18.

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—Te voy a extrañar, hijita. 

—Está bien, papá. Déjame subir que se va el micro. 

—Cuídate, Lali. Abrigate y come bien 

—... 

—Mamá va a rezar por vos para que salga todo bien. 

—¿Y vos desde cuándo rezas? 

—... 

—Cualquier problema, nos llamas enseguida. A casa o a mi oficina, donde vos quieras. 

—Okey, chau. 

—Espera, ¿no me das un beso, hija? 

— 

—Chau, mamá te quiere, ¿sí? 

—Cuídate, por favor, hijita. Y mucho juicio. 

—¿Qué querés decir con mucho juicio? 

—Que te portes bien... 

—A vos no te pregunté. 

—Nada, hija, que no hagas locuras, que no corras riesgos, no sé, no sé qué quise decir. 

—Entonces la próxima vez no digas nada. 

—... 

—... 

—Otro besito a papá, ¿sí? 

—... 

—Chau, Lali. 

—Chau, mi amor. 

—... 

—... 

—... 

—¡Qué amarga es, por Dios! 

—Está nerviosa, Inés, es eso. 

—Es una amarga. No sé cómo me puede haber salido así. 

—Saluda, haceme el favor, y cambia esa cara que está mirando por la ventanilla. 

—Chau, querida, que lo pases lindo. 

—Chau, hijita, cuídate. 

Cinco meses después

Tuya-Alicia PiñeiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora