➹ Seungmin.

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—No, no entrarás.

—¿Eh? No he dicho nada.

—Pero sigues ahí parado como si esperaras algo a cambio, ¿qué quieres?

El castaño negó con la cabeza repetidas veces, parecía sentirse atacado con tal pensamiento.— No quiero nada a cambio, no sé por qué piensas algo así.

—Ya, sólo dilo. Nadie me haría un favor sin querer recibir algo.

—Hasta te rogué para que aceptaras, es obvio que este no es el caso.

—Ah... Bien. Pues vete.

Seungmin se llevó una mano al pecho, como si aquello que escuchó lo hubiera herido de alguna manera.— De nada, Yang. Nos vemos mañana... ¿Vives solo?— se devolvió sólo para preguntar esto último.

—Sí.

—Y... ¿Harás algo más hoy?... ¿Vas a dormir?

—Probablemente me tiraré a la cama sin ganas de nada.

—Ah, bien.— dió unos pasos tontos que no lo llevaron a ningún lado, ni siquiera lejos de donde estaba parado; la entrada de la casa de Jeongin.

—¿Qué quieres?

—¿Tienes alguna guitarra ahí adentro?

—Mmh, sí— murmuró girando un poco la cabeza hacia un lado, dándole una mirada temerosa al chico— Tengo una.

—Ah... ¿Puedo entrar para verl-?

—No.— entró a su casa y cerró la puerta rápidamente, se escucharon unos pasos adentrarse más al lugar.

—Bue... ¡Buenas noches!

Al día siguiente, Seungmin llegó tarde a su clase de nuevo. Tan, tan tarde, que quedó fuera de la primera clase.

No le quedó más remedio que sentarse en una de las bancas que se encontraban fuera de su salón. El profesor no parecía dar indicios de querer abrir la puerta.

No estaba triste, es más, era como otra experiencia, y aunque la soledad le molestaba, podría decirse que el sonido de toda la universidad llegaba a ser agradable. Los pajaritos cantaban mientras él movía sus piernas de adelante hacia atrás como si estuviera en un columpio, cual niño.
Alzó su mirada hacia el salón que estaba un poco lejos del suyo, el 2A.
La imagen de Jeongin se le vino a la cabeza, fue como un pequeño destello. ¿Será que se le ve por alguna de las ventanas?

Se Inclinó un poco, pero lo único que logró fue provocar que casi cayera al piso.

No tenía otra cosa más que hacer, así que colgó el bolso al hombro de nuevo y se levantó de donde estaba, decidido a caminar en busca del peliblanco.

Corrió en su dirección. Fue visible para todos en su salón gracias a las grandes ventanas, hasta Hyunjin lo notó, no pudo evitar reír al ver a su amigo corriendo.


Cuando se acercó, bajó la velocidad y simplemente caminó hasta llegar frente a una ventana. Nada interesante, formulas en el tablero y muchos chicos anotando en su libreta. Por alguna razón, allí habían muchas chicas, demasiadas. Definitivamente eran la mayoría.
No fue muy difícil localizar al chico, a su vista, destacaba. Estaba usando audífonos, era obvio.

Jeongin movió su cabeza de lado a lado antes de que casualmente esta girara hacia el castaño que estaba fuera de su salón, exaltándose un poco al verlo allí.

Seungmin alzó su mano y comenzó a moverla rápidamente junto a una amplia sonrisa dirigida al menor.

Muchas miradas estaban sobre él, no sólo la disgustada de Jeongin. Si seguía ahí, era seguro que hasta podría llamar la atención de la maestra. Decidió ignorarlo y girar su cabeza a otro lado. «¿Qué se le pasa por la cabeza para venir a llamar la atención de esa manera?».

Lovers Rock | SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora