D i e z

324 24 2
                                    

Sin más, Amelie me guía hasta la cocina y me enseña las compras que habían hecho en la tarde, estaba todo listo, por lo que me propuse hacer la masa de la pizza para dejarla leudar lo necesario, todo estaba siendo divertido porque los chicos me miraban con admiración, como si les emocionase la idea de aprender, les enseñaba paso a paso todo lo que iba haciendo, estallamos en risas, cuando Jack y Scott hicieron la pasta de tomate y no cerraron la tapa de la licuadora, por lo que les salpico todo en el rostro y pecho, ambos se quitaron sus camisetas y nosotras no pudimos evitar babear un poco, luego abrí una harina nueva para poner un poco en la barra y darle forma a la masa, cuando Scott me lanzó un poco de harina a la cara, abrí mi boca por la sorpresa, mientras Amelie le devolvió el doble, haciendo que todo se volviera una batalla de harina, terminamos los cuatro llenos de harina por todas partes, nos partíamos de risa a la vez que habíamos terminado de poner la masa en un molde con la salsa y los demás ingredientes, lleve al horno y volví con los chicos.

—¡Eso ha sido alucinante! ¿Cómo es que no trajiste a pequitas antes? —inquiere Scott sacándonos del silencio que se había formado cuando terminamos la guerra. Mia se encogió de hombros.

—Creí que no te gustaba que vinieran chicas a las noches de películas... —burló Mia, Scott alzo sus hombros en gesto de no importancia. —, Además amas pedir comida china o tailandesa.

—Siempre me ha gustado la comida casera, solo que tú viniste defectuosa o sin la función de cocinar. —divierte y todos nos reímos, Mia golpea el hombro de Jack.

—Oye, no te metas con mi chica. —defiende Jack gracias al golpe que le propinaron. Me río echando mi cabeza para atrás. —, Huele delicioso, ¿le falta mucho? Muero de hambre.

—De hecho, quedan dos minutos y disfrutaras la mejor pizza de tu vida. —anuncio con seguridad mirando mi reloj, él asiente emocionado.

—¿Quieres decir que son mejores que las de Travietta? —inquiere Scott, encojo mis hombros porque no tengo idea de a que pizza se refiere.

—Habla de las pizzas de una cuadra del campus, son alucinantes, pero no se comparan con las tuyas, bebé. —responde Mia, dándome el contexto.

—¿Tan segura estás, cuñadita? —insiste el rubio.

—¿Qué quieres apostar? —inquiero esta vez, mi reto parece sorprender tanto a Jack como a Mia quien me mira orgullosa de mi seguridad.

—Ah caray, resultaste ser valiente, pequitas. —responde con una sonrisa—, bien apostemos, si la pizza está tan buena como dicen, te regalaré lo que me pidas. Pero si no lo está tendrás que invitarme una de Travietta, la más grande...—propone con diversión, asiento y le estiro mi mano para sellar el trato.

—Hecho, ve alistando tu billetera. —respondo y me estrecha la mano con una ligera presión, siento corrientes en mi cuerpo y la aparto en seguida.

Miro el reloj de mi mano y me dirijo al horno, saco la pizza y la coloco en una tabla, la divido en pedazos y espero que se enfrié un poco para servirla, Amelie viene corriendo y hace un gesto exagerado olfateando al humo que sale de la pizza, me ayuda a ponerla en platos y nos aproximamos a la barra donde había taburetes.

—¿Listo para perder? —inquiere Mia con aires de superioridad.

—Eso lo veremos, cuñadita. —responde el rubio, sonrío con suficiencia y pongo los platos en la mesa. —, debo admitir que huele demasiado bien, esto merece una copa de vino, ¿a que sí? —inquiere y Jack le guiña el ojo asintiendo, se va a la cocina y aparece con cuatro copas y una botella de vino.

Nos sentamos todos y Jack sirve el vino, Mia y yo los observamos con mucha atención, cuando ambos están por engullir el primer bocado. Jack cierra los ojos y hace un gesto muy extraño, imagino que así debe ser su cara cuando llega al orgasmo lo cual hace que suelte una carcajada, clavamos nuestros ojos en Scott, quien se lame los labios de una forma muy sensual y luego clava sus ojos en mí.

Mi maravillosa destrucción.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora