10- Torbellino

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Las ganas de ir al baño se me quitaron ipso facto, por lo que regresé a toda prisa con Louis, dejando a Hunter con la palabra en la boca. Mi corazón latía apresurado y sentía que por mis venas corría adrenalina pura. Acabo de decir una mentira y, aunque soy consciente de que hice muy mal en decirle, debo confesar que me gustó esa expresión desconcertante que puso Hunter.

—¿Qué sucede? —Louis se puso de pie en cuanto me vio llegar casi corriendo y me colgué de su cuello, acercándome tanto a su rostro que se congeló por unos instantes—. ¿Qué pasó contigo en el baño? ¿Por qué estás tan alterada y extraña?

—No digas nada, solo sígueme la corriente.

Me acerqué un poco más a él y sus labios quedaron muy cerca de los míos.

—¿Vas a besarme?

—¿Te molestarías conmigo si lo hiciera?

Soltó una risita nerviosa, abrazando mi cuerpo entre sus brazos para apartarme, pero afiancé mi agarre, pidiéndole con la mirada que no me soltara.

—¿El licor te atrofió el cerebro o qué? ¿Qué te pasa? Estás actuando muy extraño. Eres preciosa y estoy seguro de que muchos hombres desearían probar esos labios tan apetecibles y rojos que tienes, pero es que no te me antojas tú ni ninguna otra mujer.

—Lo sé, solo que... —descansé la frente en su pecho y solté una carcajada, burlándome de mí misma—. Estoy actuando como si estuviera loca, ¿no es así?

—Solo un poco —rio—. Bueno, mucho. 

—Ese es el efecto Hunter. Aparece en mi vida y en cuestión de segundo todo lo vuelve un completo caos.

—¿Debo preocuparme? Eres mi mejor amiga y te quiero mucho, pero estos cambios tan abruptos no son nada normales en ti.

—Él está aquí, siguiendo mis pasos. Estoy muy segura de que me siguió, pero no sé por qué razón. Le dije que eres mi novio.

—¡¿Cómo?!

—No sé qué ocurre conmigo últimamente. Me desconozco, esta mujer no soy yo. Todo es culpa de ese cretino. ¿Por qué volvió? No debió regresar, ¿no crees? Todos estábamos muy bien sin su presencia. No hacía falta en ningún aspecto. 


—Toma un respiro, mujer —me apartó de su cuerpo, frunciendo el ceño—. Estás muy ebria, divagando y hasta yo creo que alucinando. Mejor te llevo a casa, te das un buen baño y te acuestas a dormir, con eso te olvidas de tu adorado tormento. 

—Es lo que más he querido en la vida, olvidarme de ese hombre, pero en nueve malditos años no he podido hacerlo —lancé un grito, volviendo a refugiarme en los brazos de mi mejor amigo—. Lo odio tanto, pero me siento extraña y confundida ahora que regresó. 

—Vayamos a casa, mi amor —tomó mi rostro entre sus manos y dejó un beso en mi nariz—. Estás confundida, enamorada, contrariada y muy ebria. 

—No estoy enamorada, ese amor ya murió...

—Por más que lo digas de dientes para afuera, tienes que ser sincera contigo misma y aceptar que ese hombre te sigue moviendo el piso. Pero como eres bien terca y orgullosa nunca lo vas a aceptar, así estes muriendo por lanzarte en sus brazos. 

Pocas veces mostraba mi debilidad y que, dentro de una mujer que aparentaba entereza y prepotencia, había un ser humano lleno de sentimientos y deseos. He deseado un amor bonito por años, un buen hombre que me ame y me valore por lo que soy y no por lo que tengo, pero en las pocas relaciones que he tenido me he llevado crueles decepciones. No ha habido un solo hombre que llegue a mí por segundas intenciones, el único es Ethan, y a juro he querido amarlo, sin embargo, mi corazón no puede verlo con ojos de amor. 

