Adeptus

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El tumulto en Liyue se intensificaba con cada paso que daban los tres héroes. El eco de las conversaciones apresuradas y el repiqueteo de las botas de los guardias resonaban en las calles, creando una atmósfera cargada de tensión. Los interrogatorios se sucedían a la velocidad del rayo, cada individuo que había presenciado el fatídico Rito era sometido a las preguntas incisivas de los guardias. Pero entre la multitud, el trío protagonista avanzaba sigilosamente, esquivando las miradas inquisitivas y manteniéndose un paso adelante de sus perseguidores.

Las sombras de las estrechas callejuelas ofrecían una protección temporal mientras los héroes se aventuraban a través del corazón palpitante de la ciudad, siendo guiados por el Fatui. A cada esquina, podían sentir la urgencia de la persecución, y la necesidad de desentrañar el misterio se volvía más apremiante. La huida no solo era física, sino también un intento desesperado de escapar del juicio injusto que pendía sobre ellos.

"Por aquí."

La voz de Nobile resonó en un tono bajó, mientras les hacía señas al trío para que lo siguieran. El sigilo estaba yendo bastante bien, cada vez más parecía que estaban por llegar al lugar mencionado. Tras haber subido incluso algunos edificios con tal de evitar a los guardias a toda costa, finalmente habían llegado al tan anhelado lugar.

Puf... bueno, aquí estamos.-Nobile habló, mientras al frente del trío estaba la entrada al lugar quienes jadeaban ligeramente.

El Banco del Reino del Norte...-Paimon habló sorprendida.

Viéndolo de una manera más "normal", si luce como un laberinto si uno viene a pie.-Izuku dijo, viendo que en definitiva, era confuso llegar aquí a pie.

Este banco en Liyue fue abierta por Snezhnaya. Aunque Liyue es el centro de comercio más importante de Teyvat, nuestro reino también es prospero.-comentó el Fatui.

Ya veo, así que los países pobres no pueden darse el lujo de tener diplomáticos qué se burlen de los Caballeros frente a sus narices.-comentó Paimon de brazos cruzados, mientras Nobile solo rió.

Bueno, permitime darles esto.

En eso, el Fatui sacó lo que parecía ser una dos artefactos qué le dió a Izuku y Aether, quienes tenían unas miradas de curiosidad.

Esto es...-decía con algo de sorpresa para luego ser interrumpido por el Fatui.

¿Quien sabe? Con el dinero podrás comprar cosas, pero no una buena reputación.-dijo.-En términos simples, este es un amuleto para que los "poderosos e iluminados Adeptus" no puedan hacerte daño.

¿Adeptus?-Paimon comentó  desconcertada.

Saliendo por el norte de la ciudad, al oeste de la Llanura Guili, hay un bosque de piedra llamado Desfiladero Jueyun. Los habitantes de Liyue creen que son los aposentos de los Adeptus.-explicó.

¿Una leyenda?-Aether preguntó.

Así es. Creen en esa leyenda, así que solo se atreven a ir a las afueras a hacer sus ofrendas a los Adeptus, no se atreven a adentrarse en el Desfiladero Jueyun.-explicó Nobile.-Pero yo no necesito "creer" en ello, porque sé que los Adeptus existen en el Desfiladero Jueyun.

Parece que la red de inteligencia de los Fatui es útil... ¿Y que quieres que hagamos cuando encontremos a los Adeptus?-preguntó Paimon.

Bueno, mi pequeña amiga flotante, hay muchas razones por las que los mortales buscan la bendición de los Adeptus. Fortuna, salud, amor... pero lo que ustedes harán es pedir justicia.-explicó Nobile.

Ahora entiendo.-decía Izuku viendo el artefacto con intriga.

Las Siete Estrellas enviaron al Ejército de las Mil Rocas a buscar al asesino entre los asistentes de la ceremonia. Pero la pregunta aquí es, ¿pueden los humanos realmente matar a un dios de la guerra capaz de arrasar con ejércitos enteros? Rex Lapis no renunció a sus poderes divinos...-dijo, sonando algo serio.-Una acción así de torpe no está al nivel de las Siete Estrellas... me parece sospechoso si me lo pongo a pensar...

Las Memorias Perdidas De Un Héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora