1. Ashley

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Me desperté de un salto y me apresuré a vestirme para que me diera tiempo a correr antes de que mi madre me lo impidiese, pues aquel día teníamos que acudir a uno de los pretenciosos eventos de mi padre. Sin embargo, en cuanto bajé las escaleras y me aproximé a la puerta, mi madre me abordó.

-¿A dónde te crees que vas?

-A un concierto de heavy metal, ¿no es evidente?

-Ashley, hoy no tenemos tiempo ni para tu sarcasmo. Así que siéntate y desayuna algo, que hay que ir a la modista.

Quería hacer como si no la hubiese escuchado y continuar mi camino, pero si hacía eso ardería Troya. Así que opté por intentar convencerla.

-Mamá, por favor, necesito correr para soportar este día.

-¡Qué tortura! Vas a asistir a uno de los eventos más deseados por absolutamente todas las chicas de tu edad y... a ti... simplemente no te apetece.

Por si no me lo recordasen ya lo suficiente en el instituto, ya se encargaba mi madre de refrescarme una y otra vez quién era mi padre: Robert Walker. Un reconocidísimo director de cine que, por si no tuviera suficiente con las premiers de todas sus películas, que no eran pocas precisamente, tenía costumbre de organizar los "Walker's Awards". Un evento que se basaba principalmente en dedicar un día entero para elogiar a mi padre. Bueno, no es eso literalmente, pero estoy segura de que es lo que él pretende con todo esto.

-Mamá, el evento empieza a medio día, me da tiempo a correr media hora.

-De eso nada, tenemos que ir a la modista y después a la asesora de imagen. Porque como tengas que peinarte y maquillarte tú misma, sí que no llegamos.

Al final no tuve otra opción que darme por vencida, desayunar y despertar a Luke, mi adorable hermanito pequeño. Él era la viva imagen de mi madre, rubio de enormes ojos azules y pecas por toda la cara. Yo en cambio, tenía mucha mezcla. Podría decirse que me parecía a mis dos padres y a ninguno a la vez. Tenía pelo azabache y un rostro definido como mi padre, pero ojos azules y labios carnosos como mi madre.

Una vez que pasamos por la modista y la asesora de imagen, llegamos a la esperada gala, donde un montón de actores se encontraban posando en la gran alfombra roja ante un público desesperado por acercarse a ellos y numerosos paparazzis de diferentes revistas y cadenas televisivas. Entre todo ese caos, apareció mi padre.

-¡Pero qué guapos estáis todos! ¿Estáis listos? He estado esperándoos para cruzar la alfombra roja. No podía posar sin mi deslumbrante familia.

No pude evitar poner los ojos en blanco, odiaba tener que formar parte de todo esto. Preferiría permanecer en el anonimato, ser una chica normal en lugar de Ashley Walker. Es cierto que a veces tenía sus ventajas, no os voy a mentir, estaba bien eso de que la gente se ofreciera a colarte en las colas o que intentaran agradarte constantemente pero... a veces... me gustaría ser invisible. Que no cotillearan sobre absolutamente todo lo que hago sólo por ser quién soy. Que no me criticaran e inventaran cosas sobre mí por simple envidia. Que no intentaran acercarse a mí todos los chicos del instituto sólo para decir que han salido conmigo. Simplemente, ser normal.

Mi padre siempre me había dicho que estaría mucho más a gusto en un instituto privado, porque me rodearía de gente como yo y no me sentiría tan señalada como en el mío. Quizás tenía razón, pero es que yo no me consideraba alguien tan importante como para ello. Yo no era directora, ni actriz. Ese era mi padre. Yo sólo era Ashley.

-Ay, Rob. Aquí el deslumbrante eres tú.- me devolvió mi madre a la realidad.

-Bueno, no podemos hacerlos esperar más.- contestó mi padre.

Mi protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora