Proxima Parada

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Un profundo silencio envolvía el entorno, solo roto por el susurro suave de la brisa que acariciaba el césped, haciendo que las hojas de los árboles se movieran con delicadeza de igual forma. El cielo estaba adornado por nubes que se desplazaban con gracia, y las estrellas, en compañía de la luna, iluminaban la escena nocturna, creando una atmósfera de paz y quietud que se extendía por el aire y por todo Teyvat.

Izuku y Aether se hallaban sentados en las cercanías de un precipicio que les brindaba una vista serena y hermosa de Liyue. Habían salido recientemente de la cueva, y tras una serie de eventos inesperados, Aether, sintiéndose más afectado, deseaba reflexionar sobre el encuentro sorpresa con su hermana y las revelaciones que esta había traído consigo. La quietud del lugar ofrecía el escenario perfecto para la meditación y la contemplación.

Al lado de los dos estaba Paimon, su guía, quien, igual como Izuku, estaba preocupada por el rubio, sabían que esto había sido demasiado para él, después de todo, todo había sido en un parpadeo. El silencio no se prolongó por más cuando Izuku fue quien decidió romperlo de una vez.

¿Estás bien? Estoy seguro que el saber que tu hermana esta del lado del Abismo debió haberte afectado.—dijo el joven.

Izuku también había sido afectado en cierto modo, estaba pensando demasiado lo que Dain había dicho sobre los dioses, y lo que la hermana había dicho, era algo que lo estaba teniendo en la cuerda floja, pero simplemente dejó de pensar en ello por el momento, sobrepensar no iba a traer nada más que estrés, era un tema que iba a dejar a un lado por el momento.

Si, estoy bien, aún así no puedo creer que haya dicho eso...—respondió Aether algo cabizbajo, además de tener un tono desanimado.

Vamos, Aether, no te deprimas, recuerda que lo que tu hermana dijo.—habló Paimon, haciendo que el rubio alzará un poco la mirada y el recuerdo de su hermana diciendo que se volverían a ver cuando el viaje llegara a su fin, pasó de forma fugaz.

Es cierto, además, estoy seguro que tu hermana quiere que estés preparado para afrontar lo que hay al final, recuerda que un combatiente tiene que estar preparado mentalmente y físicamente para poder progresar.—dijo Izuku, hablando desde una perspectiva más realista y honesta, pero que a la vez que era motivadora.

Las palabras del joven eran ciertas, aunque lo curioso aquí era que Izuku hablaba como si él hubiera experimentado eso, aunque no lo pareciera, lo cuál era extraño.

El hermano alzó más la cabeza y poco a poco empezó a entender lo que ambos dijeron, tenían demasiada razón, aún había varias cosas por aprender y crecer como aventureros y guerreros.

Gracias, chicos.—Aether habló suavemente para luego mirar a ambos con una pequeña sonrisa, se sentía mejor y en cierto modo, estaba agradecido de tener a ellos dos como amigos, dispuestos a ayudarlo en este tipo de situaciones.

Los dos solo devolvieron la sonrisa, sintiéndose alegres de que su amigo estuviera de vuelta y no sobrepensara demasiado lo sucedido.

Tenemos a una divinidad y recuerdos por encontrar, así que la travesía será larga.—dijo Izuku, para que los dos asintieran.

Bien, hasta ahora hemos descartado dos dioses, los Arcontes Anemo y Geo. Así que ahora sigue...—decía Paimon.

Es hora de hacerle una visita a la Arconte Electro.—añadió Aether, siendo Inazuma su siguiente parada.

¡Correcto! Pero... Zhongli ya lo ha dicho, es una nación cerrada, por lo que tenemos que encontrar un modo de entrar.—dijo Paimon pensativa.

Hemos estado por varios días tratando de encontrar un modo, pero nada, cada día que tenemos es ridículamente peligrosa, o de inútil.—Izuku dijo con decepción, de verdad que esa diosa no quería a nadie.

Las Memorias Perdidas De Un Héroe Donde viven las historias. Descúbrelo ahora