-¿Algo que objetar, señor o señora Williams?- inquirió Charles contundente.
-Nada, señor.-respondió cortante el hombre.
El señor Williams había visto como su familia sufría desde el principio, pero no había hecho nada para evitarlo. No había movido ni un solo dedo, y no pensaba hacerlo ahora. Su cara era impasible y sus ojos reflejaban nada más que vacío. No era nada más que una estatua posando igual que el resto de Inspectores subidos a la tarima.
-Espera...¡no! Mi madre...¡suéltame!
Olivia se retorcía una vez más entre los brazos del joven. Jaehyun la apretaba con fuerza contra su pecho mientras mantenía la mirada al frente evitando que las lágrimas se asomasen en sus ojos. No podían salir de allí, y menos sabiendo que ella también era Buscadora. Como mucho, podían llegar hasta la entrada, pero sabía que al único sitio al que la chica se dirigiría sería a rescatar a su madre.
-Lo siento mucho, de veras.- comenzó diciendo mientras le acariciaba la cabeza.- Por favor, no nos odies. Esta es la única manera de salvarte a ti y a tus hermanos.
-¡Vete a la mierda! ¡Suéltame! Tengo que sacarla de ahí...¡Tengo que sacarla!
-Olivia, por favor. Escúchame. Ya no podemos...
-¡Claro que podemos hacer algo! Por favor...suéltame.- sollozó la muchacha entre sus brazos.
La manera en la que le temblaba la voz hacía que el corazón de los chicos se sacudiese de la misma forma. Detestaban eso, una familia sana que iba a ser destrozada por cuatro mandarinas.
Minjoon estaba tarareando por lo bajo una melodía que pretendía calmar a Nick, el más pequeño de los Williams. Hasta el momento, parecía que empezaba a dar sus frutos; sin embargo, los gritos en la sala lo mantenían despierto y alerta. El menor tenía apenas tres años y unas hermosas ondas doradas en el pelo. Su belleza provenía de su madre, quien también tenía unos despampanantes ojos azules combinados con una melena castaño claro. La suave voz de Minjoon lo engatusaba al igual que las sirenas hacían con los marineros, y él no podría resistirse a entregarse a los brazos de Morfeo si no fuera por los gritos desesperados de su hermana mayor.
En el caso de Patrick, el niño se aferraba con fuerza al cuello de Mark mientras observaba con atención los intentos de Yuta y Haechan de distraerlo de todo lo que pasaba. Pequeñas carantoñas, caricias y hasta canciones eran vanos esfuerzos por ocupar la atención de un infante que ya entendía la lengua. Puede que no supiese muy bien qué significaban la gran mayoría de palabras, pero sí era capaz de leer el ambiente a más del setenta por ciento, y no le causaba buena sensación.
Al igual que su hermano pequeño, Patrick era bastante parecido a su madre. Tenía el mismo tono castaño que ella y las ondas similares a Nick. Como habían mencionado, acababa de cumplir cinco años hacía un par de días, así que podía entender a los adultos mejor que su hermanito. A diferencia de él, Patrick compartía el color de ojos de su hermana y su padre. El señor Williams era un hombre de mediana-alta estatura y bastante fornido. Su figura imponía, sobre todo, por las cicatrices que adornaban su piel morena. Su pelo negro y sus ojos oscuros le daban a su rostro un tono profundo y serio que contrastaba con la amabilidad y ternura que se reflejaban en las facciones de su mujer.
Los chicos restantes trataban de bloquear la vista para que ninguno de los hijos viesen como su madre era infectada con el virus por una simple tontería. Algún que otro Buscador con un poco de empatía, se había sumado a su tarea y posicionaban su cuerpo de manera que los 127 quedasen encerrados en un pequeño círculo aparte. Dentro de este, Doyoung batallaba con un Jungwoo al borde del colapso y las malas miradas de otros compañeros de profesión.
ESTÁS LEYENDO
Vida
FanfictionFANFICTION - NCT Post-apocalipsis. En un mundo que sufre las consecuencias de su rebelión contra lo inevitable de su creación, la humanidad debe buscar la manera de sobrevivir y adaptarse a las circunstancias. ¿Cuál es el valor de una vida? ¿Quién...