Retiro

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La calma envolvía todo Liyue, las aguas danzaban al ritmo de una brisa suave, mientras el cielo azul se extendía despejado. La tempestad había cedido, todo llegaba a su fin, finalmente... Donde antaño yacía el sitio del sellado del Señor del Vórtice, bajo las majestuosas lanzas de roca, ahora solo quedaban los vestigios de lo que alguna vez fue...

Los rayos solares iluminaban la Cámara de Jade, mientras en el centro yacía un joven que peliverde miraba el cielo, esbozando una enorme sonrisa, a la vez que sus ojos esmeralda eran reflejados por los rayos solares.

Alrededor de él estaban las personas que lo habían acompañado en esta batalla, Ninguang, Keching, Ganyu, los Adeptus, y sus dos amigos, Aether y Paimon.

De... De verdad lo consiguió...—Ganyu habló, su voz entrecortada por lo que acababan de ver, sumado a la confirmación de Escultor de la Luna.

Sus ojos púrpura se centraban directamente en el peliverde, hasta que sus ojos vieron que sus guanteletes, así como sus brazaletes rojos, estaban algo dañados, era como si durante el combate hubieran hecho de protección y absorbieran una parte del daño.

Sus brazaletes se desactivaron y se transformaron en una pulsera, dejando ver lo hinchado que estaban.

La preocupación no tardó en hacer presencia, y más cuando Izuku gruñó ligeramente con molestia al tratar de moverlos.

Tsk... Era como lo suponía...—musito Izuku para luego suspirar en aceptación.

¿Te encuentras bien?—Keching preguntó con preocupación, acercándose al peliverde para arrodillarse y delicadamente tocar su brazo derecho, sintiendo la rigidez y tensión de este.

Si... Eso creo, creo que me rompí unas fibras musculares... Nada más eso...—Izuku respondió, mirando su brazo  derecho y luego el izquierdo con una mirada tranquila, para luego volver a sonreír.—Pero es un pequeño precio a cambio de la salvación de Liyue y la Cámara de Jade, ¿no crees?

Keching se le quedó viendo por unos segundos, mientras sus ojos amatista oscuro miraban directamente a los de Izuku para que estos brillarán, y ella solo sonriera ligeramente.

Si... Supongo que lo es.

Después de que ella dijera, Ganyu se le acercó para que entre las dos levantarán el torso del peliverde y este ahora estuviera sentado, sus verdosos ojos rápidamente vieron a Aether y Paimon quienes le sonreían con honestidad y admiración, como si le estuvieran diciendo "bien hecho".

Luego de eso, Ninguang y los Adeptus platicaron sobre lo sucedido, mientras Keching y Ganyu cuidaban a Izuku por un rato, ahora él descansaba en el regazo de Ganyu, mientras Keching le daba un ligero masaje en sus brazos para aligerar aunque sea la tensión y la rigidez un poco, no era mucho, pero esto era su forma de agradecerle al joven por lo que hizo, aunque Izuku se negara rotundamente y diera excusas con tal de que ellas no lo cuidarán, al final se resignó y aceptó.

Ganyu jugaba incluso con su cabello, parecía incluso que se sentía cómoda, mientras Keching disfrutaba del tacto de sus manos con su piel, aunque cuando tocó sus manos con la suya, vió con curiosidad las cicatrices de sus manos, parecían qué ya tenían bastante tiempo.

Oye, Izuku, ¿que son esas cicatrices?—preguntó curiosa para que Izuku viera sus manos.

Yo... No tengo idea la verdad, pero supongo que me las habré hecho en el pasado.—respondió.

Algo extrañada por su respuesta, Keching no indagó más y siguió con lo suyo. Izuku vió de reojo sus manos unas vez más para solo decir en su mente: "cicatrices del pasado que algún día sabré como las tuve..."

Las Memorias Perdidas De Un Héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora