D i e c i s i e t e

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SCOTT.

Llevaba días escuchando a la novia de mi hermano, hablar de su increíble mejor amiga, decía tantas cualidades de ella que me era imposible creer que existiera, en mis veintitrés años de vida, no había coincidido con alguien que logrará captar mi atención, claro que la mayoría de chicas del campus lo intentaban, pero un escote pronunciado, unos toques en su cabello o unos provocativos pantalones cortos, no provocaban en mi otra cosa que no fuese deseo, lo cual es algo totalmente pasajero, de una noche o máximo dos.

Para mí, todas las chicas eran lo mismo... querían que me las tirará y yo aceptaba porque no esperaban compromiso alguno de mi parte, ambos nos satisfacíamos y al siguiente día las olvidaría.

Sí algo tenía claro es que no dejaría que ninguna mujer me hiciera lo que hizo Camille...

Fue entonces cuándo la vi, sentada junto a mi querida cuñada. Su cabello caía como cascada por su cuello, en un tono que irradiaba tentación, rojo como el peligro. Su piel era pálida con tonos rosáceos, sus ojos brillaron al conectar con los míos, probablemente por la luz que se reflejaba en el ring, llevaba puesto un vestido pegado a su cuerpo que dejaba ver con claridad sus largas y lindas piernas, Amelie no había exagerado ni un poco en su descripción...

Deje de observarla y me centré en la pelea, se estaba jugando mucho dinero y sabía bien que para Benson no importaba otra cosa que no fuera todo el dinero que se jugaba, y yo tenía cuentas que pagar porque me seguía negando a aceptarle un mísero centavo a mi padre, a diferencia de Jack que claro amaba los lujos que él le daba. La noche se pondría interesante, eso estaba claro, le rompería la cara al idiota de Harry Wells mi eterno rival y como premio pasaría una noche increíble con la mejor amiga de Amelie.

La pelea terminó, como era de esperarse había dejado noqueado a Harry por quinta vez en lo que va del semestre. Me mantenía invicto, la ovación del público me encantaba, me llenaba de vitalidad y energía, le di una mirada a esa chica pelirroja sentada junto a mis idiotas hermanos, quién me miraba con pánico, pero su atención estaba centrada en el cuerpo inconsciente del idiota de Harry... ¿Qué carajos? ¿Acaso lo conocía?

Asegurándome de hacerme notar por ella, camine con seguridad hasta donde se encontraba, su mirada se centró ahora en mí.

—¿Eres la nueva? ¿no? —inquiero fingiendo no saberlo, limpio con mi toalla mi pecho y cuello, me acercó un poco más para intimidarla, su mirada recorre mi cuerpo y le doy una sonrisa coqueta, al parecer Amelie se había equivocado, su amiga no era diferente a las de este campus... ahora que la tenia más cerca pude notar una peculiaridad que tenía un poderoso efecto en mí, su rostro, hombros y escote estaban cubiertos de pecas, que tentador.

—Si, soy Andy. —responde aclarándose la garganta. Veo que se pone nerviosa.

—¿Vienes a la fiesta? —inquiero con mi sonrisa ladina, sabiendo el efecto que provoca en las chicas. Asiente en silencio sin mirarme a los ojos. —, entonces serás mi invitada de honor.

Alzó su mirada hacía mí, mostrando interés en mis ultimas palabras, le di un guiño y me fui, quería tomar una ducha y recoger mis ganancias de la pelea, ya tenía lo suficiente para pagar algunos asuntos. Al llegar a la fiesta saludo a un par de chicas con un fogoso beso y camino hasta el salón privado que solíamos usar para nosotros. Los veo a todos sentados en circulo jugando a esa idiotez de verdad o reto, me siento al lado de uno de mis hermanos y de Amber, fijo mi atención en la pelirroja. Parece nerviosa y aprieta mucho sus manos, parece ser muy inocente, lo que me causa ternura.

Me tensó cuando el idiota de Taylor decide preguntarle a ella, lo miro con mis ojos entrecerrados, conociéndolo le preguntaría alguna cosa vergonzosa o la retaría a algo indecente. Sus nervios aumentan y es notable por como el movimiento de su pecho sube y baja con rapidez, traga saliva y elige reto, niego con mi cabeza, Taylor esboza una sonrisa típica de los Marchetti al parecer porque todos solíamos usarla.

Mi maravillosa destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora