Un fuerte suspiro cargado de satisfacción abandonó sus labios cuando los cálidos rayos del sol besaron su poca piel expuesta con avidez. Sus ojitos miel se vieron encandilados por la luz dorada del cielo mientras su cuerpo temblaba de fío, pues a pesar de que los rayos de esa hermosa esfera de fuego quemaban con locura, el viento soplaba fuertes ráfagas de aire helado que le hacía erizar la piel, anunciando que el otoño se había instalado en las tierras de Sirgo.
Las hojas de los árboles comenzaban a teñirse en una tonalidad cálida, y sus ojos apreciaron con amor como los troncos comenzaban a cubrir sus raíces, preparándose naturalmente para las heladas épocas de invierno, dónde una gruesa capa de nieve terminaría por pintar de blanco todo su entorno.
La idea de visitar el jardín de jazmines cruzó por su mente de manera fugaz, mientras se dirigía hacia el salón principal, dónde el trono de los reyes descansaba imponente para ser ocupado por los regentes actuales, Taehyung no podía dejar de pensar en el tiempo transcurrido desde la última vez que vio aquellas preciosas flores blancas; y para su ánimo, que estos momentos no era el mejor, quizás perderse en aquel lugar podría traerle la paz que necesitaba. A fin de cuentas, eso era lo único que le pertenecía en ese palacio. Lo único que tenía dentro de ese nido atestado de ponzoña.
Las últimas dos semanas habían sido duras para él, después de que Hoseok abandonara sus aposentos la mañana siguiente a la coronación, las cosas se tornaron más grises y ásperas que al principio, y aunque el hombre de bonitos ojos verdes lo visitaba con regularidad, no podía dejar de pensar en la idea de que seguía solo. Solo y rodeado de maleza venenosa.
Su cuerpo se notaba débil, el color canela de su piel había adquirido una tonalidad pálida, casi enferma. Los surcos de sus ojos se encontraban hundidos, y las manchas negras no parecían querer abandonar su rostro. Todas esas noches que pasó en soledad y absoluto encierro en sus viejos aposentos, no había podido pegar el ojo, se mantenía siempre atento y con la mirada clavada en la madera de la puerta, esperando a que cierto pelinegro irrumpiera en el lugar para obligarle a pasar la noche con él.
Estaba aterrado.
Lamentablemente y para el colmo de sus males, ese día en particular debía hacer su primera aparición oficial como Rey de Sirgo, prestando su imagen "desaliñada" para el retrato real; a diferencia del que pintaron posterior a su boda, que básicamente constató en un encuentro fugaz entre Jungkook y él, para que el artista pudiera marcar sus siluetas en el lienzo; está vez parecía que el monarca azabache estaba empeñado en empalmar sus horarios con los del doncel. Como si realmente le interesará pasar el mayor tiempo posible a su lado, cuando el pasado, esté rehuía de su compañía a toda costa. Ese cambio en su actitud le estaba dando jaqueca a Taehyung, provocaba que sus nervios se enloquecieran, y el miedo de estar tanto tiempo en presencia del otro le incitara a morderse las uñas. Entre otras cosas...
Era frustrante.
Así mismo, también había recibido un montón de presentes por parte de su esposo, pues durante su encierro este se encargó de atiborrarle la habitación de hortensias, crisantemos y camelias, las bonitas flores que brotaban en esta época del año. También había enviado baúles repletos de sedas preciosas, y una modista para confeccionarle nuevos trajes; trajes que hasta la fecha no había podido ver, pues todos fueron guardados en la habitación que se suponía debía ocupar. Hubo dulces, joyas y un fin de artefactos más como si realmente quisiera cortejarlo, algo que le pareció absurdo, pues ya estaban casados, y cuando estuvo soltero, en el poco tiempo que duró su compromiso, el azabache jamás fue tan diligente con la causa.
¿Por qué de repente parecía tener una afición por obsequiarle cosas?
Recordar aquello provocó que el castaño rodará los ojos al cielo, y para su desgracia, cuando menos se dio cuenta ya había llegado al salón principal, donde Jungkook lo esperaba de pie frente a su trono con un traje en tono blanco, pues al parecer había terminado su luto, y los colores vivaces volvieron a formar parte de su guardarropa.
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FATE
Fanfiction¿La venganza es tan dulce como dicen? ¿Cómo pudo un corazón tan puro llenarse de tantas espinas? En un mundo donde ser un doncel es considerado antinatural; el apuesto príncipe heredero de un reino en desdicha, se ve obligado a contraer matrimonio c...