Lovers Rock | SEUNGIN

➷ Cariño.

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Tarde, Seungmin estaba en su club. Hace unas horas, Felix le había avisado que no estaría, así que sólo conectó dos guitarras.

No estaba seguro de si Jeongin iría a acompañarlo, pero tenía una esperanza.

Siempre estaba feliz cuando lo veía, y lo hizo aún más cuando apareció y no lo dejó esperando demasiado.

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—Hola— dijo el menor mientras se deshacía del peso en su espalda, dejándolo sobre una mesita.

—Hola, Innie. ¿Cómo te fue?

—Medio— respondió antes de desviar la mirada hacia un sobre que estaba al lado en esa misma mesita en la que dejó su bolso. Miró con confusión a Seungmin.
—¿Y esa carta? Es decir, ¿es una carta?

—Sí, lo es— le devolvió la mirada, pero obviamente sonriendo— Adivina para quien es.

—No lo sé, si fuera para mí, me la hubieras dado antes.

—Erraste. Sí es para tí.

—Oh, bueno. Gracias, no me lo esperaba para nada.— la tomó y la empacó en su bolso sin siquiera intenciones de abrirla antes.

Caminó hacia el castaño, sentándose a su lado. Ni tomó la guitarra, sólo se quedó viéndolo por unos segundos.

—Gracias por ese beso en la mejilla, ahora me molestan mucho más.

Seungmin no pudo evitar soltar un quejido. Realmente era molesto escuchar eso.— ¿Quién?

—Todos. Me preguntan mucho más sobre qué tengo contigo.— rodó los ojos— Sólo te falta besarme en los labios para que lo afirmes.

Seungmin se quedó en silencio viéndolo a los ojos, pestañeando a la vez.

—No.

—Bien.— rió y siguió en lo suyo, practicando un poco con la guitarra— En fin, no importa lo que piensen, no me alejaré de tí por una tontería. ¿Tanto te estresa ese rumor?

—No me disgustas, si es lo que piensas. Es sólo que no me gusta ser el centro de atención de nada.

—Ya, y no es la mejor manera, la verdad...

—Bueno, no pasa nada. Podría estar peor.

—Tú y esa frasecita... ¿Qué significa en realidad?

—¿Qué? ¿"Podría estar peor"? Pues que está mal, pero no mucho.

—Ok, ese es un alivio.

Jeongin hizo un gesto de desaprobación antes de girarse para tomar la guitarra, entreteniéndose con ella por varios minutos.

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—¿Estás cansado?

—Un poco, ¿por qué?

—Tengo para preparar palomitas en mi casa.

—Ah, que bien por tí— habló, colgándose su mochila.

—Yang... Sabes a lo que me refiero diciendo eso.

—Sí, lo sé, pero prefiero que seas directo.— lo miró por un segundo, para luego bajar la mirada a su teléfono, y así conectar sus audífonos.

—Bien, sí... ¿Quieres venir conmigo a mi casa? Podemos ver una película y comer palomitas.— se rascó la nuca mientras lo decía. Temía su respuesta.

Jeongin parecía pensativo. Pensó que directamente diría que no y sólo estaba fingiendo intentar llegar a una decisión, pero le extrañó que no fuera así.