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Londres, Inglaterra

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Londres, Inglaterra

3 de julio, 2023

— ¿Qué se usa para una pasantía? —preguntó la castaña al aire, mientras examinaba cada pieza de ropa que tenía en su clóset.

Usualmente amaba su ropa y solía pensar que tenía mucha. Pero ahora miraba su clóset una y otra vez y no veía nada. Hoy sería su primer día como pasante en una revista de deportes. ¿Acaso ella sabía sobre deportes? Por supuesto.

Que no.

Nunca fue fanática de los deportes, tal vez porque no tuvo un padre que se los enseñara, tal vez porque su madre le mostraba revistas médicas y de moda en vez de deportivas. Pero en el momento en que su profesor de la universidad le ofreció la oportunidad de ser pasante en una revista, claro que tomó la oportunidad, incluso si eso significaba llevarle café a su jefe, que es lo que ella pensaba que haría. De pie frente a su armario, no podía dejar de pensar en las palabras de su profesor: "Esta pasantía podría abrirte muchas puertas". Pero, ¿y si no estaba a la altura? ¿Y si cometía un error en su primer día y arruinaba cualquier oportunidad futura? La presión la hacía sentir que cada decisión, incluso qué ponerse, era crucial. Aunque los deportes no eran su fuerte, sabía que esto valía demasiado porque había mucho que perder.

— No sé, no trabajo —contestó su mejor amiga, Isa, acostada sobre la cama de la habitación, mirando su teléfono. Aunque parecía desinteresada, Alora sabía que siempre prestaba atención.

— Ay —exclamó Alora mientras se tumbaba junto a Isa, su cabeza daba vueltas y su estómago le dolía por el estrés. Estaba harta y cansada de darle tantas vueltas al asunto. Tal vez se estaba esforzando demasiado y debería ir con la ropa más básica posible. Pero entonces Isabella habló y Alora sintió como si un peso se le quitara de encima:

— ¿Te quieres ver como Andrea Sachs antes o después de trabajar con Miranda?

— Después —respondió ella con obviedad y una sonrisa. Su amiga estaba saliendo a su rescate, una vez más. Incluso estando cansada, siempre tomaba la moda en cuenta, pues para ella era una manera de demostrar seguridad, incluso si no la tenía.

Mientras que Isabella, tomaba el lugar de su amiga frente al closet, buscando prendas de ropa que podría usar. Alora tomó el celular de su amiga y revisó su maquillaje en la cámara, seguía viéndose bien y eso le daba más confianza.

— Mira —dijo Isa, jalándola de los brazos para que se levantara y colocara frente a ella para así poder modelar la ropa—, por un lado tenemos la mini falda negra con camisa de botones blanca, blazer beige y botas negras, muy a lo Rachel Green —explicó, para después dejar las prendas en la cama y tomar la siguiente opción—, por el otro, tenemos estos pantalones negros de vestir, con camisa de botones café y tacones de aguja, más a lo Monica Geller.

— Hoy tengo ganas de ser —Alora se llevó un dedo a sus labios fruncidos mientras fingía pensar, pues ya tenía la respuesta– Monica Geller.

La chica tomó las prendas de ropa de las manos de su amiga y con una sonrisa se dirigió al baño. Aquella rubia siempre encontraba la manera de apoyar a Alora, incluso en las cosas más simples. Y eso era lo que apreciaba tanto de su amistad, que siempre se apoyaban.

— ¿Estás nerviosa? —preguntó Isa desde el otro lado de la puerta, jugaba con sus pulseras, incluso ella estaba nerviosa.

— Como no tienes idea.

— Por un lado te entiendo —comentó Isa—, cuando tengo casting me pongo tan nerviosa que no puedo comer.

Isa era modelo, o bueno, estaba intentando serlo. Dejó la universidad el año pasado después de darse cuenta de que leyes no era lo suyo y que la moda es lo que le apasiona. Aun así, no quiso estudiar una carrera y en cambio se postuló en un casting de modelos, en el cual no quedó, pero le gustó tanto que siguió intentando. Hasta ahora no ha conseguido tantos trabajos, pero lo intenta.

— Estoy segura de que te convertirás en la mejor modelo del mundo —dijo cuando salió del baño, ella en verdad lo creía, siempre lo había hecho y por eso cada que hablaban del tema sonreía intentando reconfortarla—. ¿Qué hora es?

— 8:45 —contestó, mientras le pasaba un labial, ya le había elegido uno. Los ojos de Alora se abrieron asustada, había perdido noción del tiempo.

— Dios, voy tarde —la chica tomó su bolso con algunos documentos, libreta y plumas con cierta torpeza por lo que Isa tuvo que tomar los que se le cayeron. Colocó otros esenciales como: labial, cargador, tarjeta de crédito y corrió a la puerta, lista para irse.

— Por cierto, te ves hermosa —halagó Isa, lanzándole un beso. Estaba orgullosa de su amiga y su gran sonrisa lo demostraba. Cuándo Alora desapareció por el pasillo del edificio, Isa cerró la puerta y pidió que todo saliera increíble para su amiga.

[...]

Para cuándo Alora regresó a su departamento ya era de noche. Se moría de hambre, su estómago rugía como nunca; no tuvo la oportunidad de comer nada más que un par de galletas y un latte mal hecho. Colgó su bolso en el perchero antes de dirigirse a la cocina, donde su mejor amiga estaba sentada sobre un taburete cenando yogurt. Cuando oyó a su mejor amiga la volvió a ver con una sonrisa.

— Hola, princesa, ¿cómo te fue en tu primer día de trabajo? —preguntó ella, llevando su cuchara a la boca y comiendo un largo bocado de yogurt con chocolate.

— Fue horrible e increíble —explicó soltando un largo suspiro que solo indicaba su cansancio, tomó uno de los toppers del refrigerador, sobras de la semana, yummy. Isa hizo un gesto con la mano para que continuara y mientras calentaba su comida, lo hizo—. Me seleccionaron como asistente de uno de los editores principales.

— Uhhh, eso es bueno.

— Lo fue, hasta que me trató como su esclava: "¡Clarie, tráeme café!", "Ugh, lo odio, tráeme otro", "Ve con Harry de marketing", "Recoge mi ropa de la tintorería". Me llamo por mi segundo nombre, sabes que odio eso.

— Ash, qué patán —contestó Isa arrugando el rostro para demostrar su desagrado.

— Sí, aunque —dijo, dándose la vuelta para enfrentar a mi amiga con una sonrisa que gritaba buenas noticias—, redoble de tambores.

Las dos chicas empezaron a golpear la mesa en un intento por simular el sonido de los tambores, aunque el sonido era más bien fastidioso y nada parecido. Ambos fruncieron los labios ante el ruido y dejaron de hacerlo casi de inmediato.

— Me dejara ser parte de una entrevista 

— Uyyy, ¿a quien?

— No sé, pero sea quien sea estará bien

Alora tomó su comida y utensilios antes de sentarse a lado de la rubia, le siguió contando más detalladamente sobre su día. Internamente solo pensaba en lo mucho que quería que mañana todo saliera bien, quería demostrarle a su jefe que era capaz de hacer más que café y recoger ropa.


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Helloooo, estoy muy emocionada de empezar a escribir esta historia, enserio espero publicarla porque sigo muy insegura del potencial que puede tener. Saben que estoy abierta a criticas, mientras no sean muy groseros.

Pd: vieron la carrera de hoy?

Que opinan del drama de Mclaren.

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