía ocuparse de todo y no había un momento en el que su mente estuviera trabajando. Tal vez si su tío: La República de Weimar nunca hubiera aceptado el cargo en primer lugar, esto no estaría pasando y la historia sería diferente...

...

¿Verdad?

La polaca estaba escuchando los gritos en la sala, la desesperación, decepción y tristeza, ella no lo comprendía. Parecía que todos los del bloque oriental se pusieron de acuerdo para compartir un sentimiento común.

–esto no es posible–

Dijo una voz femenina, que se veía sorprendida y molesta.

–se suponía que no era posible–

Dijo otra voz, de un chico que parecía más que todo asombrado.

–todo es posible, llegar hasta la Luna no sería la excepción–

Dijo otra voz, gruesa y grave, todos al oír aquella voz se formaron mirando al frente.

La Unión Soviética estaba en casa.

En su mano tenía un periódico arrugado, su cara enrojecía y su semblante más serio que nunca. La polaca al ver esto, corrió hacia su cuarto, no iba a malgastar su tiempo escuchando un viejo mamón que solo motivara a las personas con discursos vacíos.

Hoy, veinte de julio de mil novecientos sesenta y nueve.

El hombre pisó la Luna.

Anna se las ingenió para ver las noticias y oír lo que diría el increíble ganador de la carrera espacial.
Su vestimenta era elegante con un porte fino, se podía ver sus características gafas y peinado. A su lado estaba su esposa y sus dos hijos.
La palabra la tomó el, diciendo el mucho trabajo que tomó, la ayuda que se requirió y los agradecimientos.
Aquel castaño comenzó nombrando a los científicos más importantes, que pasaron al frente junto a sus esposas y sus hijos.

Anna logró sentir un pequeño vacío.

Los humanos se veían tan felices compartiendo sus logros ¿algún día podrá hacer eso de forma sincera?

Aunque algo que llamo su atención fue al último llamado.

"Dominic Hohenzollern"

Ese nombre...Anna volteó a mirar, aquel azabache estaba sonriendo y mirando a su esposa e hijo, se veían como una familia perfecta y hermosa.
Ellos sonreían, estaban abrazados y el niño que ya era más un adolecente, se esforzaba por parecer serio, aunque algunas risas involuntarias se le escaparan.

–Niemcy–

Dijo ella, para ser sinceros, no le agradaba saber que el chico que ama y que la ama a ella, está casado con otra mujer, se siente tan extraño. ¿Acaso eso la obliga a ser la amante? ¿La vuelve una gata rompe hogares? Anna no quiere ser responsable del trauma de ese chico y peleas familiares.

¿Pero Que se supone que debe hacer ahora? No hay opciones, mucho menos soluciones, es un laberinto sin salida donde con cada minuto que pasa se enreda más en el camino.

–quiero volver a sentirme humana...pero no quiero arruinar tu vida perfecta. Niemcy, mientras a ti no te afecta estar o no estar conmigo, en mi caso depende toda mi humanidad y mi salud...¿que debo hacer?–

Pero es como si le hablara al reflejo, sabía que nadie la escucharía. No su propia amiga Hungría, pues ella ya tiene sus asuntos que resolver.

Su hermano y ella a pesar de todo aún están distanciados y el sigue insistiendo en que el alemán fue la raíz de todos los problemas.

No existe alguien en quien se pueda confiar.

¿Porque es tan difícil? Alemania observaba a su hijo, a su esposa y a todos los demás sonreír, estar felices o al menos fingirlo de una forma tan perfecta.
Pero el aún le cuesta hacerlo y aparentar ser feliz, aún le da asco tocar y abrazar a su esposa en público o siquiera demostrar afecto a su hijo.

Parece que no tener humanidad lo afecta de más.

Sus ojos cansados y bicolores no soportaban la luz del sol, no podía mirar bien, debía entre cerrar sus ojos lo más que pudiera.
Debía soportar aquella mala sensación que no le permitía dormir plácidamente.

Es una maldición y lo sabe.

¿Porque a cambio de la humanidad? Aquello que los hace vivos, se va y solo provoca desastres.

Es tan cansado.

Que alguien lo saque de ese horrible lugar y llene su alma en pena, que lastimosamente esta perdiendo el sentido de su vida, por consecuente a no tener humanidad.

Incluso era más suave con ellos, más amoroso y comprensivo. ¿Que debía hacer para volver a ser así?