CAPÍTULO 24

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Elliot

La luz del amanecer filtra a través de las cortinas, pintando destellos dorados en la habitación. Abro los ojos lentamente, aún sintiendo el cálido peso de Alessia a mi lado. La suavidad de su respiración acompaña el tranquilo murmullo de la mañana que se despierta.

Con cuidado, me deslizo fuera de la cama, tratando de no perturbar su sueño. La noche pasada fue un torbellino de emociones y pasión, y me pongo un chandal cualquiera y una camiseta saliendo de la habitación.

Al caminar hacia la ventana y abrirla, la brisa fresca acaricia mi rostro y me sumo en mis pensamientos. Alessia ha irrumpido en mi vida de una manera que no esperaba, desafiando las barreras que construí con el tiempo. La resistencia que creí inquebrantable se va desvaneciendo, dejándome vulnerable.

Decido preparar el desayuno antes de que se despierte. Mientras revuelvo los ingredientes en la cocina, el aroma a ... ¿quemado? inunda la habitación.

—No esto no me puede estar pasando a mi. —murmuro y suelto un gruñido frustrado. —¡Joder!

Escucho un carraspeo detrás de mí y me giro, encontrándome con Alessia, quien lleva puesta mi camisa, apoyada en una de las paredes, con los brazos cruzados, sonriendo con picardía.

—¿Qué estabas haciendo? —me pregunta con una sonrisa juguetona.

—Quemar mi penthouse, ¿No se nota? —pregunto con ironía.

—No. Pensé que el agente cariñosito estaba preparandome el desayuno. —se burla.

—Yo no cocino. —respondo seriamente.

Se acerca a mí con una sonrisa. —No, claro que no. —se pone en puntillas y deja un beso en mi mejilla. —porque veo que no sabes cocinar.

Pocas veces en mi vida he cocinado. Solo lo hago en ocasiones muy específicas, como cuando cuido a Luciana, en realidad solo debía calentar su comida, ya que mi madre o Emma dejaban todo listo.  Y aquí estoy, cocinándole a Alessia, a una increíble chef, y se me quema lo que intento preparar para ella.

—La cocina y yo no somos compatibles. —respondo atrayéndola hacia mí con firmeza, y la siento sobre la encimera.

Nuestras miradas se entrelazan, y un silencio cargado de complicidad se instala en la cocina. Alessia se acomoda en la encimera con una sonrisa juguetona, como si estuviera disfrutando de la situación. La proximidad entre nosotros genera una tensión palpable, como si el aire mismo se cargará de electricidad.

—¿Qué tal si dejas la cocina y me dejas a mí encargarme del desayuno? —sugiere Alessia, deslizando sus manos por mi pecho de manera provocativa.

—Hazlo, chefcita. Mi cocina es toda tuya. —respondo, su voz resonando con un tono sugerente.

Alessia se baja con gracia de la encimera, y la atmósfera se llena de anticipación. Sus manos expertas se deslizan por los ingredientes dispuestos en la cocina, moviéndose con gracia y precisión, abriendo y cerrando la nevera. La observo, deleitándome con la visión de Alessia manejando cada elemento como si fuera una extensión natural de su ser.

—Creo que necesitamos música para acompañar este momento. —Alessia se acerca a un altavoz y "As it Was" inunda el penthouse.

Los acordes envuelven la estancia, creando un fondo melódico para el ballet culinario que Alessia está a punto de ofrecer. Está de espaldas a mi y la observo con admiración, maravillándome de cómo se desenvuelve con destreza en la cocina. 

Mis ojos recorren cada centímetro de su figura esbelta, dejándome llevar por la sinuosa curva de su espalda que se desliza con gracia hacia la cintura. La tela de la camisa se adhiere suavemente a su piel, revelando sugerentes insinuaciones de la silueta que se esconde debajo.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora