Liyue

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La noche aún era joven para cierto peliverde y cierta castaña que finalmente habían decidido dar un paso más a su relación. A pesar de que iban a estar separados por un largo tiempo, la promesa de que iban a volver a juntarse perduraría por el tiempo que fuera necesario.

Solo por una y una última vez, Izuku y Lisa pasaron la noche con una última cita, una que para los dos sería especial, yendo de un lugar a otro, sujetando la mano del otro y riendo como una pareja que aparentaba llevar tiempo conociéndose aunque la realidad fuera totalmente distinta. Cada rincón de la ciudad se volvía un recuerdo, cada risa compartida un tesoro que guardarían en sus corazones durante la separación que se avecinaba.

El murmullo de la ciudad, la luz de las farolas y la complicidad entre ambos creaban un escenario mágico. En este último encuentro antes de que sus caminos tomaran direcciones distintas, se aferraban a la conexión que habían construido. Las palabras se volvían innecesarias, ya que sus miradas y gestos hablaban un idioma propio, uno que solo ellos entendían.

La noche avanzaba, pero ellos la vivían intensamente, conscientes de que este capítulo llegaba a su final momentáneo. Con cada paso, se despedían de manera silenciosa, dejando que el último abrazo estuviera a punto de sellar una historia que, aunque pausada, continuaría en el susurro de sus corazones hasta el momento en que se reencontraran.

"Te estaré esperando pacientemente... espero y les vaya, y por lo que más quiero, ten cuidado..."

"Yo también estaré esperando pacientemente... y tranquila, estaré bien, mientras yo me siga parando, seguiré".

El silencio se prolongó por unos segundos, pero era más que suficiente para explicar lo mucho que se tenían que decir el uno otro. Bajo el manto de estrellas y la suave y brillante luz de la luna, un beso, un último y especial beso íntimo entre los dos fue el culminante de esta especial cita que sería recordada a base de sueños y recuerdos...

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En la fecha predeterminada, el día emergió suavemente, la mañana desplegó sus alas sobre la ciudad de Mondstadt. Los rayos del sol, como siempre, acariciaban con calidez los edificios y calles de la urbe, pintando con suavidad la escena con matices de violeta.

"¡Apresúrense, que estamos contrarreloj!"

Exclamó una voz femenina, aguda y un tanto infantil, pero cargada de emoción y cierta desesperación, resonando a la entrada de Mondstadt.

"¿No se te olvida nada? Habla ahora o calla para siempre".

Preguntó una voz masculina. Su tono era tranquilo y entusiasta, buscando asegurarse de que todo estuviera en orden.

"Tranquilo, me aseguré al menos 3 veces de que no se me olvidara algo".

Respondió otra voz masculina. Su tono era amable, tranquilo y alegre, pero lo más notable era la emoción que se percibía en sus palabras.

La sombra envolvía los rostros de los tres, creando un misterioso velo que ocultaba sus rasgos. Sin embargo, al dar un paso adelante, la luz del sol se filtró a través de las siluetas, revelando detalles únicos. Se podía apreciar el resplandor del cabello blanco de uno, el brillo dorado del cabello de otro, y el tono verde oscuro distintivo del tercero. Cada hebra de cabello parecía cobrar vida bajo la cálida iluminación del sol matutino.

Las características de cada uno se destacaban con claridad; el individuo con el cabello verde oscuro, por un breve instante, resguardó su rostro de los rayos solares con su mano izquierda. Después, al apartarla, una suave brisa jugueteó con cada hebra de su cabello, desplazando también su máscara y la capa amarilla que llevaba.

Las Memorias Perdidas De Un Héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora