CAPÍTULO 37

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Alessia

—Alessia, ¿tú... quieres hijos? —su voz suena llena de expectación, como si el destino de nuestra relación dependiera de mi respuesta.

Mi mente se sumerge en un mar de pensamientos. Mi dedo se desliza suavemente sobre su piel, buscando una distracción ante la intensidad del momento, sabia que este momento llegaría en algún momento después de mi comentario de hace un rato.

—Si la persona con la que me case quiere tener hijos, estaría abierta a la posibilidad. Pero si no es así, también estaría bien sin ellos. —mi respuesta sale más tranquila de lo que esperaba, intentando restarle importancia.

Entonces, es mi turno de preguntar. Mi mirada busca la suya con curiosidad, tratando de descifrar qué pasa por su mente.

—¿Y tú? —mi voz apenas es un susurro, cargado de interés, esperando su respuesta.

Elliot levanta la vista, sus ojos verdes reflejando la indecisión que lo consume. Su mirada se desvía por un momento, como si buscara respuestas en algún lugar perdido en el horizonte.

—No... no lo sé. Nunca me lo he planteado realmente, pero supongo que sería más un no que un sí. —sus palabras flotan en el aire, cargadas de dudas y reflexión. —¿No estarías resentida con él por no querer tener hijos? —su pregunta es directa, cargada de preocupación por el futuro incierto que vislumbramos.

Sacudo la cabeza con determinación, dejando claro mi sentir. —No.

La maternidad no es un tema que me quite el sueño, y no me siento incompleta sin la perspectiva de tener hijos. Siempre he creído que la realización personal no está limitada por la capacidad de procrear. Hay tantas formas de encontrar sentido y plenitud en la vida, ya sea a través del trabajo, del amor, de las relaciones humanas o del desarrollo personal. La idea de la maternidad puede ser hermosa y llena de significado para muchos, pero para mí, la esencia de la feminidad no está definida por la capacidad de engendrar. Creo firmemente en el derecho de cada mujer a elegir su propio camino y encontrar su propio propósito, ya sea como madre o en otros roles igualmente valiosos.

—Pero muchas mujeres anhelan ser madres...

Alzo la cabeza de su pecho y lo miro directamente. —Para mí, la maternidad no define mi existencia. Puedo sentirme realizada como mujer, con o sin hijos. Es una elección personal, y mi felicidad no depende de eso. —Pero, ¿qué pasa si...? —detengo mi pregunta, buscando las palabras adecuadas. —¿Qué pasa si quedara embarazada?

Mi pregunta surge de manera espontánea. Últimamente, no nos hemos estado cuidando como deberíamos. Yo tomo la píldora, pero se sabe que los métodos pueden fallar. La incertidumbre se apodera de mí mientras espero su respuesta.

Elliot frunce el ceño, sus ojos verdes brillan con intensidad en la penumbra de la habitación. Un instante de silencio se cuela entre nosotros, solo roto por el susurro del viento que se cuela por la ventana entreabierta.

—Si eso sucediera... la decisión sería totalmente tuya.

Arrugo el ceño. —¿Qué quieres decir con eso?

Elliot se encoge de hombros y acomoda un mechón de mi cabello. Sus ojos vagan por mis labios y luego se encuentran con los míos. —Que tanto si quisieras o no seguir con el embarazo, te apoyaría en lo que decidas.

Mi corazón se acelera ante sus palabras. ¿Está insinuando lo que creo que está insinuando? Un nudo se forma en mi garganta mientras sopeso sus palabras.

No sería capaz de... abortar a mi hijo. Si él no quiere hacerse cargo, está bien. Tengo una vida estable, un empleo seguro, un departamento propio. Soy una mujer independiente, y no necesito de un hombre para cuidar de nuestro hijo. Pero tampoco quisiera que mi hijo crezca sin la presencia de su padre. Sé lo que se siente y no quiero que él pase por lo mismo. La única diferencia sería que su padre estaría vivo.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora