— ¿Que pasa?— preguntó el de ojos azules ladeando su cabeza, el castaño suspiró.— estoy cayendo en un profundo abismo del cual no podré salir...— responde el con la mirada perdida en el blanco techo sobre ellos.
— ¿Porque?
— perdí a mis chicos, me estoy perdiendo a mi mismo... Y si sigo así, ya no seré yo
— ¿Acaso Ari y Drako eran tan importantes?
— pues... Mi mente me dice que si, por que son mis hermanos— murmura mientras su mano se va al rostro blanquecino del otro, empezando a pellizcar sus mejillas— pero mi otra parte se niega a caer, se niega a perder
— ¿Otra parte?— pregunta confundido, Juan ríe.
— escucho voces, desde pequeño...— responde, una mueca se forma en sus labios notoriamente — esa voz es la que me ha traído a esto, a lo que soy
— ¿Cómo...?
— siempre que tengo miedo, en esos momentos donde no puedo moverme eso toma el control y me hace ser... Así, como todos me tachan... Un mounstro — dice mientras cierra sus ojos, dejando caer sus manos sobre su pecho. Spreen abrió sus ojos con sorpresa, analizando, ¿Estaba diciendo la verdad? ¿O solo era una excusa?
— o-oh... Eso es...
— horrible.
— no, iba a decir...
— ¿Espantoso?
— no.
— ¿Una buena excusa?
— mjm...
— en realidad no es una excusa, y no se porque me estoy asincerando contigo...— comenta, restándole importancia — oye, si muero... mh... ¿Escribirás un libro sobre mi?
— ¿Qué?
— bueno, tu vas a salir de aquí, muera o no. Y al salir quiero que escribas un libro, desde el crimen más estúpido hasta el más cruel
— ¿Es...?
— ¿Una orden? No lo creo... Es más como... Una petición
Sus ojos cansados miraban aquella lápida con amor, mientras que abrazaba aún más aquel oso de peluche en sus brazos. Su corazón dolía una y otra vez mientras más leía aquel nombre.
«Abril Guarnizo»
Sus ojos se cristalizaron pero simplemente soltó un suspiro y dejó el oso a un lado de la lápida, apretó su mandíbula antes de hablar.
— hace... Diez años me dijiste q-que... Querías este peluche, un puto peluche de la feria...— comentó al aire— ¿Porque cuando tuve la oportunidad no lo compré... Para ti?— se preguntó a si misma.
Sus manos empezaron a temblar cual gelatina en un plato, su pecho subía y bajaba con rapidez mientras sus ojos se dilataban, entonces las gotas empezaron a caer en el suelo, los sollozos no tardaron en llegar.
— ¿Porque? ¿Porque te fuiste? ¿Acaso.... A-acaso t-tu no pensaste... En mi... Niña terca? .... Y-yo... Sabes que... Yo sin ti... Soy una mierda.... No me dejes.... ¿Si?, ¿Si? ¡R-recuerda! ¡Tú.... Tú lo prometiste, niña!— habló entre miles de sollozos, bajó su cabeza y se encogió en su lugar, empezando a llorar en silencio, intentando controlar sus sollozos.
Una suave brisa sacudió su largo cabello, como si fuera una caricia.
•••
— ¿Puedo tener mimos de mi ocupada esposa?— pregunta mientras cierra la puerta tras de si, caminando con pasos pesados hacia Ari quien se encontraba terminando un papeleo.
— ¿Para ti? Siempre, cariño— sonrió.
— aquí — ella señaló su cabeza con su dedo, entonces la mano de su chica se dirigió a la parte señalada empezando a acariciar esta suavemente. Su cabeza estaba recostada en los muslos de Ari mientras su cuerpo estaba por completo en el piso, abrazando las piernas de su esposa con sus brazos.
— ¿Ya?
— no, ¿Podemos seguir así?— pregunta con una voz algo adormilada, la otra rubia soltó una risita nasal antes de asentir y seguir dando caricias a su cabeza— Ari— la llamó mientras sus ojos se cerraban y empezaba a dormirse.
— ¿Si?
— te amo, jamás me dejes, ¿Si? Estaré muy triste— susurró.
— yo no te voy a dejar jamás, amor mío.
— prometeleo
— Pinky promise— le dijo antes de unir sus meñiques.
•••
Y entonces, como aquella vez Samantha alzó su mano y señaló su cabeza “aquí” susurró y el viento sopló más fuerte, como si de una caricia se tratase. Se removió en su lugar.
— eso no fue suficiente— murmuró— sigamos así, ¿Si? — preguntó al aire antes de que el viento siguiera soplando, entonces dejó caer su cuerpo a un lado de la tumba, las flores la rodeaban y una sonrisa se formó en su cara antes de caer rendida ella habló— eres una mentirosa, cariño mío.
Se que suena raro que Ari y Rivers fueran esposas teniendo 20 y 21 años, aún más que fueran mafiosas a esa corta edad.— Rivers y Ari se conocieron a los nueve años, desde ahí su relación fue de amigas hasta los doce en donde se hicieron novias.