Segundo Encuentro

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El viento soplaba tranquilamente, mientras el sol iluminaba cada rincon qué podía. Izuku y compañía se encontraban caminando rumbo hacia su siguiente destinatario, todo parecía ir relativamente normal, si no fuera porque Izuku y Aether estaban sudando, ¿la razón? Ya llevaban más de medio kilómetro recorrido y aunque uno se preguntara del como podían estar así, la verdad es que solo aquéllos qué se cansan hasta por solo dar un paso entenderán.

A pesar de que Izuku era atlético en cierto modo, parecía ser que en cuanto a activad cardiovascular no era su punto más fuerte que digamos. En cuanto a Aether, él no era de caminar tales distancias, por lo que si o si tendría que adaptarse, a fin de cuentas el solo ver la distancia de este mundo desde un punto alto, el tener unas piernas resistentes iba a ser esencial para todo tipo de viajes.

Por el lado de pequeña amiga, ella iba joya, como flotaba, no se tenía que preocupar por el más mínimo cansancio, lo cuál hizo que ambos jóvenes sintieran envidia. Por el lado de los mayores, siendo Diluc y Jean, ellos iban bastante normal, parecía ser qué ellos eran los que más experiencia tenían en cuanto a caminatas super largas, ya que desde que había empezado la travesía, ni siquiera una gota de sudor les había caído de la frente, solo Izuku y Aether eran los que la tenían difícil.

No... me molestaría... descansar un poco...-Aether habló entre cansancio y algunos jadeos.

Ánimo... ya falta poco... échale ganas...-Izuku respondió de la misma forma, tratando de see optimista en cuanto a que ya estaba super cerca de llegar.

Paimon veía a ambos con incertidumbre, aunque en cierto modo sus expresiones hacia qué riera silenciosamente para que Izuku y Aether no le reclamarán.

Ni siquiera sabían cuantos pasos habían dado, pero si o si los dos estaban seguros que ya habían dado más de 20,000 pasos, pero al final habían llegado al lugar acordado, un lugar que se hacia llamar el Viñedo del Amanecer.

El lugar en si era bastante pequeño, ya que lo que más hacia resaltar al lugar era una casa algo grande y otras más pequeñas qué rodeaban el lugar.

Nada más al llegar al lugar, Izuku y Aether pudieron tomar un buen merecido descanso, sus jadeos eran audibles, pero parecía que un pequeño descanso sería más que suficiente para poder estar como nuevos.

Bien, hemos llegado aquí, pero parece que el bardo todavía no ha llegado.-Diluc habló de brazos cruzados.

Y como si fuera por obra del destino o del guión, Venti había llegado al lugar segundos después de que dijera eso.

Disculpen la tardanza, pero hubieron unos pequeñísimos inconvenientes, pero ya estoy aquí.-Venti habló con una pequeña sonrisa.

Luego de que dijera eso, dejaron qué el peliverde y el rubio recuperarán el aliento, para finalmente poder hablar sobre las lágrimas qué encontraron.

Bien, ahora que todos estamos reunidos, hablemos sobre los cristales reunidos.-el bardo comentó.

En eso, Izuku procedió a sacar los tres cristales qué habían encontrado, siendo un total de tres lágrimas cristalizadas qué brillaban con bastante intensidad, reluciendo la impureza de éstos.

El solo verlos hace que me abrume... pobre Dvalin, ha de estar sufriendo bastante.-el tono de voz del bardo fue con amargura, pero había qué proseguir.

Volviendo al tema, hagamos qué estos cristales sean purificados, así que, ¿podrían hacer los honores?-preguntó viendo a los dos forasteros.

Con esa petición hecha, como sucedió la primera vez, los cristales pasaron de tener aquél color rojizo a uno azul, siendo el color del propio mar, ahora la pureza imbuia los cristales.

Las Memorias Perdidas De Un Héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora