16- Indiferencia

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Isla

No sé en qué momento mi vida se volvió tan aburrida, rutinaria y monocromática. Solo puedo entender que en mis días no había ningún tipo de emoción que me arrebatara la paz física y mental, que no existía absolutamente nada ni nadie por lo cual mi corazón se agitara de manera incontrolable e inexplicable y que a la vez deseara tener algún poder para erradicar la presencia de una persona.

Hunter llegó y su presencia trajo consigo un manojo de colores, enredos y emociones que me tienen con el alma en vilo, sin poder tener calma alguna. Acaparó mi tiempo y mis días, pintándolos y alterándolos sin sentido alguno.

¿Por qué debo sentir tanto y nada a la vez por él? ¿Por qué me altero cada vez que se aleja y mi corazón no se halla cuando está cerca? ¿Por qué una parte de mí quiere tenerlo y sentirlo cerca y la otra desearía nunca más volverlo a ver? No sé qué sucede conmigo. Mi mente y mi corazón no se encuentran en sincronía.

Si me encuentro en una encrucijada, con la cabeza hecha un lío mientras el corazón anhela lo que mi mente ansía desechar, Hunter me enredó aún más con su confesión. Mi cabeza explotó en cuanto me dijo todas esas palabras que robaron mi poca calma, alterando a mi corazón que lo único que sabe hacer es latir por él. No pude salir de mi asombro sino hasta que el rastro de sus pasos habían desaparecido por el final del pasillo.

Una noche más y empiezo a acostumbrarme a no poder conciliar el sueño por culpa de Hunter. Tuve en mente la suave textura de sus labios y esas palabras que me hacen estremecer cada vez que se repiten en mi cabeza como si se tratase de un disco que se rayó. Di infinidad de vueltas en la cama, inquieta y pensativa, todo porque ese hombre decidió atacarme sin piedad alguna hasta robar todo de mí.

Resoplé con fuerza, revolviendo sin ganas ni entusiasmo los huevos con tocineta que ordené para mi desayuno. Tengo unas horribles bolsas negras bajo los ojos, señal de que no pegué el ojo en toda la noche. Me siento fatal y cansada, pero debo cumplir con mis deberes, después de todo, vinimos a cumplir con nuestro trabajo.

Quisiera saber dónde pasó la noche, si logró descansar o, por el contrario, tuvo calma. Cuando caí de nuevo en la realidad no tuve tiempo de detenerlo, más cuando la reservación estaba hecha para los dos y la habitación que mi padre y Henry pidieron era un apartamento tan grande que cada uno podría descansar tranquilamente sin que el otro se molestara.

Aparté el plato de comida y bebí únicamente jugo de naranja, pensando en las palabras que le diría a Hunter en cuanto lo viera en la compañía. Tan solo de pensar que voy a estar frente a él después de todo lo que me dijo, mi corazón se acelera y los nervios afloran en mí. Quisiera decirle todo lo que siento, que así como lo odio y no lo soporto, también lo sigo queriendo, pero el mal sentimiento es el que pasa por encima del bueno, arruinando por completo lo que podría ser.

En medio de la batalla que tienen mi corazón y mi razón, mi teléfono sonó. Lo saqué de mi bolso y sentí un frío correrme por la espalda en cuanto vi que se trataba de un mensaje de Hunter:

«No hay necesidad de que vengas a la compañía en este momento, sino hasta la tarde cuando se dé la reunión con los ejecutivos. Es a las dos, para que lo tengas en cuenta».

Fue un mensaje tan corto, formal y seco que sentí una punzada incómoda y dolorosa en mi pecho. No tuve ni un poco de ganas de discutir con él, después de todo, podía estar en la compañía si así lo quisiera, pero la distancia y la indiferencia se veían reflejadas en el escueto mensaje que me envió.

Me quedé largos minutos observando su mensaje hasta que la pantalla del teléfono quedó oscura. Debería batallar con él y dejarle en claro que no era el que mandaba en mi tiempo y en mi cuerpo, pero mi mente se fue en blanco. De todo lo que quería decirle, no le dije absolutamente nada.

