CAPÍTULO 5

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Narra Alessia

Charlotte me mira con una sonrisa cómplice mientras continúa sirviendo el vino. Su risa suave llena la habitación, creando un ambiente relajado en medio de la tensión que parece persistir entre Elliot y yo.

—Podrías haberme avisado que vendría el seudo agente —le reprochó a Charlotte mientras recibo la copa de vino con gratitud.

Ella me responde con una sonrisa traviesa—. Sabía que no habrías venido si te lo decía.

—Probablemente habría pensado dos veces antes de venir, pero al menos estaría preparada para enfrentar al señor arrogancia —confieso, sosteniendo la copa de vino con una sonrisa maliciosa en los labios.

No puedo negar que Elliot es un hombre de una apariencia física impresionante. Su rostro esculpido con precisión es un verdadero espectáculo para los ojos. Cada rasgo parece haber sido meticulosamente diseñado para atraer la atención y dejar una impresión duradera. Es una combinación intrigante de masculinidad y encanto que, a pesar de su actitud desafiante, resulta imposible de ignorar.

Tiene una mandíbula marcadisima que resalta su perfil, con una barba de unos días que aporta un toque de rudeza irresistible. Sus labios, finos pero bien formados, sugieren un aire de sofisticación y sensualidad.

Es el tipo de hombre que podría tentarte a pecar y cumplir todas tus fantasías más oscuras.

—¿Podrían al menos intentar llevarse bien? Son nuestros padrinos de boda, después de todo —dice Charlotte, tratando de mediar entre nosotros.

—Por ti, mi vida, lo intentaría todo... Pero si él me provoca, no me quedaré callada.

Charlotte asiente con una mirada de comprensión y cariño—. Lo sé, amiga. Sé que  no te dejas intimidar por nadie. —bebe de su vino y agrega. —¿Y qué piensas de Elliot? —pregunta Charlotte, observando mi expresión con curiosidad.

—Debo admitir que su actitud desafiante me sorprendió —confieso, llevando la copa de vino a mis labios y saboreando su delicioso aroma—. No esperaba que alguien pudiera ser tan arrogante y, al mismo tiempo, tan atractivo.

La cena está lista, y los cuatro nos sentamos alrededor de la mesa para disfrutar de la comida. El ambiente es agradable, con el suave resplandor de las velas creando una atmósfera íntima.

—Esta comida se ve deliciosa, Charlotte. ¿Tú la cocinaste? —pregunta Elliot con un tono de sorpresa, mientras examina su plato con interés.

Charlotte asiente con orgullo—. Sí, la preparé yo misma. Aunque mi amiga aquí me dio la receta y me guió cuando necesité su ayuda. —me mira con una sonrisa con complicidad.

La cena continuó, y la conversación entre los cuatro se desenvuelve en una mezcla de humor y tensión palpable. Dylan y Charlotte comparten anécdotas sobre su relación, sus planes de boda y su vida juntos, mientras que Elliot y yo intercambiamos miradas desafiantes y sarcásticas.

Después de unas dos horas decidimos que era hora de dar por terminada la velada, Dylan y Charlotte nos acompañaron hasta la puerta, despidiéndonos con mucha amabilidad y cariño.

Elliot me mira con una sonrisa desafiante.

—¿Qué? —pregunto en tono seco.

Hace una ademan con su mano —Esperaré a que te vayas primero, no quiero otro choque en mi auto.

No dejó que su comentario me afecte y le devuelvo la misma mirada desafiante. —Más bien, yo debería esperar a que tú salgas primero —le respondo, mientras camino hacia mi auto. Me giro y le dedicó una sonrisa burlona. —¿Dónde aprendiste a conducir? —encogí los hombros en señal de indiferencia—. Digo, para que cierren ese lugar.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora