Multimedia: Jack Brown, padre "desaparecido" de Melanie y Skyler Monica Brown.
Y entre revoleos aquí estamos.
No podía, sinceramente. No podía sentarme con ellos. A decir verdad, no podía vivir así. No podía vivir con esta maldita esclavitud, mi país es libre, unos jodidos padres de la patria se partieron el culo para que seamos libres, ¿que Damián no entiende eso?.
Mela se veía tan sonriente y feliz sentada con Duke al lado, hablando muy entretenida con Lilith y Anne, como si esto fuera lo más normal del mundo, como si hubiera vivido siglos con ellas, mientras que Duke hablaba, o trataba de sacarle palabras a James, quien estos días, se ha ido soltando muuuuy lentamente y lo entiendo, no es normal que una híbrida de más de 800 años te quiera para ella. Aunque, estoy demasiado normal, porqué, un vampiro malgeniado de mas de 800 años, me tiene de perra esclava metida en esta casa.
Parecían hasta familia, mientras yo velaba su conversación que hablaban de cine, y otras mierdas de las cuales, claramente, ni me importaba. Los ojos azules de Mela se cruzaron con mis zafiros y solo su rostro se ensombreció en una pequeña tristeza que sinceramente, me hizo dar cuenta de que todavía le importaba, y que ella aún me quería. Aunque esté realmente jodida.
El sueño que tuve, me vino como un disparo áspero en la cabeza, en ese momento. En ese pequeño momento, sentí que morí, no es porqué obviamente estaba en una caja ahí toda chueca, sino, por que ví como Rachel, frente a mis ojos, me quitaba a Damián. Lo cual me molesta, pero me hago la pregunta que en realidad importa, ¿me gusta Damián?.
Obvio no. ¿A quien le va a gustar, un tipo alto, que tenga ese cuerpecito tan rico como el de él, que se mueva tan bien en la cama, y que sepa que hacer en cada situación?, pues, yo, porque si dijera que no, estuviera mintiendo mis queridos lectores. Pero no, su personalidad brusca cierne todo, y me da la imagen amarga y sin filtro de un Damián sangriento y vengativo.
Acaricié la madera de las escaleras y ví a un Damián entrar por la puerta, su camisa negra tenía dos botones sin abotonar, dando la vista de un poco de su pecho, su cabello negro, un poco largo pero bien recortado, dándole un centelleo a esas duras fracciones faciales, que lo hacían angelicalmente sexy. Sus pantalones vaqueros ligeramente apretados, contorneando sus largas piernas, me miró y sus ojos se alumbraron con una extraña luz.
-sígueme.
Sin titubear, bajé las escaleras y lo seguí, rodeamos las mansión, dejándome ver un patio con muchas flores de todos los colores, las cuales abarcaban un gran espacio de kilómetros cuadrados a la redonda. Era hermoso, las flores combinaban con mi vestido rosa, con los hombros caídos, y ligeramente apegado a todas mis curvas, mi piel estaba expuesta, si no fuera por mi abundante cabello, ondulando, que caía libremente alrededor de todo mi cuerpo, llegando hasta mis caderas.
Me miró, mientras yo observaba todo, pude jurar ver que sus mejillas pálidas estaban ligeramente sonrosadas y me miraba en busca de que dijera algo. Estaba estupefacta. Todo era hermoso.
-nunca había traído a las esclavas aquí, incluso, Rachel, desconoce esta parte de la casa- murmuró con voz baja, me acerqué a él y le sonreí mirando las flores ser derribadas por el ligero viento frío.
-es hermoso- susurré, sonrió casi suspirando y me atrajo hacia él, lo miré.
-tú eres hermosa- miré sus ojos y había mucha sinceridad, sus rostro serio, pero a la misma vez poseía un romanticismo que ni Shakespeare superaría.
-gracias- susurré y se acercó a mi, rozando labios y yo sintiendo como lentamente yo rozaba el cielo con ese contacto, lo atraje hacia mi y lo besé con pasión, devorando sus labios como a ningún otro suculento aperitivo, mi beso lo tomó por sorpresa, pero no perdió tiempo en devolverlo con mas pasión.
Nos separamos, y él me miró.
-quiero ir- me miró con duda y miré atrás de él, señalando con la mirada, o dándole a entender a donde quería ir, miró hacia atrás.
-pues vamos- me sonrió, yo sonreí sin mostrar los dientes y me cargó como los recien casados, cerré los ojos y sentí como corría, y en menos de un segundo, estaba 2 kilómetros lejos de la casa, pero aún las flores se esparcian por el campus, me bajó y sonrió.
Caí lentamente de espaldas y reí al sentir la suave hierva semi crecida, y me hacía cosquillas levemente, Damián me observaba.
-¿tengo un moco pegado?- pregunté burlona, sonrió y se recostó a mi lado.
-eres perfectamente perfecta, si es que existe el término- lo miré, es tan romántico, y sinceramente me gusta un poco, aunque no voy a desperdiciar cualquier momento que me invite a salir de esta esclavitud.
-¿por qué a nosotras?- pregunté sin rodeos, okey, podría estar mucho peor, pero no quería esto para mi.
Me miró, y abrió sus labios para hablar, pero no salió absolutamente nada.
-solo... este no es el momento para hablar de eso- susurró, me senté en shock.
-¡osea que hay una razón!- exclamé, me paré de la hierva, enfurecida.
-no tienes por que enojarte, pronto te lo contaré- espetó Damián con cierto nerviosismo. ¿Ese es Damián?, ¿el supuestamente vampiro más temido de todos, quién está nervioso solo por una estúpida pregunta que ahora se está volviendo muy importante para mi?.
-yo se lo diré Damián, así te ahorrarás problemas- volteé mi cara para ver quien era, y era Peter, Loren y una parte de su manada.
-este es territorio vampírico perro- murmuró Damián con cierto gruñido en su voz.
-tú entraste al lobuno, así que estamos a mano- Peter me tendió su mano, yo la miré y caminé hacia él.
-Sky, no- Damián se escuchaba afligido, no se podía enfrentar contra toda esta jauría él solo, aunque fuera el vampiro más fuerte del universo.
Agarré la mano de Peter, mire a Damián.
-no quiero más mentiras, Damián- susurré, Loren se alejó y luego se convirtió en un hermoso lobo gris, sus ojos eran amarillos y era muy hermosa.- pensaba que no eras...
-cumplí 18 hace unos días- su voz era menos gruñona, que la de Peter, pero en fin lo era.
Peter se acercó a mi y me sonrió, me sujetó de la cintura y me subió al lomo de loren.
-¿sabes que te voy a encontrar no, sky?- volteé mi cara, y rodé los ojos ante Damián, sé que lo odiaba, pero me importaba todo menos él en este momento, odio las mentiras y eso es lo que él más posee en su vocabulario.
-lo sé, Damián, pero necesito la verdad, ¿o tú me la dirás?- pregunté arqueando una ceja.
Él bufó y se dió por vencido, sonreí. Sé que lo volveré a ver, pero por ahora tengo que saber algunas cosas, como el porqué estoy aquí, porqué me tienen como esclava, o porqué mi padre desapareció así por así.
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Esclava del Vampiro
VampireYo, una chica normal. Él, unos de los vampiros más temidos. No sé que hice para meterme en esta situación, pero, me encontró, y de mil millones de mujeres en el mundo, me eligió a mí. Convirtiéndome, en la... Esclava del vampiro. Prohibida la copia...