CAPÍTULO 22

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Alessia

Mientras Charlotte y Dylan intercambian votos impregnados de amor, una mezcla de emoción y anhelo danza en mi interior. Observo cómo se miran con una devoción tan palpable, y mi corazón late con la esperanza de algún día vivir una conexión tan profunda.

Sus votos son más que simples palabras; son promesas impregnadas de ternura y compromiso, una sinfonía que resuena en mi interior, creando un eco de sueños y esperanzas. La manera en que sus miradas se entrelazan es como un poema que susurra historias de complicidad y devoción, creando un ambiente cargado de magia y autenticidad.

En este momento, mi corazón late al compás de esa melodía única, y no puedo evitar desear que algún día pueda sumergirme en un amor tan profundo. Que alguien me mire con la misma pasión y devoción que Dylan observa a Charlotte. Con un amor genuino y noble.

Cada mirada cómplice y cada palabra sincera resuenan como una invitación al tipo de amor que perdura. Es un regalo intangible que se despliega en el aire, tocando a todos los presentes con la promesa de un amor que trasciende las barreras del tiempo. En este momento mágico, anhelo sentir en carne propia la grandeza y la belleza de un amor verdadero.

—Si no hay objeciones a este sagrado matrimonio... —hace una pausa el oficiante. —Los declaro marido y mujer. —dirige su mirada a Dylan. —Puedes besar a tu esposa.

Dylan se aproxima a Charlotte y la besa, desatando una lluvia de aplausos y alegría en todos nosotros. Mientras celebró con el resto de los invitados, busco con la mirada a Elliot. Encuentro su semblante, que a primera vista parece expresar felicidad a su manera única. Sin embargo, en esos ojos hay destellos de emociones contrastantes, chispas de felicidad que se entremezclan con algo más profundo. Su mirada se cruza con la mía, transmitiendo una intensidad que sólo él es capaz de evocar, provocando un revuelo de emociones en mi interior.

Los recién casados empiezan a salir, y la mayoría de los invitados ya se encuentran afuera, listos para arrojarles arroz como símbolo de prosperidad y buenos augurios.

Elliot se aleja caminando, inmerso en una conversación con el padre de Dylan. A mi lado, están Elena y los padres de Charlotte, Susan y Adam. La atmósfera rebosa de la felicidad que envuelve a los recién casados.

—Qué bonita la ceremonia —me dice Susan, con sus ojos aún llorosos por la emoción.

Sonrío— Sí, fue realmente hermosa.

—Dylan y Charlotte son sacados de un cuento de hadas. —murmura Susan.

—Yo quiero un hombre millonario, exitoso, filántropo. Que sea rudo con un humor de espanto, pero con la persona adecuada sea tierno y cariñoso. Que tenga un cuerpo esculpido por Dioses, con tatuajes para poder besar cada uno de ellos.....

Miro a Elena hablar con una sonrisa, y niego divertida.

—y que en la cama te de... como cajón que no cierra. —murmura Susan.

—¡Mamáaaaaa! —chillo Elena riéndose por su comentario.

Suelto una risa ante el comentario de Susan.

—No digas esas cosas delante de la gente. —Murmura Elena avergonzada cuando varias personas se dieron vuelta luego de haber escuchado su grito.

—Y tú, hija, ¿cuándo te vas a casar? —me pregunta Susan cambiando de tema con una sonrisa..

Suelto una suave carcajada.

—Mamá, deja que consiga a su hombre sabroso y luego piensa en esas cosas. —interviene Elena, con esa chispa de picardía que le caracteriza.

Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora