Narra Alessia
Escucho la puerta cerrarse en la penumbra de la habitación, después de que él sacó la venda, solo pude distinguir su sombra.
Mi piel sigue ardiendo, como si cada centella de deseo que él había encendido en mí persiste con una intensidad que me deja sin aliento. Cada caricia suya, cada beso compartido, había sido como una ola de calor que inundó mi cuerpo y me llevó a lugares que nunca antes había explorado.
Cierro los ojos un instante, tratando de atrapar los fragmentos de sensaciones que aún palpitan en mi piel. El recuerdo de aquel encuentro se resiste a desvanecerse, y yo me encuentro sumida en una vorágine de emociones. Había sido un acto de pasión intensa y deseo desenfrenado, y mi cuerpo y mente siguen vibrando con la huella ardiente que él había dejado en mí.
Sin embargo, mientras mis pensamientos se debaten entre la euforia y la vulnerabilidad, una niebla de dudas se cierne sobre mí. Me había entregado a la pasión de un desconocido. Las dudas y los cuestionamientos comienzan a surgir en mi mente, como una bruma que se desliza lentamente sobre la claridad de lo que había vivido. Pero algo en él me provocó seguridad, como si la seguridad de esa persona ya la conociera. Su voz ya la había escuchado antes, al igual que su aroma tan particular que quedó impregnado en mi nariz y piel, un aroma que he olido antes, pero mi mente está nublada con esta sensación y no puedo hacer las conexiones y llegar a su nombre.
Salgo del privado y me dirijo a la barra del club, donde se encuentra Carla. Su rostro se ilumina al verme, y su sonrisa cálida me hace sentir un poco más en calma después de la intensidad de los últimos momentos.
—¡Ale! ¿Dónde estabas? Llevo como una hora aquí esperándote. Te llame por celular pero sonaba apagado. —Habla rápido
—Lo siento, Carla, estaba... Bailando y no escuché el teléfono. —Intento mantener la calma mientras disimulo mis nervios. Me giro hacia el barman—. Por favor, un whisky doble.
—Enseguida te lo traigo.
Mientras espero mi vaso de whisky, observo a mi alrededor, notando la atmósfera animada del club. La música sigue sonando, la gente bailando y riendo, ajena a los secretos y las emociones que ocurren detrás de esas puertas marrones.
Carla me habla sobre su día y las discusión que hubo en el restaurante, por culpa de un niño que pasó corriendo por el lado de Joseph provocando que derramara una soda sobre una señora.
La verdad es que no le presto atención a sus palabras, mi mente sigue en aquel hombre misterioso.
—¿Algo interesante que quieras compartir? —Interrumpe Carla mis pensamientos y me miró con una sonrisa pícara.
Siento que mis mejillas se calientan mientras recuerdo el encuentro en el privado. No estoy segura de cuánto debería compartir con Carla o incluso si debería decirle algo. Decido mantener las cosas en general, y si llegara a abrirme y contarle a alguien lo que sucedió, sería Charlotte.
—Oh, nada, solo que mi mente está en otro lado.
Carla rió, como si entendiera perfectamente a lo que me refería.
—Bueno, si alguna vez quieres hablar al respecto, ya sabes dónde encontrarme.
Asiento, agradecida por la amistad y el apoyo de Carla, mientras tomo un sorbo de mi copa de vino. La noche aún es joven, y, solo quiero disfrutar de la compañía de mi amiga y darle tiempo a mi mente para procesar todo lo que había vivido en ese privado.
☯
Siento sus besos en mi cuello, bajando por mi escote. Sus manos están jugando con el borde de mi camiseta para quitarla, mis manos en su cabello desordenandolo. Comienzo a levantar la camiseta que cubre su cuerpo, mientras él deja besos en la piel que va quedando expuesta, levanto mis brazos para que pueda quitar mi camiseta con mayor facilidad. Sus labios van directo a mi pecho besándolos por encima del brasier.
ESTÁS LEYENDO
Flavors of Desire: Sabores del Deseo [En corrección]
Lãng mạnAlessia es lo último que Elliot necesita, y él es la última persona en la que Alessia pensó que se vería involucrada.