Desperté, me sente en la cama, giré mi cabeza hacia la ventana y ahí parado viendo a la nada, estaba Damián, con su brazo recostado del marco del gran ventanal, me levanté lentamente, para asustarlo, pero soy tan torpe, que la naturaleza juega en mi contra y me hace tropezar con una mesita que estaba junto a la puerta, mi pecho chocó con el duro piso, tosí, mierda, mis costillas sonaron y creo que me quedé hasta sin senos, Damián volteó con una sonrisa y se acomodó en el marco, observandome, yo dejé caer mi cabeza y abrí mis manos en forma de cruz, no podía ni pararme, escuché su risa y sus zapatos acercarse, miré sus zapatos a mi lado, lucían limpios y con brillo.
-Help me- murmuré, mi voz salió un poco afectada, rió con ganas. -¿me ayudas si o no idiota?- vociferé ya molesta, su actitud de "oh mira, se cayó, déjame reirme hasta que se pare ella sola", se agachó.
-¿necesitas ayuda?- preguntó burlón, rodé los ojos y gruñí, como pude flexioné mis codos y levanté mi cuerpo, sorpresivamente si podía, puse en marcha a mis pies, ayudando a mis brazos, hasta que por fin me paré, mire hacia un lado y Damián no estaba, sentí una presencia detrás de mi, me iba a voltear, pero me abrazó desde atrás, agarrando mis pechos.
-no se perdieron- susurró, le dí un golpe a mano abierta y me removí, haciendo que me soltara, lo miré.
-no te resistes a mi idiota- dije de mala gana, que me dejara en paz, sonrió. Un momento, se me ocurrió algo, yei, ay Damián, no sabes con quien te metiste cabrón.
Sonreí.
-hoy empezaremos mi deseo, pero esta casa tiene que estar desolada, solo nos podemos quedar tú y yo- me miró por unos segundos, tratando de adivinar lo que pasaba, ay mijito, te salio muy caro conmigo, Damiánsito. Él asintió. -dile a todos que se larguen- demandé, él solo salió por la puerta de la habitación, mientras tanto, yo buscaré la ropa especial que usaré para este momento, busqué detenidamente todo, y mi vestimenta estaba lista, me metí al baño y me dí una larga ducha, escuché a Damon, entrar a la habitación.
-¡ya se fueron, te espero abajo!- gritó, su voz se oía emocionada y un poco avergonzada, sonreí.
-bien- grité, escuché sus pasos hasta la puerta, se oyó un portazo, está bien que es su casa, ¿pero no puede tratar sus puertas con cariño?, salí de la ducha, me sequé el cuerpo con una toalla, me puse la vestimenta especial, y me peiné con los dedos el cabellos, abrí la puerta y salí por los pasillos de la casa, bajé las escaleras, en la sala, estaba Damián, de espaldas, sirviendose un trago, me escuchó bajar, se volteó y se le cayó el trago al verme, los vidrios quedaron en el piso, su cara estaba pasmada, sus ojos recorrían mi cuerpo, seguí bajando.
Estaba vestida con un suéter de lana, con un hombro caido gris y corto, dejando ver mi vientre plano, una tanga color gris de hilo y unos calcetines altos blancos, que me llegaban hasta medio muslo, señiendose en mis muslos trabajados y bien esculpidos, mi abultado trasero estaba casi desnudo si no fuera por la tanga. y mi cabello estaba suelto, desorganizado y rebelde, pero sin perder el glamour y la hermosura, los ojos de Damián estaban desorbitados, jadeó varias veces.
-quiero que me hagas un pastel- demandé como niña pequeña, el solo asíntió y sin dejar de mirarme, caminó hacia la cocina, lo seguí, sonreí, haber Damián, sobrevive al deseo. Algún día moriré desgarrada por tan mala que soy, pero por el momento, estoy disfrutando de esto. Se dirigió a la despensa y sacó los ingredientes correspondientes, poniendolo en la pequeña isla de la cocina, me senté en la meseta, él solo miraba mis piernas y como mi trasero que se apoyaba en la susodicha, me recosté de la meseta y empecé a hacer dibujitos en mi vientre, Damián me miraba como si quisiera comerme, me incorporé y abrí las piernas, Damián me miró, pasé mis dedos por los bordes de las bragas, "ajustandolas" por mis suaves labios vaginales, escuché un jadeo cansado y se mordió un labio.
-lo siento, me estaba molestando- comenté excusandome, apretó la pequeña mesa, casi rompiendola.
Comenzó a mezclar unos huevos con la harina, su gran erección no lo dejaba caminar y hacía muecas de dolor, por no sacarlos de sus pantalones.
