Treinta y dos

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                              Hyeri;

Minah y yo comenzamos a forcejear.

—Suelta el arma, Hyeri —gruñe.

Sin embargo no le respondo y seguimos forcejeando. Caemos al piso, y ella está encima de mi empleando fuerza intentando quitarme el revólver. Mi muñeca se gira ante sus uñas encajándose en mi piel y el arma cae al suelo. Ella se apresura en tomarla pero soy más rápida y la tomo del pelo tirándola contra el piso. Extiendo mi mano queriendo alcanzar el arma, pero sus uñas agarran mi cazadora tirando de esta. Y ambas habíamos acabado cerca del borde del acantilado. Con las olas furiosas y resonantes. Solo a unos metros debajo de nosotras.

—Esta vez no te saldrás con la tuya, maldita —intenta agarrarme el pelo pero muevo mi codo dándole justo en la nariz.

Jadea y se mira las manos cuando nota como su sangre se desliza de sus fosas nasales. Me subo encima de ella y la tomo por el pelo, justo como ella hizo hace unos minutos y comienzo a darle bofetadas sin detenerme.

La sangre no se detiene de su nariz, al igual que de su boca sale un rastro de esta cuando escupe. La sostengo con fuerza por los mechones y la hago mirarme a pesar de que ni siquiera puede abrir bien sus ojos debido a los moretones que tiene en su rostro.

—Dime donde está mi hija —digo entre dientes y esta vez no me importa nada—. O te mataré, juro que lo haré.

—¿En serio... en serio crees que te lo diré? —sonríe casi sin poder y sus dientes manchados de sangre se muestran.

La suelto con fuerza haciendo que su cabeza se de contra el piso y me levanto para ir por el arma. Y me agacho para tomarla, pero Minah había llegado a mi, y tomándome del pelo y tirando de este con fuerza. Me hace retroceder mientras tira de este y aprieto mi quijada para no quejarme ante el dolor de sus uñas tirando mi pelo.

—Esta vez te ahogarás de verdad —y como puedo la tomo de la muñeca girándome, pero su mano no suelta mi pelo e intento apartarla.

—Para con esto —intento alejarla y separarla de mi—. Toma tu dinero y desaparécete. Solo quiero a mi hija.

Y en un intento por apartarla y alejarla de mi, su cuerpo perdió el equilibrio inclinándose hacia atrás cayendo del acantilado. Me quedé inmóvil por un segundo procesando lo que había acabado de pasar. Tiemblo y el corazón me late muy fuerte de la impresión y la abrumación de lo que presencié y de lo que pudo haber pasado. Me incliné hacia delante apoyando mis manos en el borde y tragué fuertemente al verla colgar de una rama que salía entre las piedras a unos centímetros debajo. Y la odiaba, en serio era una maldita por haber participado en este plan asqueroso con Xiumin, pero incluso si era una descerebrada yo no era como ella. Su rostro se volvió en un completo pánico al ver las fuertes olas resonando abajo y la cantidad de piedras con las que estas chocaban.

—A-Ayúdame —pide y las lágrimas comienzan a hacer acto de presencia en sus mejillas.

—¿Por qué debería? —la miro seria—, tú misma te expusiste a esto.

—Prometo a-ayudarte —habla entrecortadamente luciendo muy asustada—. Hyeji está aquí.

—¿Dónde?

—A-Ayúdame por favor —suplica; extiende su otra mano y prácticamente está temblando—. ¿V-vas a dejar que muera de verdad? No sabrás donde está tu hija y serás una asesina.

Me le quedo viendo y aprieto los dientes. Necesitaba saber donde estaba mi hija y no quería vivir con el asqueroso remordimiento de haber matado a una persona como ella.

—Soltaré tu mano si intentas hacer algo —advierto y me apoyo en uno de mis codos lo más posible estirando mi otro brazo.

Ella levanta el suyo (con el que no se sujetaba), e intenta alcanzar mi mano, pero estábamos muy lejos o lo suficientemente lejos para llegar una a la otra. Ella lo intenta con más fuerza y yo me inclino aún más, sin embargo cuando nuestras manos están por tocarse, la rama se rompe y reacciono rápido intentando tomarla pero nuestros dedos solo rozan en ese lapsus de segundos y una lejana exclamación en descendencia se escuchó mientras su cuerpo caía al vacío.

Consequences #𝟐 |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤 ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora