18. Connor

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Una vez que volví al coche, me senté en el asiento del piloto y cerré el seguro a toda prisa para asegurarme de que Ashley no intentara escapar.

-¿Se puede saber qué tipo de problema tienes?- exclamó ella.

No sé por qué pero me encantaba escucharla enfadada. Era tan adorable...

¿Pero qué te pasa Connor?

Me dispuse a ponerme el cinturón y arrancar el coche mientras que Ashley continuaba mirándome incrédula ante lo que estaba pasando.

-¿Al menos me puedes decir a dónde vamos?

-No.

Ni siquiera yo lo sabía, pero algo se me ocurriría, así que inicié la marcha.

-Te juro que te voy a denunciar por rapto.

-Vale, y como no te calles y te portes bien, te ato.

-¿Perdona?

-Anda, mariposilla. No te hagas la princesita que seguro que te gustaría.

Entonces, su rostro se puso tan rojo que pensé que iba a explotar. Yo en cambio, sonreí más de lo que había hecho en toda mi vida.

Minutos más tarde estábamos en la autovía y aún no me creía tenerla sentada en el asiento del copiloto de mi coche. He de admitir que pese a que ya me había imaginado esa escena en mi cabeza alguna que otra vez, nunca hubiera imaginado que sería para llevarla a la fuerza a una de las galas de su padre.

Ya verás cuando ella se entere...

-¿Me puedes decir ya a dónde vamos?

Inmediatamente salí de mis pensamientos y dirigí la atención hacia ella, echándole un pequeño vistazo sin perder la atención de la carretera. Entonces, me sorprendí. Ya no estaba enfadada, sino nerviosa, mucho de hecho. Me atrevería a decir que incluso ansiosa.

-¿Qué pasa, mariposilla? ¿Te da miedo que pueda secuestrarte?

-La verdad es que después de tu bipolaridad con respecto a esta mañana, no me sorprendería que además fueras un psicópata.

-¡Eh! No soy bipolar.

-Ah, ¿no? ¿Y por qué me tratas tan mal esta mañana y ahora haces como si no hubiera pasado nada?

-Aprendo de la mejor.

-¿Pero qué estás diciendo?

-Por favor, mariposilla. Has hecho como si no existiera desde el primer partido de la temporada del instituto.

Mierda.

Aquello prácticamente se escapó entre mis labios. Pero por suerte para mí, Ashley no le dió demasiada importancia, pues estaba centrada en buscar algo con lo que atacarme.

-Pero si tú apenas has estado en casa. Por no hablar del instituto...Así no vas a conseguir aprobar.

-Perdona por no ser la hija de un prestigioso director y tener que trabajar para ganarme la vida.

Ashley soltó una risita condescendiente mientras ponía los ojos en blanco.

-Ya...como si tu trabajo fuera lo más difícil y tedioso del mundo.

Y ahí estaba otra vez. Para ella lo que hacíamos su padre y yo no tenía ningún tipo de mérito y he de admitir que estaba empezando a molestarme. Me había costado mucho llegar hasta donde estaba. Me merecía disfrutarlo después de tanto esfuerzo. Además, mi vida antes de alcanzar mi sueño no había sido precisamente fácil.

Mi protagonistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora