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Multimedia: Mela.

Mis píes no respondían a las ordenes que daba mi cerebro, no podía parar, mis piernas no reaccionaban, solo se disponían a correr por el mismo bosque anterior. Aspiré el aire gris y tosí, reuní todas mis fuerzas para plantar mis píes en el suelo y lo hice, después de tanto correr. Jadeé fuertemente y puse mis manos en mi rodillas tratando de conseguir un poco de aire puro, lo que se hacía cada vez mas difícil. Miré a mi alrededor.

¿Por qué corría?, ¿de quién me escapaba?, ¿y por qué me siento tan libre?, ¿tan ligera?, miré hacia abajo y tengo mi vientre plano, entré en pánico, ¡¿dónde esta mi bebé?!, me pasé la mano rápidamente por mi estómago, los nervios crecieron. Un grito me erizó la piel. Miré hacia atrás, era mi voz la que gritaba. En medio del bosque estaba yo con las piernas abiertas, mi cabello estaba alborotado, mi frente sudada y doblaba mis dedos de los píes al sentir algo doloroso salir de mi, grité de nuevo. Grité como si me estuvieran arrancando las entrañas, pero solo era mi bebé, quería salir.

Las manos ensangrentadas de Damián, mantenían al bebé en sus manos, a la niña recién nacida de ojos zafiros, al igual que los míos, la miró con detenimiento, sus ojos se alumbraron como el de un padre enamorado. Pero yo ya no me movía... ni siquiera respiraba. Estaba muerta.

Dí un respingo en el suelo, mi espalda duele como la mierda. Me quejé de nuevo, sentí que alguien estaba al lado de mi, miro y hay alguien muy parecido a Mela a mi lado. Chillé del susto, desplazandome con las palmas de mi mano hasta la pared mugrosa, ¡era Mela!, ¡vampiro!.

Su piel parecía de muñeca porcelana, su cabello había crecido hasta sus senos, sus pestañas llegaban a sus cejas, eran espesas y negras, sus labios tenían un rojo escarlata natural, su cabello tenía un brillo, sus ojos eran los de la misma Mela, vestía un poleron pegado a su silueta estilizada, unos pantalones ajustados y unas botas. Me sonrió, era un angel. Y no estoy bromeando. Mela parecía otra, estaba hermosisima y si yo digo eso imagínense Duke.

Se sentó en modo indio en el suelo y abrió las manos como esperando que yo dijera algo.

-¿no tienes sed?- rió, su risa era casi perfecta.

-siendo neófita tengo mucha, pero nunca te haría daño Sky- y su voz, mejor dejemos de hablar de mi hermana, que me vuelvo lesbiana.-y mira- detrás de ella saco una bandeja de comida -si Damián me agarra con las manos en la masa, me puedo defender- me pasó la comida. Comencé a comer como puerca todo -wao, tienes mucha hambre- rió, trague.

-ni siquiera como porqué tengo hambre, solo quiero darle de comer a mi bebé- me acaricié la panza.

-que suerte tienes Sky- murmuró con pesar -los vampiros no pueden tener hijos- me miró y miro hacia arriba, como percibiendo algo. -Duke acaba de llegar y me va a dar una porción de su sangre y otra cosita más a la que nunca me negaré.

Reí ante lo perra que se puso en estos momentos. Me alegra de que ella sea feliz, tanto que me hizo olvidarme de todo lo que estaba pasando. Y si tuviera que pasar mi vida sufriendo todo por que Mela fuera feliz, aceptaría sin queja, si, la amo mucho.

Se desapareció en el aire, duré varios minutos sola. Aún no podía entender por que estoy aquí. Con un vampiro idiota y embarazada. Tengo la mejor vida del mundo. Nótese el sarcasmo.

De pronto, Alison entró al calabozo con lencería puesta, la miré con asco y luego Rachel entró, con lencería roja, al contrario de Alison, que llevaba lencería negra, Damián entró al calabozo, lo miré, su mirada no era la misma, parecía otro, las agarró a las dos de las caderas, le dió un beso a Alison con intensidad, bajé la mirada, las lágrimas me picaban hasta que empezaron a bajar por mis cachetes, al escuchar como chocaban sus labios.

-¡ya basta!- grité, empuñé los ojos.-¡ya me has hecho sufrir bastante!, ¡¿qué quieres de mi?!, ¡¿qué me muera?!- chillé con lágrimas en los ojos, levanté la vista, ya ni Alison ni Rachel estaban ahí, al parecer las echó o se fueron.

-no eres más que una esclava Sky- repitió esas mismas palabras, esas sucias y asquerosas palabras que tanto odiaba. Me sonrió malicioso.-te dejaré en libertad- subí la mirada, mi mirada se ensombreció con felicidad. -pero para conseguirla, tienes que hacerlo tu sola, sin agua, ni comida, ni transporte- puso su mano en su quijada como pensando y luego asintió.- si, muy buena idea- agarró las llaves gigantes de las gigantes cadenas y abrió los candandos, me froté las muñecas.

-estoy demasiada deshitrada Damián, no podré...- me interrumpió.

-eres solo una esclava Skyler, de esa sola forma te ganarás mi respeto y te dejaré ir- lo miré, me sentía triste, sentí que el Damián que es ahora, es por mi culpa. Me levanté como pude, mis píes no funcionaban bien, subí las escaleras lentamente y cuando llegué arriba, caminé hacia la puerta, repitiendo el paso, me volteé. No puedo guardarlo más.

Tenía miedo, ya no más.

-te amo... Damián- el vaso de licor que tenía en su mano, se le resbaló cayendo al piso, me miró. La mirada que poseía el primer dia estaba ahí, pero luego se oscureció.

-mentirosa- musitó- no quieres pasar trabajos caminando tanto y ahora me lo vienes a decir, para solo salvarte del castigo. Wao Skyler, me impresionas.

Su voz era de puro sarcasmo.

¡yo nunca jugaría con algo tan importante!, no me importa si tengo que caminar veinte kilometros para llegar a la aldea de Peter, solo quería que él lo supiera. No quería aceptarlo. Pero eme aquí, diciéndoselo y me dice mentirosa, y después dicen que por que soy como soy. Una lágrima se escapó de mi ojo, la limpié.

Aunque bueno, tampoco es que he elegido un buen momento para decirlo. Y suena absurdo, pero los sentimientos que hay hacia él, no es puro gusto. No quería aceptarlo, pero los días largos en el calabozo me han dado mucho que pensar. Aunque él sea un monstruo.

Me enamoré de ese monstruo que lleva dentro.

-yo solo quería que lo supieras Damián, gracias por darme la vida de acción que todo el mundo anhelara tener pero si así lo quieres,  adiós Damián. Te amo- y cerré la puerta detrás de mi, bajé los peldaños, me volteé con la esperanza de que esa puerta se abriera y me dijera que me quede con él, como lo hizo hace algunos días.

Pero no, eso nunca pasó.

Esclava del VampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora