La situación es favorable, ellos seguramente ya me odian.
Y digo, eso es lo que quise desde un principio, que me odiasen para así dejarlos ir rápido y sin despedidas dramáticas que me rompen el corazón.
Por qué después de todo yo he pasado toda mi vida con ellos, desde niños nos hicimos amigos y nuestra amistad, como toda cosa, tendrá su fin.
Mi plan es sencillo: convencer a Juan para que los deje ir a ellos, que no los busque y que ellos se larguen a otro maldito país o continente si ese es el problema, como todo trato, el saldrá beneficiado. Se llevará todo el potencial de mi pandilla, desde mansiones de lujos y escondites que no aparecen en ningún mapa, hasta todo tipo de armas y todo el dinero que recaudamos en estos años.
En realidad no me afecta en lo más mínimo si el es quien más beneficios obtiene en este trato, con tal de salvar a mis amigos de verdad soy capaz de todo.
Y ya no me gusta este edificio por la misma razón de ser eso, un edifico. Y bueno, no hay un jardín lleno de flores y olores, simplemente yerba más seca que las flores ya muertas en los ventanales. Dejamos atrás los girasoles que de seguro no crecieron al ser abandonados por ambos, respecto a eso, ¿Habrán descubierto algún plan de Fénix? A pesar de que esperanzas no tengo de verdad me encantaría verlos caer de la sima como en toda ley: lo que sube baja y lo que baja sube, y espero ver en primera fila el momento en el que ellos caigan en picada.
Me senté en el gran ventanal de mi habitación, da una buena vista al barrio en donde nos estamos quedando, un barrio de ricachones que nacieron en cunas de oro. Ah, estoy seguro que ninguno de ellos saben lo que es el trabajo duro, digo, serán hijos de... Mami y papi.
Si, es lo más seguro.
•••
— ¡Me tenés hasta la mierda, Iván! ¿¡Es que no te sabes callar?! ¡Deja de pedirme perdón, asume la culpa, solo... Solo hazlo!— me gritó una vez, la crianza de latam realmente no suele ser la mejor y eso te lo puedo asegurar.
Y por más que ella me lo pidiera, solo rogaba su perdón. Aunque no sabía lo que había hecho, ey, ella me hizo sentirme culpable.
Desperté, ¿Me había dormido? En qué maldito momento?Restregé mis ojos mientras soltaba un bostezo, el cielo está naranja. Siendo sincero no quiero salir de mi habitación, no quiero verlos a los ojos y reprimir mis emociones frente a ellos, a pesar de que pueda, ellos me conocen perfectamente y saben mi estado de ánimo con tan solo darme una mirada.
Tres toques en mi puerta hicieron ir mi paz, bueno, últimamente la tocan demasiado.
— ¿Qué?— pregunté de mala gana mientras abría la puerta, frente a mi Ari y Rivers.
Me dan miedo ambas, aveces... Pueden llegar a ser tan amenazantes que siento que me ahogo con tal solo recibir una mirada de su parte.
— ven con nosotros— eso no sonó como una pregunta.
— ¿Fue una pregunta?— es mejor verificar.
— no, fue una orden— me respondió Rivers, suspiré pero simplemente me adentré a mi habitación en busca de mis tenis. Una vez estos ya estaban puestos salí con ellas, ¿A dónde vamos? Imposible de saber, ¿Me lo memorizaré? Seguro que no, ¿Hotel? Trivago.
— ¿Y puedo pregunt-
— iremos con Zorman y Maracas, necesitamos que nos des tus planes y los de estos imbéciles antes de que Juan se enoje— me interrumpió Ari, vaya costumbre esa.
A... Bueno.
— debo ir primero con él, necesito pedirle algo— les dije a ambas, ellas se miraron y suspiraron.
— sabes dónde queda la oficina.
Me di vuelta y caminé hacia la oficina del señor G, con mis nudillos di tres toques en el puerta y un leve ”¿Que mierda quieren?” fue algo así como mi confirmación para pasar.
— ¿Que coño quieres?— alguien no está de buen humor.
— necesito hablar contigo, quiero hacer un trato— hablé mientras me acercaba a su escritorio.