Louis me llevó a casa, guardando silencio mientras en mi mente y en mi corazón ese caos se hacía más grande. ¿Por qué no pude enamorarme de otro hombre que no fuese una ilusión? ¿Por qué todavía guardo en lo más profundo de mi corazón un sentimiento por ese inútil? Lo único que hizo su presencia en mi vida fue a despertar lo que creía muerto y enterrado bajo tierra.

Tomé una larga ducha mientras Louis preparaba algo de comer para los dos. Me sentía mal y enojada conmigo misma, por haber perdido los estribos y comportarme de manera tan inmadura e infantil frente a Hunter. No sé en qué estaba pensando en ese momento, claramente el licor y yo no somos para nada compatibles. Siempre que me excedo termino metiendo la pata hasta el fondo.

Salí envuelta en una toalla y Louis me hizo sentar frente al espejo, peinando mi cabello como si me tratara de una muñeca.

—¿Te sientes mejor? 

—Sí —bajé la mirada—. Gracias y te pido una disculpa por el espectáculo que hice en el bar. 

—No te preocupes, no hiciste nada malo —dijo, mientras trenzaba mi cabello—. ¿Quieres hablar de tu adorado tormento? 

—No, pero te prometo que hablamos de ese idiota otro día. 

—De acuerdo —según terminó, puso las manos sobre mis hombros—. La cena nos espera. 

Abrazados y en completo silencio, nos dirigimos a la cocina. Nos sentamos en la barra a comer de lo que había preparado Louis mientras le preguntaba por su pareja. Xavi se sacó la lotería con mi mejor amigo, hombres tan tiernos y de buen corazón quedan muy pocos en este mundo.

El timbre del apartamento resonó por todo el lugar y en mi cabeza. Louis me miró con el ceño fruncido y yo me encogí de hombros. 

—¿Esperas a alguien? 

—No, menos a esta hora de la noche. 

—No salgas—dejó el tenedor en el plato y se puso de pie, encaminándose hacia la puerta. 

Me centré en mi comida nuevamente, ignorando el hecho de que era mi apartamento y que debía ser yo la que atendiera a la persona que había llegado, pero mi mente se encontraba en otro lugar y no me encontraba en mis cinco sentidos para atender visitas no deseadas.  

 —¿Y tú quién te crees? —oí decir a Louis y salí de mis pensamientos—. ¡Oye, te estoy hablando! 

—Soy Hunter, y no pienso irme hasta que la mentirosa de tu falsa novia me dé la cara. 

Esa voz... ¿por qué no puede simplemente dejarme en paz? ¿Acaso es mucho pedir que no siga enredando más mi corazón y mi mente?  

—¿Qué diablos haces en mi apartamento? —lo encaré, cruzándome de brazos—. Son las dos de la mañana, Hunter. No puedes venir a mi casa a la hora que te dé la gana. 

—No me importa la hora que sea, de aquí no me voy hasta que me digas por qué me dices mentiras y por qué quieres jugar con mi mente. 

—¿A eso vienes? No tengo que darte ninguna explicación. ¿Estás demente o qué?  —resoplé—. ¿Por qué no te pierdes de una vez por todas? Es una falta de respeto que vengas a mi apartamento con excusas tan baratas. Mi novio... 

No me había dado cuenta de que estábamos muy cerca, hasta que él tomó mi rostro entre sus manos y unió su boca con la mía, desatando un torbellino de emociones en mi interior que explotaban uno detrás del otro sin parar. Era una mezcla dulce, apasionada y salada que no me permitía asimilar que Hunter me estaba besando una vez más. 

—Yo me voy. Hagan de cuenta que no existo —escuché la voz de mi amigo muy a los lejos—. Sorry, nena, pero necesitas de ese hombre con urgencia. Yo sobro aquí. 

Sin poder creerlo, Louis me dejó en las garras del lobo, pero lo peor del caso no fue el hecho de que me haya dejado sola, sino que mis labios buscaran por sí solos a los de Hunter, los cuales se unieron a los míos en un beso vehemente y feroz.

Seducción[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora