26- Resultado

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Me encontraba en mi oficina terminando de revisar el proyecto de Hunter para firmar cuando Dakota entró sin tocar. Traía una sonrisa de oreja a oreja y se contoneaba cuál reina por su castillo.

—¿Estás lista, mi querida mejor amiga y ahora cuñada?

—¿Lista para qué?

Rodó los ojos, ajustando su carísimo y hermoso vestido en el área del vientre.

—Para conocer a mi futuro sobrino.

Los nervios de saber el resultado del examen me tenían la cabeza hecha un lío. Por eso decidí leer una vez más el proyecto de Hunter, para distraer los nervios y la ansiedad que me carcomían por dentro. Aunque me decía a mí misma que no era posible quedar en embarazo tan pronto, una parte de mí lo deseaba.

—Vamos, no hay que perder tiempo. Además, quiero ver a papá. Ya lo pasaron a una habitación.

Suspiré, firmando el proyecto y dejándolo sobre el escritorio para que mi secretaria se lo entregara a Hunter. Pese a la situación que está atravesando, está demasiado feliz y emocionado con empezar su proyecto.

Luego de dejarle las indicaciones a Nahia, nos marchamos rumbo al hospital. Dakota hablaba y hablaba sin parar, emocionada porque ella daba por hecho que sí sería tía.

No le dije nada para no entrar en discusión con ella. Solo me quedé admirando su emoción, sintiendo en mi corazón un latir nuevo y desconocido, así como en la boca de mi estómago crecía un nudo de nervios mezclado con emoción.

Entramos al hospital y Dakota nos dirigió directamente a la zona del laboratorio, donde hacían entrega de los resultados. Las dos estábamos tan ansiosas, que la fila se nos hizo una eternidad, aunque había pocas personas reclamando los resultados de sus análisis.

Al llegar a la ventanilla, di mi número de identificación y mi nombre y la enfermera buscó entre los archivos mi resultado. Mi corazón se paralizó al verla venir hacia mí con el sobre en mano.

Sudaba, temblaba, mi corazón no se hallaba en mi pecho. Lo que sentía era tan difuso y extraño. Jamás me había sentido de esta manera. De la misma ansiedad que sentía, tenía ganas de ir al baño y de vomitar. Ese revoltijo de emociones en mi interior me tenían al borde de un desmayo.

—Mire su resultado, señorita.

—Gracias.

En automático recibí el sobre y Dakota me tomó de la mano, alejándonos hacia la salida del hospital. Nos sentamos en una banca, una junto a la otra, ansiosas de abrir el sobre.

—¿Vas a mirar o lo hago yo? —rompió la tensión, pero ansiosa de leer lo que dijera en el papel.

—Sí, mejor léelo tú —se lo entregué, tomando una gran bocanada de aire.

Dakota me arrebató el sobre de la mano y rasgó la parte de arriba a toda velocidad. Extendió la hoja frente a sus ojos, moviéndolos lentamente por cada una de las letras que había escritas.

Frunció el ceño, lo que me alarmó y me hizo sentir que el mundo daba vueltas a mi alrededor. Su expresión se tornó, de un segundo para el otro, confusa e indescifrable. Parecía que se había congelado, no movía siquiera los ojos para parpadear.

—¡¿Qué dice?!

Bajó la hoja a su regazo y la dobló, antes de darme una mirada que reflejaba la confusión y la decepción. Esos ojos tan expresivos como los de su hermano, se tornaron tristes.

—Es negativo—sus cejas se hundieron un poco más, como si tratara de entender algún fallo—. No lo entiendo.

Debía admitir que una parte de mí esperaba que el resultado saliera positivo, porque ese lado que añoraba una familia y un hijo, ansiaba que al fin se cumpliera ese sueño.

Pero también cabía la posibilidad de que saliera negativo, justo como acababa de suceder.

Sentí que algo dentro de mi pecho se quebró. Dolió tanto que de momento no pude decir palabra alguna. El nudo que se formó en mi garganta fue amargo e hizo que mis ánimos decayeran. Aunque decía que no, la verdad es que me dejé esperanzar.

Al igual que Dakota, tenía la esperanza de que estuviera embarazada, pero no todo sucede ipso facto. Todavía no es mi momento de ser madre y lo comprendo, aun así, no deja de ser decepcionante y amargo que deba esperar más tiempo.

—Debe haber un error. Es que...

—Todavía no es el momento de un bebé. No hay afán, créeme que no lo hay. Tenemos una vida por delante y un hijo puede llegar cuando menos lo estamos esperando.

—Pero...

—No pasa nada —sonreí, aunque por dentro todavía corría un sentimiento amargo—. Aunque deseo con todas las fuerzas de mi corazón, ser madre, también deseo que ese bebé llegue en el momento perfecto, cuando me una en matrimonio al amor de mi vida y nuestro hogar esté consolidado y listo para expandirse. Por ahora quiero disfrutar de mi relación, conocer todo de Hunter y vivir momentos maravillosos a su lado. Primero debemos alimentar nuestro amor, tener tiempo para nosotros. Quiero salir al cine con él, a cenar a cualquier lugar, también deseo subir a la noria de su mano y ver la ciudad desde lo alto. Quiero vivir una aventura con el hombre que tanto amo y un bebé no nos permitiría vivir todo aquello que tanto he deseado. Además, llevamos un día de novios. ¿No crees que es muy precipitado ser padres cuando solo llevamos 24 horas saliendo? Quiero con Hunter todo, desde una relación de novios donde solo somos los dos hasta una de marido y mujer, donde podamos tener una bonita familia.

—Tienes razón —sonrió, dándome un abrazo cariñoso—. Me dejé llevar por la emoción y el deseo de ser tía. Mi sobrinito llegará en el momento que crea conveniente y será el bello fruto de su amor.

Seducción[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora