Alessia
Tres meses después...
Nos encontramos en una escapada de ensueño, sumergidos en la serenidad de una playa tranquila en Maui, Hawái. El sol irradia su luz sobre nosotros, pintando el cielo con un azul radiante, mientras las olas crean un ambiente relajante.
Salgo de la acogedora cabaña con un cuenco rebosante de fresas en la mano, y me acerco a Elliot. Él levanta la vista de su libro con curiosidad al verme llegar a su lado.
—¿Qué traes ahí? —me pregunta con una sonrisa, mientras me acomodo sobre él.
Con una sonrisa cómplice, le ofrezco una fresa, deleitándome al observar la expresión de placer que se dibuja en su rostro al saborearla.
—¿Antojo de fresas? —comenta, pasando la punta de la lengua por sus labios, y yo asiento sin dejar sus labios.
—A la bebé le encantan las fresas. Siente como se mueve. —murmuro tomando una de sus manos y la acomodo en el lugar donde está pateando.
Sus ojos brillan con emoción mientras deposita un beso en mis labios, marcando así nuestro momento de conexión. Se muestra más relajado que nunca, su semblante irradia la calma y la felicidad de estos momentos de tranquilidad y desconexión. Ha sido un largo camino desde aquellos días en el hospital, pero aquí estamos, más unidos que nunca, ansiosos por la llegada de nuestra pequeña.
—Estarás ahí para verla nacer, ¿verdad? —pregunto, buscando la seguridad en sus ojos.
Elliot asiente con determinación. —Por supuesto, no me perdería ese momento por nada del mundo. Estaré a tu lado, sosteniendo tu mano y compartiendo cada segundo de ese momento tan especial.
—Tendremos una niña hermosa —susurro, dejando que mi voz se pierda en el murmullo del mar.
Elliot sonríe, su mirada está llena de ternura y amor. —Será tan hermosa como su madre —responde, sus ojos brillando con una intensidad que refleja su emoción y anticipación.
—Mientras tenga tus ojos.
Elliot sostiene mi mirada con ternura, sus ojos verdes reflejando una mezcla de emoción y afecto. Una suave brisa marina juega con sus cabellos, y sus labios curvan una sonrisa que ilumina su rostro. Con delicadeza, acaricia mi mejilla con el pulgar, transmitiendo su amor en cada gesto.
—Y tu sonrisa —añade, con voz suave pero llena de convicción, mientras una mano se desliza para entrelazar nuestros dedos en un gesto de complicidad por sobre mi vientre.
Sus palabras, cargadas de promesas y esperanza, resuenan en mi corazón, haciendo que cada latido sea una melodía de amor compartido. En este momento, en este lugar idílico, sé que nuestro amor es más fuerte que cualquier obstáculo, y que juntos, seremos capaces de enfrentar cualquier desafío que el futuro nos depare.
Me aferro más a Elliot, disfrutando de la calidez de su abrazo.
—¿Te imaginas cómo será cuando estemos los tres juntos? —pregunto, dejando que la emoción inunde mi voz.
Elliot asiente. —Será increíble. Verla crecer, enseñarle todo lo que sé, ser testigos de cada uno de sus logros y compartir sus alegrías y tristezas. Seremos una familia, mi amor, y no puedo esperar a que nazca, estoy ansioso —declara, con un brillo de determinación en sus ojos.
Mis labios se curvan en una sonrisa radiante. No puedo evitar sentirme emocionada ante la perspectiva de construir una vida junto a Elliot y nuestra pequeña. Juntos, enfrentaremos cualquier desafío que se cruce en nuestro camino, fortaleciendo nuestro amor con cada obstáculo superado.
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Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]
RomanceAlessia es lo último que Elliot necesita, y él es la última persona en la que Alessia pensó que se vería involucrada.