Ashley jadeaba a milímetros de mi cara y yo no era capaz de encontrar algo de calma en toda mi anatomía. Mi cuerpo estaba completamente alerta, deseando volver a abalanzarme sobre ella. Como un león cuando acecha a su presa. Entonces crucé mi mirada con la suya y la lujuria que ví en sus ojos hizo que no pudiera contener las ganas ni un segundo más. Acto seguido volví a estampar mis labios contra los suyos mientras la apretaba con fuerza contra mi cuerpo. Mis manos recorrieron su espada y estrujé su estrecha cintura entre estas, pero conforme seguía besándola mi cuerpo me pedía más y más. Sentía una especie de necesidad que no era capaz de saciar. Como si toda mi vida la hubiera necesitado para respirar y no me hubiera dado cuenta hasta ese preciso instante.
Por eso, cuando Ashley separó sus labios de los míos y alargó la distancia entre nosotros con un leve empujón, sentí que me ahogaba.
-Lo siento, no puedo.
No, no, no, no. No me hagas esto, Ash. Cualquier cosa menos arrepentirte.
-Ash, yo...
-No, Connor. Ha sido culpa mía.
No sabía ni qué decir. Me quedé allí plantado delante de ella como un completo imbécil.
-Llévame a casa, por favor.
Ni siquiera entonces contesté. Me dí media vuelta y comencé a andar en dirección al coche.
¿Pero qué coño te pasa? Reacciona de una puta vez.
De pronto todo el camino de tierra que habíamos recorrido previamente se me hizo mucho más corto. Ni siquiera sé cuánto tardamos en llegar al coche, únicamente de pronto estábamos frente a él. Parecía como si hubiera entrado en una especie de trance, como si estuviera atrapado dentro de mí mismo y no pudiera ni pedir ayuda.
En cambio, el camino a casa fue aún peor. Mientras yo conducía completamente en silencio, a mi lado Ashley jugueteaba con los dedos de sus manos nerviosa y mantenía la mirada sobre estos. Intenté decirle algo, lo que fuera, pero no era capaz. La mayoría de las veces porque simplemente no encontraba nada coherente que decirle y las otras pocas que sí que se me ocurrió algo con un mínimo de sentido, mis cuerdas vocales me traicionaron y no fui capaz de articular palabra.
Entonces, después de un trayecto casi interminable, aparqué el coche en la entrada de la casa y en cuanto hube apagado el motor, Ashley abrió la puerta del vehículo y entró apresuradamente en la vivienda. Casi que la ví a cámara lenta cruzando el umbral de la puerta. Me imaginé a mí mismo corriendo hacia ella, tirando de su brazo y volviendo a besarla, pidiéndole que se quedase a mi lado, convenciéndola de que no había sido un error. Pero me quedé allí. Dentro del coche observándola sin saber qué hacer o qué decir.
Finalmente, hundí la cabeza en el volante y, por primera vez en lo que había parecido una eternidad, mi cuerpo recobró la voz.
-¡JÓDER!
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Mi protagonista
Romansa¿Qué pasaría si tuvieras que convivir con un actor famoso? Ashley está harta de vivir en el mundo de ensueño de su padre, Robert Walker, un prestigioso director de cine. Pero la gota que ha colmado el vaso, es que este decida alojar en su casa a uno...