4. Ashley

15 4 0
                                    

Pasaron los días y casi sin darme cuenta, acabó la última semana de verano, lo que me obligaba a volver a clase. Además, ese curso era el último antes de irme a la universidad, lo que supondría un montón de estudio extra.

Por un lado tenía ganas de volver a clase y recuperar algo de rutina, pero por el otro no me apetecía nada tener que cruzarme día tras día con los entrometidos de mi instituto. Por no hablar de Aiden...

Había estado dándole vueltas a ese tema e intentando aclarar mis sentimientos, porque sí que sentía algo por él, incluso me atrevería a decir que lo quería. Sin embargo, quería pensar que una parte de mí lo sabría cuando lo tuviera delante.

-¡Ashley! ¿Todavía sigues arriba? ¡Vas a llegar tarde!

Mi madre consiguió sacarme del bucle de pensamientos en el que había entrado, obligándome así a coger mi bolso y bajar rápidamente las escaleras. Cuando casi había alcanzado la puerta, mi madre me detuvo.

-¿No desayunas?

-No tengo mucha hambre. Además, mira la hora que es.

Estaba tan nerviosa por ver a Aiden que se me había cortado por completo el apetito.

-Bueno, pero luego come algo en la cafetería.

-Sí mamá. ¡Adiós!

-Qué tengas un buen día, cariño.

Se me hizo un poco raro coger el coche a primera hora de la mañana, pues había pasado prácticamente todo el verano sin usarlo y más por las mañanas, ya que las dedicaba a correr. Además, me gustaba pasear por mi ciudad. Sin embargo, mi instituto estaba a las afueras y me era más rentable coger el coche que tener que depender del autobús.

Una vez de camino a las clases, hice una parada para recoger a Yasmine como de costumbre. Ella salió de su casa toda nerviosa soltando grititos de emoción.

-¡Es nuestro primer día del último curso!

-Sí, ¡qué ganas!- comenté en tono sarcástico.

-¿No te apetece ver a todo el mundo?

-Sí, bueno... a unos más que otros.

A diferencia de mí, mi amiga era mucho más sociable que yo. Caía bien a todo el mundo, y no me extrañaba pues era súper simpática. También he de decir que contaba con la ventaja de no ser la hija de Robert Walker, a quien todo el mundo solía señalar.

-Oye, ¿y qué pasa con Aiden? No hemos vuelto a hablar del tema.

Y ahí estaba otra vez. Aiden, el pensamiento que más ocupaba mi mente últimamente.

-Pues... lo ví en Lucy 's.

-¡¿QUÉ?! ¿Y no me lo has contado? Serás hija de...

-¡Vale, vale! Tampoco es para tanto.- la corté.

-Sí que lo es. ¿Qué ha pasado? Cuéntamelo todo.

-Tampoco ha pasado mucho más de lo que ya sabes.

-¿No hablasteis del beso?

-Sí que hablamos del... tema.

-¿Y?

-Me dijo que era la persona más importante de su vida.

-¡Aww! ¡Sabía que érais perfectos el uno para el otro! ¿Y tú qué le dijiste?

-Nada.

-¡¿Cómo que nada?! ¿Te quedaste callada?

-¡No! ¡No es eso! Es sólo que...

Mi protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora