-¡Taeyong, levántate!
Doyoung lo sacudía con tanta fuerza que el de pelo gris tuvo que agarrarlo por el cuello para demostrarle que estaba despierto.
-¡¿Qué?!
-¡Karina nos acaba de contactar! - comenzó. - ¡Ha estallado una guerra en las ciudades! ¡N-0001 ha sido bombardeada!
De un salto, el líder se reincorporó y miró asustado a su compañero.
-¿Has hablado con...?
-No consigo contactar con ellos. - lo interrumpió. - Algo no va bien, ¡hay que volver de inmediato!
-Los demás...
-Ya los he avisado. Están cargando las mochilas.
-La señora Durand. ¿Qué ha dicho? - preguntó mientras buscaba su ropa.
-Que no podemos irnos hasta acabar esta misión.
-Pero nos vamos a ir igual. - dijo con un tono que quería ser pregunta, pero en realidad, era una afirmación.
-Por supuesto.
-Irreverencia, ¿eh? - se burló del menor.
-Prefiero pasarme un año entero sin comer que enterrar a más compañeros.
-Me gusta este lado tuyo. - le dijo acabando de cambiarse.
-Estás muy relajado para lo que te acabo de contar. - lo juzgó el pelinegro con la mirada.
-Confío en ellos. Sé que van a estar bien. Pero, aún así, debemos irnos de inmediato. Pueden pelear cuerpo a cuerpo, pero no contra bombas. - explicó demostrando una calma que no poseía.
Escaleras abajo, vieron a todos en el recibidor con las mochilas en sus hombros. Yuta no podía disfrutar de su familia ni veinticuatro horas seguidas. Con pena y preocupación a partes iguales, el nipón se despedía con abrazos de la gente que lo había visto crecer primero.
-¿Puedo ir con vosotros? - una vocecilla sonó detrás de ellos, todavía en el piso de arriba. La joven cargaba a su retoño en brazos, quien dormía plácidamente arrullado por la protección de su madre. Se la veía cansada, cuidar de un recién nacido no era moco de pavo. Su pálida piel, decorada con pecas a juego con el color de sus ojos, contrastaba con el cobrizo de su melena. No tendría más de treinta años, pero su complexión menuda y las facciones suaves le daban un aspecto algo más joven. - No seremos un estorbo, solo necesito llegar al norte. Cualquier pueblo cerca de N-0012 me sirve, o donde podáis. Solo...necesito llegar allí.
Lo último que necesitaban los chicos era un bulto añadido. No querían verlos como un estorbo, pero no era ella sola, sino también un bebé, uno muy pequeño, y si algo pasaba, les sería difícil mantenerse por sí solos. Sin embargo, los demás ya sabían la respuesta al ver la cara del líder.
-Os espera él allí, ¿verdad?
-Sí, el problema es que no puede volver a buscarnos y no sé otra forma de llegar hasta allí.
-Está bien, podéis venir, pero con la máxima discreción. Os dejaremos en N-0010, tenemos un contacto allí que podrá ayudarla a reunirse con su...
-Compañero.
-...compañero.
Las miradas de decepción no tardaron en llegar. No estaban jugando a nada, es más, había vidas en juego, hasta la suya propia, pero sabían que no lo harían cambiar de opinión. Ese complejo de salvador iba a traerle siempre más problemas que soluciones, pero no podían arrancárselo.
Sigilosos, subieron a uno de los camiones que el ejército tenía aparcado cerca de la taberna que habían visitado el día anterior. Abandonar la misión y robar un automóvil del cuerpo, sí, iba a costarle caro, pero ahora no había tiempo de pensar en reproches y castigos, su familia los esperaba. A todos.

ESTÁS LEYENDO
Vida
FanfictionFANFICTION - NCT Post-apocalipsis. En un mundo que sufre las consecuencias de su rebelión contra lo inevitable de su creación, la humanidad debe buscar la manera de sobrevivir y adaptarse a las circunstancias. ¿Cuál es el valor de una vida? ¿Quién...