Él solo me miraba, hasta que hizo el pastel, corté un pedazo y lo serví en un platito, me acerqué a Damián, quité un poco de crema, y con la cuchara lo estrujé en su pantalón, donde se situaba su parte "accidentalmente". Suspiró pesadamente.
-ups, lo siento- murmuré, dejé el plato en la meseta y me hinqué al frente de él, quería que se volviera loco. Jadeó al verme en esa posición. -ahora te limpiaré- ese pedazote de carne quería salir, pero dejaré que lo ruegue, saqué mi lengua y la pasé a donde restregué toda la crema, apretó la meseta, sin despegar la mirada de mi, su erección iba a romper su pantalón, me relamí los labios, y me acerqué de nuevo, mordiendolo, gimió y sentí que se iba a desvanecer en ese momento.
-por favor...- rogó, sus cejas estaban decaidas, expresando su dolor.
-por favor, ¿qué?- pregunte haciendome la estúpida, gimió adolorido.
-oh por favor, por favor, no puedo más- susurró, me paré, él bufó, sentí su mirada comiendome el trasero, busqué dos vasos, los llené de agua y volví hacia él, le dí los vasos, él los miró confundido pero solo los agarró, lo halé para que se despegara de la meseta y me hinqué de nuevo, agarré su erección encima de la tela y la acaricié, él gimió, desabotoné su pantalon, dejando ver el pobre boxer que sostenía aquella mounstrosidad, bajé el mismo, y quedó a la vista el pene mas grande que he visto en mi vida, bien aseado.
Agarré su tronco y suspiró, me relamí los labios y metí la punta en mi boca, succionandolo, haciendo un vaivén con mi cabeza, comiéndome como una puta profesional la punta rosada tan sabrosa, que estaba al frente de mi, gimió disfrutando, miró los dos vasos con pesar.
-quiero tocarte- gimió.-ya sé el porque de los vasos- saqué la punta y rodeé mi lengua en ella -oh.- echó su cabeza hacia atrás, metí la mitad de su pene en mi boca y me lo tragué hasta el fondo, sin dejar de succionarlo, sus gemidos eran altos, duraderos y muy excitantes -oh, por...oh Dios mío, que boca- gimió.- oh Dios sigue, sigue- jadeaba y gemía, pasé la lengua por todo el tronco y metí sus bolas en mi boca, chupandolas, estimulandolas y volví a chupar su gran verga.
Estrelló los dos vasos en las paredes, me asusté y me aparté, Damián me levantó bruscamente, por los brazos y me cargó hasta la meseta, me puso sobre ella y me obligó a abrirme ante él, rápidamente apartó la tela de mis bragas y bajó su cabeza, gemí de sorpresa, agarré su cabello, asfixiandolo ante mis dedos, su lengua hacía cosas maravillosas, traté de cerrar mis piernas, mi orgasmo estaba a la vuelta de la esquina, gemí agarrando mis pechos y torurando mi pezon, erectandolo debajo de la tela suave, abrió mis piernas, casi rompiendolas, chillé, se apartó de mi feminidad y subió dando besos por mi vientre hasta llegar a mi cuello, lo lamió, halé su cabello y lo subí hasta mi boca, devoré sus labios, él gruño y me abrazó tomando mis caderas, y poniendome encima de él, quedando el recostado de la meseta, levanté mis caderas y él puso su glande en mi entrada, meneé mis caderas, haciendo que mis paredes se acomodaran, gemí, comencé a moverme de arriba hacia abajo, estaba cegada por la lujuria, Damián me haló y capturó mis labios, mientras agarraba mis nalgas y me levantaba, levantando su pelvis, penetrandome con dureza, gemí descontroladamente, gruñó en mi oído y entre jadeos y besos, llegamos.
Quedé acostada en su pecho, me dió un beso en la coronilla, sentí que se paraba conmigo a cuestas, subió los escalones hasta mi habitación, me puso en la cama y me puso una frazada encima, lo miré quitarse su camisa, se subió a la cama y me atrajo hacia él, puso mi cabeza en su pecho, y empezó a acariciarme el cabello, suspiré.
-¿Qué me estás haciendo, Sky?- preguntó cuando casi me quedaba dormida, levanté la cabeza adirmilada, sin entender mucho lo que hablaba.
-¿Qué dijiste?.
-solo duermete, Sky- susurró, llevé mi cabeza a su pecho y finalmente me quedé dormida, con la duda en la cabeza.
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Esclava del Vampiro
VampireYo, una chica normal. Él, unos de los vampiros más temidos. No sé que hice para meterme en esta situación, pero, me encontró, y de mil millones de mujeres en el mundo, me eligió a mí. Convirtiéndome, en la... Esclava del vampiro. Prohibida la copia...