Estuve dando vueltas por el apartamento durante toda la mañana, inquieta y con el corazón en la mano. Incluso salí al balcón a que la brisa fresca se llevara todo lo que tenía en la mente y el corazón mientras observaba la inmensidad del mar, pero no podía encontrar calma ni paz. En mi pensamiento se encontraba él y esas palabras que removieron esas cenizas que suponía extintas, haciéndolas arder con una intensidad que me abrumó.

Tan pronto el reloj marcó la una de la tarde, llamé un taxi y me dirigí a la compañía. Ya no podía resistir un segundo más. Necesitaba hablar con Hunter y aclarar toda esta situación, porque no me gusta vivir en la zozobra, menos en esa incertidumbre y ansiedad que él despertó en mí desde que regresó.

Todavía me siento herida por lo que sucedió hace nueve años, pero mis sentimientos también siguen intactos y he de confesar que no he parado de imaginar muchas cosas hermosas y maravillosas a su lado.

Hace un año no venía a la compañía, por lo que muchos empleados se quedaron sorprendidos al verme. Algunos otros mostraron cierto interés y curiosidad, sobre todo aquellos que hace poco trabajaban allí.

El asistente de la gerente de la compañía me guio hasta la sala de juntas donde Hunter y la Sra. De La Torre hablaban animadamente. En cuanto me vieron, hicieron silencio, pero fue ella la que se apresuró a ponerse de pie y extenderme su mano con gran educación, dándome un efusivo saludo tal como lo hizo la última vez que estuve aquí.

—Srta. Cooper, es un placer volver a tenerla por aquí. Desde que el guapo hijo del Sr. Goldberg se hizo cargo de esta sucursal no la veía.

—¿Cómo? —miré a Hunter y él se mantuvo estoico y en silencio—. ¿Cuándo se hizo cargo de esta sucursal? No sabía eso...

—Desde hace un año, cuando...

—Hoy hemos venido a otros fines, no a hablar sobre desde hace cuánto estoy a cargo de esta sucursal —habló por primera vez, con una seriedad que nos hizo mirarlo con sorpresa—. Además, como te venía diciendo hace un instante, Lucía, ahora Isla y yo estaremos a cargo de toda la compañía, por lo que los dos debemos estar presentes en cada una de las reuniones que se lleven a cabo.

—Entiendo —la mujer forzó una sonrisa, dándome una mirada apenada—. Pueden ponerse cómodos, llamaré a los ejecutivos para reunirnos lo antes posible —salió de la sala a paso rápido, huyendo de la tensión que se formó en el ambiente de un momento a otro.

—Henry nunca me dijo que estabas a cargo de esta sucursal. Mi padre tampoco lo hizo.

—Eso ya no tiene importancia alguna. Ahora bien, le daré una última ojeada a los nuevos proyectos que trajimos —tomó su portafolios y sacó varios documentos de su interior, ignorando por completo mi presencia.

Lo miré de hito a hito, con una punzada en el pecho y un inmenso nudo en la garganta que no me permitía siquiera moverme de mi lugar o decir palabra alguna. Le pedía distancia a toda costa, que hiciera de cuenta que no había sucedido nada entre nosotros, pero su indiferencia duele mucho más que cuando se marchó sin pedirme una oportunidad aunque fuese a distancia.

Nota: Hola, bellezas. Espero se encuentren muy bien.

Les dejo esta notita para decirles que estaré actualizando poco a poco, pues he tenido varios problemas personales que no me dan tiempo ni inspiración para escribir con la misma constancia que antes. Les pido paciencia y que no me presionen tanto, pues me hace sentir en la obligación y nunca me ha gustado escribir por presión. En cuanto tenga el capítulo, lo estaré publicando.

Gracias por el apoyo, por sus bonitos mensajes que me dejan y por ese cariño tan inmenso que tienen conmigo y mis historias. Los amodoro, gracias por la paciencia y por su comprensión.

♥️

Seducción[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora