capitulo 18

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Pasado

Me moría de la desesperación y el aburrimiento en estás cuatro paredes .

Pasaron tres largos días sin saber nada de nadie. Solo por medio de la enfermera Rosalinda me entere que mi "novio" la llamaba en las noches para saber de mi.

¡Quien chingados era ese man!!!

No quería hacerme ilusiones... Pero muy en el fondo tenía la esperanza que fuera Reyli.

Siii lo sé, era una masoquista de primera, pero ¿Quien más podía ser?

Mikel??...

De pronto....

no??

Jodida mierda estaba más perdida que la mamá del chavo.

Al cuarto día me dieron de alta, y la enfermera Rosalinda salió conmigo de la clínica de ricos en la que estaba .

¿Cómo supe eso?

Con ver la mega fachada que tenía el sitio me lo dijo todo.

— Rochi no es necesario que me acompañes afuera , yo puedo coger un taxi.

Le dije al ver que empujaba la silla de ruedas en la que estaba sentada al estacionamiento.

— No te preocupes corazón yo me iré contigo, nos estan esperando en el carro.

— ¿nos??? ¿Quien??

Antes que pudiera responder el chófer del coronel se coloco al lado de la enfermera quitándole la dirección de la silla de ruedas .

— señorita Kin es un gusto verla de nuevo.

Quedé calladita......

El señor quien se presentó como Edgardo me ayudo a entrar al vehículo con Rochi a mi lado. Estaba como en las nubes .

¿Así que el coronel era mi novio?

De lo que uno se entera ....

Llegamos al PH sin contratiempos Rochi parecía mantequilla en bollo caliente con el señor Edgardo, al parecer a el también le hizo gracia mi enfermera porque la ayudaba y le sonreía con mucho cariño.

Fui instalada en la habitacion del coronel. Cómo si yo fuera su mujer o algo así, estaba tan confundida que cuando el chófer entro a dejar una maleta lo aborde de inmediato.

— señor Edgardo usted disculpe que lo moleste y haga estás preguntas pero es que no se a quien mas dirigirme....

El asiente acercándose a la cama en la que estaba sentada arropada con una manta hasta los muslos.

—  No se preocupe señorita Kin estoy aquí para servirle.

No pude evitar sentir empatía por el, transmitía calma y ternura.

— si le soy sincera no se que hago aquí, pensé que iría al batallón o  no se pero nunca aquí y quisiera saber ¿quién dijo que me trajera a este lugar...?

— Fue el coronel señorita Kin , me dió la orden de buscarla a la clínica traerla aquí y estar pendiente de lo que usted necesite.

Mi cara era un poema de confusión

—¿ y porque hizo eso? — le pregunté en un susurro.

— La verdad señorita Kin no acostumbro a preguntarle nada, solo obedezco .

—Entiendo, por lo menos ¿sabe dónde está ?

— En Alemania y es todo lo que se. Si no se le ofrece nada más me retiro. descanse señorita Kin..

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