Treinta y ocho

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                            Hyeri;

Días después:

Jungkook había decidido darle un mes de vacaciones a Ana y esto incluyó un viaje a una isla del Caribe para que la señora lo disfrutara al máximo; aunque ella al inicio se negó él insistió tanto que al final no le quedó más remedio que aceptar. Y después de todo se merecía un descanso. Ana trabajaba y era empleada de Jungkook desde hace muchísimo tiempo, nunca tomó vacaciones y jamás le importó trabajar horas completas, por eso se lo merecía. No solo un mes, creo que ni siquiera un año era suficiente para que Jungkook se sintiera satisfecho en compensarle todos los años en los que ella estuvo con, y para él. Pero ella solo había aceptado un mes.

Habían pasado los días, y Jungkook estaba muy bien. Había mejorado bastante rápido y por supuesto, ya había retomado el mando en decisiones de "su mundo" aunque aún no había asistido a ninguno de sus encuentros con enemigos. Con respecto a Hyeji, había vuelto de nuevo a la escuela pero esta vez se estaba quedando unos días en casa de Aisha. Yo empezaba a trabajar en una semana pero mientras estaba disfrutando estos días con Jungkook y solo éramos prácticamente nosotros dos en la casa. Exceptuando a todos sus hombres que eran los que custodiaban al alrededor.

Ternino de preparar unos sándwiches y organizo estos encima de una bandeja con jugos. Eran las 10:30 de la noche y Jungkook y yo disfrutábamos unas horas en la piscina. Salgo por las puertas de cristal hacia donde estaba esta y él se encontraba nadando hacia cada borde de la piscina. Me detengo por un momento apreciándolo y como si se tratara de un déjà vu recuerdo cuando me enojé con él al principio de todo.

Justo había llegado hasta este lugar y lo encontré de la misma forma.

Su clara frase divertida: No sabía que tenía visita, mientras me dedicaba aquella mirada seguía vívida en mi cabeza como si hubiese sido ayer mismo. Salgo de mis pensamientos viéndolo apoyar sus brazos en el borde de la piscina (justo como ese día) y dedicarme una sonrisa con dulzura que me hizo sonreírle de vuelta.

—No sé si tienes hambre pero dedicí preparar estos sándwiches —voy hacia él y me siento en el borde de la piscina a su lado poniendo la bandeja con cada cosa a mi otro lado.

Él se apoya en sus brazos sentándose en el espacio disponible y tomo su sándwich con el vaso con jugo para dárselo.

—Veo que te sientes mejor —me volteo para mirarlo cuando comienza a comer. Las gotas de agua se resbalaban muy cautivadoramente por todo su cuerpo.

—Mm, de hecho sí, lo estoy. Con esta enfermera que tengo sería muy mal de mi parte no recuperarme —se inclina hacia mí robándome un corto beso que me provoca una sonrisita.

—Pronto comienzo a trabajar —comento—, el hecho que no esté no significa que no voy a estar pendiente de ti de alguna manera.

Él termina de comerse su sándwich y me atrae hacia él para abrazarme y llenarme de muchos besos en el rostro.

—Prometo portarme bien, jefa —dice como si de un juramento se tratara.

Sonreí extendiendo mis brazos hasta su cuello abrazándolo con nuestros rostros cerca.

—Más te vale —advertí mirándolo con seriedad. Sonríe levemente y rompe nuestro espacio para unir su boca con la mía en un beso profundo y apasionado.

—¿Todavía no has sentido nada? —se aleja solo un centímetro para preguntarme aquello.

—¿Cómo qué?

—¿Náuseas? —ladea su cabeza—. ¿Que hay de tu período? ¿No se ha atrasado?

Dejé escapar una risita ante su toque encantador con las preguntas anteriores.

Consequences #𝟐 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora