CAPÍTULO 39

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Elliot

El sonido de disparos resuenan en el aire mientras avanzamos por el oscuro almacén, los agentes tácticos siguen mis instrucciones al pie de la letra. La misión es desmantelar la red de tráfico de armas está en su punto álgido. La adrenalina corre por mis venas mientras me muevo entre las sombras, mi equipo siguiéndome de cerca.

—Elliot, tenemos movimiento a la izquierda. ¿Orden de fuego? —preguntó Dylan a través del comunicador.

—Espera, mantén la posición. Necesitamos confirmar la identidad de los objetivos antes de abrir fuego —ordeno, mi mano ajustando el auricular.

Los destellos de la linterna iluminan el almacén, revelando cajas de armas y mercancía ilegal. Sabemos que esta operación era crucial, y cualquier error podría tener consecuencias devastadoras. De repente, escucho un murmullo sospechoso a unos metros de distancia.

—¡Dylan, avanza con cautela! —ordeno.

El estruendo de la metralla retumba en mis oídos mientras nos infiltramos en el almacén abandonado, un bastión de actividad clandestina vinculada al tráfico de armas. Mi pulso late al ritmo de la adrenalina, y mis sentidos están en alerta máxima. El equipo táctico se mueve con precisión, sus siluetas fantasmales deslizándose por las sombras.

—Equipo, mantengan la formación. Entraremos en tres, dos, uno... ¡Avancen! —ordeno a través del auricular, la tensión en el aire es palpable.

Nos abrimos paso por el almacén, enfrentándonos a la resistencia de los traficantes que protegen su lucrativo negocio ilícito. La furia de los disparos resuenan en el aire, y el eco de nuestras propias armas se mezcla con la cacofonía. Enfrentamos una lluvia de balas, cada uno de nosotros un engranaje crucial en la maquinaria del operativo.

De repente, una explosión cercana nos lanza al suelo. La humareda y el caos nos envolvieron. A través de la bruma, vi figuras hostiles moviéndose rápidamente hacia nosotros. La operación se está complicando, pero mi entrenamiento me impulsó a mantener la calma.

—¡Equipo, mantengan sus posiciones! —grito, intentando comunicarme a través del caos reinante.

Las ráfagas de disparos continúan, y mis órdenes son apenas audibles sobre el estruendo. En un momento, el sonido de un disparo cercano resuena mi oído. Un impacto como un puñetazo me alcanza en el abdomen. El mundo se vuelve borroso mientras mi cuerpo cae al suelo.

Mis manos instintivamente van a mi abdomen, sintiendo como se humedecen con la sangre. El dolor punzante se apodera de mi cuerpo. Intento levantarme, pero las piernas no me responden. La oscuridad amenaza con envolverme.

—¡Elliot, no! —escucho a Dylan gritar, su voz distorsionada. —¡Agente herido, necesitamos evacuación inmediata! —ordena Dylan a través del comunicador, su voz cargada de urgencia.

El dolor agudo irradiado desde la herida. Mis manos instintivamente se aferran al área afectada, sintiendo la humedad caliente que se filtra entre mis dedos. Trato de hablar, pero las palabras se atascan en mi garganta.

—¡Necesitamos evacuación médica inmediata! —ordena Dylan, mientras el equipo proporciona cobertura para nuestra retirada.

Mis sentidos se desvanecen mientras el equipo lucha por abrirse camino fuera del almacén. Las luces parpadean en mi visión periférica, y los sonidos se vuelven distantes.

—¡No te rindas, Elliot! ¡Mantente con nosotros! —exclama Dylan, arrodillándose a mi lado.

Los compañeros de equipo responden al ataque, pero yo estoy atrapado en mi propio mundo de dolor y confusión.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora