➹ Recuerdos.

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③⑦

El tiempo no le daba espera a nadie, así que no había nada que Seungmin pudiera hacer al respecto más que aprovechar el tiempo con el chico de quien estaba enamorado.

Debió decirle aquello, que lo de que había entrado a la universidad era mentira, pero si lo hacía, sabía que Jeongin ya no querría ir y echaría a perder todas las oportunidades que tenía lejos de allí. Eso era egoísta, y Seungmin no lo era.

—Nunca te había visto llorar tantas veces en una sola semana, de hecho, nunca te había visto llorar de tristeza... Y sigues diciéndome que no te pasa nada. ¿Qué debo saber?

—Lo único que debes saber es que te amo inmensamente, ¿bueno?

—Pero no entiendo por qué estás así, y nada que quieres contarme. ¿No tengo derecho a saberlo?

Seungmin negó con la cabeza y mostró una sonrisa.— No es nada.— alzó su mano y acarició la mejilla del menor.

—Mmh... Kim, yo también te amo mucho, pero no lloro por eso. Estaré mal.

—No, tú estás bien. Recuerda, estarás bien.— se levantó un segundo de su cama y buscó entre sus cosas, para luego volver a sentarse a un lado de su pareja con un sobre en su mano y otro paquete.

—¿Qué es? ¿Otra carta para mí?

—Exacto, Innie. Toma.

Jeongin tomó el sobre de papel en sus manos, notando que estaba sellado. Antes de que pudiera preguntar, Seungmin habló.

—No lo abras aún, ya sabes que mañana viajas muy temprano, y quiero que la abras cuando llegues a la universidad.

—Huh... ¿No pudiste dármela después?

—No, probablemente no llegue al mismo tiempo, así que quiero que la leas cuando no esté.

Jeongin se quedó con la mirada fija en dicha carta, no sabía por qué, pero sentía en su garganta un pequeño nudo comenzando a formarse. Tenía un mal presentimiento, pero no podía desconfiar de él.

—Min... Tú nunca me mentirías, ¿verdad?

Seungmin se quedó en silencio y bajó la mirada, de forma automática, movió su cabeza de lado a lado.

—¿Cuándo... Cuándo te he mentido? Te amo, y eso es verdad.

—Ya, ya sé que me amas, pero sabes que no me refiero a eso.

Cuando Seungmin volvió a subir la mirada, le mostró una sonrisa.

—¿Piensas que soy egoísta?

—¿Eh?— musitó el otro, negando con la cabeza— Por supuesto que no, no sé por qué lo dices.

—Bien, yo tampoco creo serlo— afirmó el castaño. Ahora, le entregó el otro paquete.

Ignorando que sus ojos estaban a punto de cristalizarse, Jeongin sintió como este sentimiento se calmaba un poco y mostró una sonrisa.

—... Galletas.

—Tus favoritas, ¿no es así?— rió un segundo, acariciando su mano.

—Sabes que me encantan las fresas.

—¿Recuerdas cuando fuimos debajo de ese árbol y comimos galletas? Las mías eran de vainilla.

—Claro, llenaste mi cabello de flores... Fue complicado quitármelas del todo.

—No te imaginas lo lindo que te veías con todas esas flores.

—Que cursi...— susurró antes de recibir un pequeño beso en los labios. Jeongin rió al recordar algo más— Ese día te caíste.

—Sí, caí por tí.

—Ya... Detente— pidió, aunque en verdad se veía feliz.

—Lo siento, pero es verdad— respondió, ahora sacando su teléfono de uno de sus bolsillos.

Jeongin miró sus galletas una vez más, pero decidió que iba a comérselas al día siguiente de merienda. Así que mejor las guardaría.

De repente, una melodía comenzó a sonar de forma fuerte justo a su lado: Era el teléfono de Seungmin.

Se giró hacia él en silencio, y levemente subió una de sus cejas. No entendía por qué tanto volumen.

—Mi canción favorita.

—Esa es mi canción favorita— corrigió el chico de cabello blanco.

—Pero la mía más, porque siempre pienso en la primera vez que la escuché.

—Ja, ni siquiera te dije su nombre y tú lo averiguaste de alguna forma. No lo puedo creer.

—Es que es nuestra canción.— rodeó a Jeongin con uno de sus brazos, apretándolo con poca fuerza para sentirlo cerca.

—Lovers Rock... Es una linda canción, y antes no le daba un sentido tan profundo.— le dirigió la mirada, estaban realmente cerca— Ahora sí.

—Te amo— volvió a afirmar, besándolo en los labios con más intensidad.

› › ›

Pasaron un par de horas, hasta que se hizo de noche. Estaban pasándola bien, pero Jeongin ya tendría que irse a su casa porque no podía trasnocharse demasiado.

Seungmin lo acompañó hasta la salida, aún con su guitarra colgada en él.

—Nos vemos entonces— dijo Jeongin.

—... Claro, amor.— en un segundo, se acercó para abrazarlo de nuevo. Por una razón que sólo él sabía, no podía dejar de abrazarlo en cada minuto.

Jeongin correspondía los abrazos con gusto, pero no entendía por qué Seungmin le daba tanta emoción.

Escuchó como la nariz de Seungmin sonaba antes de alejarse del abrazo y frotarse los ojos.

—Amor... ¿Y si te llevas mi guitarra?

—¿Mmh? ¿Por qué?

—Quiero que- Quiero que la tengas. No podré llevarla porque se me dificulta el transporte, pero como tú vas en bus y tienes menos equipaje, quiero que la lleves.

—Oh, pero iba a llevar la mía.

—Llévate la mía— insistió— No te preocupes por eso, si algo, te compraré una nueva o puedes quedarte con la mía y yo seré quien compre otra.

—Bien... Supongo— contestó un poco dudoso.

—E... Innie... No olvides llamarme cuando llegues a la universidad, ¿bien?— sonrió de manera forzosa— Es decir, cuando llegues y pase un tiempo, llámame.

—Pero, estarás-

—Hazme caso.— al sentir que se iba a poner emocional de nuevo, le dió otro abrazo para distraerlo de que comenzaba a sollozar.— Nos veremos pronto, Yang Jeongin. Descansa, duerme muy, muy bien— susurró.

—... Bien, Kim. Duerme bien tú también.

Antes de dejarlo irse, Seungmin tomó su rostro con ambas manos y le dió un beso con fuerza, pero aún así, bastante dulce. Sus labios se rozaron apenas por encima, pero el castaño lo abrazaba con fuerza y le transmitía sin querer todo lo que pudiera estar sintiendo en ese momento.

Aunque no quería soltarlo, Jeongin se lo recordó.

—Tengo que irme, adiós.

—Adiós, Yang. Te amo.— se descolgó la guitarra de sí y se la pasó a su novio.

—... Yo igual— respondió, recibiéndola y dándose vuelta.

Apenas cerró la puerta, Seungmin se sintió como nunca antes. Se sentía mal por haberle dicho, pero todavía peor porque no lo volvería a ver en mucho tiempo.

¿Que debió hacer, sino? Prefería que Jeongin estuviera bien sin él y con una mejor oportunidad de vida. Si había entrado a esa universidad, era porque es muy inteligente y se lo merece. No iba a quitarle eso.

No importa cuántas lágrimas vaya a derramar en vez de dormir, él sabía que si estaba siendo egoísta con alguien, era con él mismo.

Lovers Rock | SEUNGINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora