-¡JÓDER!Salí inmediatamente del coche y me encerré en mi habitación, donde estuve dándole vueltas a todo lo que había pasado. Ashley conseguía revolucionar todos mis sentidos, conseguía que actuara como con nadie más lo hacía y era una sensación extraña porque sentía que eso me gustaba y me daba miedo a partes iguales. Llevaba queriendo besarla desde el momento en que la ví y que ella me lo hubiera puesto tan difícil todo este tiempo sólo había conseguido que esas ganas aumentaran.
Sin embargo, no estaba preparado para el rechazo. Connor Hunt no se arrastraba por nadie. Así que no me iba molestar más en intentarlo si Ashley no era capaz de reconocer de una vez por todas los sentimientos que tenía hacia mí.
Entonces decidí ir a la habitación de Ashley a hablar con ella.
¿Dónde queda lo de no arrastrarse ahora?
No era arrastrarme. Quería dejarle las cosas claras de una vez. Hablar de lo ocurrido y que no quedara en el fondo de un cajón como había pasado con todos nuestros acercamientos. Es cierto que yo no solía comportarme así. Yo no me comía la cabeza por ninguna tía. Y menos aún después de que me marease tanto como lo estaba haciendo Ashley.
Sin embargo, no sabía qué coño me pasaba con ella. Estaba irreconocible y eso también me estaba empezando a dar mucha rabia. Odiaba verme a mí mismo en esa situación..."Otra vez no" me había prometido. Pero aún así allí estaba, subiendo las escaleras de la casa para poder llegar hasta la puerta de su habitación.
Una vez estuve delante de ella, respiré profundamente y me dispuse a llamar. Pero justo antes de que mis nudillos siquiera rozaran la madera de esta, escuché una voz al otro lado que me hizo detener la acción al instante. Entonces acerqué un poco la oreja y agudicé el oído.
-Encima hoy te he pillado cariñosa. ¿Qué más puedo pedir?
No podía ser. Era... ¿Él?
-¡Eh! ¿Cómo que hoy? ¿Me estás llamando arisca?
Escuchar la voz de Ashley fue aún peor. Se le escuchaba feliz y había algo en el tono que estaba utilizando al dirigirse a él que me molestaba muchísimo.
-Nooo.- volvió a hablar él y entonces estallaron en una carcajada.
La ira me invadió por dentro y agarré el pomo de la puerta dispuesto a entrar. Quería plantarme en medio de la habitación y arrancarles las risas con una sola frase. Tenía la gasolina para incendiar su relación. Una única frase y ya no vería a Aiden al lado de Ashley nunca más.
Pero de pronto caí en que el fuego llegaría hasta mí también. Ashley no me volvería a dirigir la palabra nunca más. Estaba seguro de ello. Y aunque me jodía muchísimo lo que estaba haciendo y ahora mismo sólo quería sacarla de mi cabeza, algo hizo que me detuviera.
¿Se puede saber qué te pasa?
La odiaba a ella y me odiaba aún más a mí mismo. No me reconocía. Yo no era así. Yo no dejaba que una tía me marease de esa forma. Quería gritar, pegarle un puñetazo a la pared, romper algo. La ira iba creciendo más y más dentro de mí y era incapaz de estar inmóvil frente a esa puerta mientras seguía escuchándolos al otro lado. Por ello, salí de la casa y me monté de nuevo en mi coche.
Conduje a una velocidad preocupante por toda Santa Bárbara hasta llegar a la autovía, donde llevé el vehículo aún más al límite. Llevaba las ventanillas bajadas y mis manos apretaban con fuerza el volante. El aire entraba a toda velocidad. Me golpeaba en la cara y me secaba los ojos pero yo no sentía absolutamente nada. Era como si estuviera completamente ido. Frío. Muerto.

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Mi protagonista
Romansa¿Qué pasaría si tuvieras que convivir con un actor famoso? Ashley está harta de vivir en el mundo de ensueño de su padre, Robert Walker, un prestigioso director de cine. Pero la gota que ha colmado el vaso, es que este decida alojar en su casa a uno...