Hunter y yo entramos al hospital tomados de las manos. La felicidad nos abrazaba, pero también estábamos preocupados por Henry. Todo a nuestro alrededor desapareció en unos cuantos minutos, más no podíamos simplemente ignorar lo que estaba sucediendo en la realidad.
Mis padres, mi hermana, su madre y sus dos hermanas nos miraron con los ojos bien abiertos en cuanto nos vieron entrar a la sala. No apartaron la mirada de nuestras manos juntas ni un solo segundo. Era como si no pudieran creer lo que estaban viendo y tampoco los podía juzgar, si Hunter y yo siempre nos habíamos "odiado".
—¿Y esto qué contiene? —Conny fue la única que rompió el silencio, haciendo una pregunta que nos causó gracia a todos.
—¿Acaso no es obvio? —bufó Alexia, conteniendo una sonrisa.
—¿Qué cosa?
—Pues al fin están juntos —dijo mi padre.
—Maduraron —Dakota lo siguió, vacilante.
—Que estén juntos era algo que se veía venir, pero no vamos a discutir lo tontos y tercos que son —volvió a decir Alexia, recordándome una vez más que los hermanos Goldberg son tan parecidos y diferentes a la vez.
—Por Dios —Hunter soltó una risita—. Sí, estamos juntos. También maduramos. Fuimos tercos y tontos, lo aceptamos. Pero lo que importa es que nos estamos dando una oportunidad.
—Conozco a alguien que se va a poner muy feliz —mi padre sonrió, pero rápido puso una expresión seria—. Pero todavía tenemos muchas cosas que hablar, Hunter.
—Lo tengo clarísimo, Bastián —asintió—. ¿Cómo está papá? ¿Qué ha dicho el doctor?
—Ya lo operaron. Ahora se encuentra en recuperación. El doctor dijo que lograron extirpar el tumor con éxito —la madre de Hunter sonrió—. Gracias a mi Dios todo salió bien, y con su ayuda sé que Henry se va a recuperar por completo.
—Así será.
Respondimos todos al unísono y esperamos en familia a que Henry despertara y lo pasaran a una habitación para poder entrar a verlo.
Después de esperar varias horas, dejaron pasar únicamente a dos personas. Sally y Alexia fueron las primeras en entrar a verlo, se veían tan emocionadas y ansiosas de saber cómo se encontraba luego de la cirugía.
Dakota se acercó a mí, mientras Hunter hablaba con una de las enfermeras para que ellos pudieran entrar a ver a su padre.
—Por favor, dime que esta vez sí usaron protección.
Aplasté los labios con fuerza, cubriendo mi rostro con velocidad. No de nuevo. No puede ser que las ganas hayan sido más fuertes que la inteligencia y la razón.
¿Cómo pasamos por alto, una vez más, usar protección?
—Pero ¿qué rayos sucede con ustedes? Entiendo que se amen y tengan muchas ganas, después de todo, las han acumulado por años, pero no pueden ser tan inconscientes e irresponsables —me regañó en voz baja—. Siempre, sin importar qué, debes protegerte, Isla. Tú lo sabes. ¿Cómo es posible que lo pasen por alto?
—Es que... usar protección es lo último que pensamos, ¿sabes?
—Sí, ya me doy cuenta de eso —bufó—. Cuéntame, ¿ya llegó tu periodo?
Fruncí el ceño ante su repentina pregunta. ¿A qué se debe eso?
—¿Por qué me preguntas algo como eso?
—La última vez no usaste protección y es posible que haya quedado la semilla desde esa vez. Vuelvo a preguntar, ¿este mes ya llegó tu periodo?
—No... No lo sé. No recuerdo.
—Haz memoria.
Pensé cuándo había sido mi última menstruación. En mis cuentas, ha pasado un poco más de un mes desde la última vez que llegó.
—Debe estar por llegar, supongo —fue lo que respondí—. No creo que, en un solo encuentro haya quedado en embarazo. No seas tan paranoica, Dakota.
—Ha habido casos que, en un solo encuentro, han salido hasta trillizos —dijo con una seriedad que me hizo reír—. Esto es serio, Isla.
—Lo siento, pero es que estás siendo muy exagerada. No te fuiste por un bebé, sino por tres —volví a reír y ella esbozó una sonrisa divertida—. ¿De dónde sacas que tengo tres bebés?
—No pueden ser tres, pero quizás sí haya un chiquitín ahí dentro. Mi instinto me dice que estás embarazada. Y si no lo estás, hoy acabas de quedar, porque esas expresiones suyas confirman que no se despegaron ni un solo instante.
Solté una carcajada ya sin poder contenerla, atrayendo las miradas de nuestra familia y de las demás personas que se encontraban en la sala.
—Hoy estás actuando muy extraño.
—¿Y qué tal si te haces una prueba de embarazo? —se encogió de hombros, borrando mi sonrisa al instante—. Ya sabes, hay que salir de dudas.
—No tengo dudas porque estoy segura de que no estoy embarazada.
—¿Y si lo estás?
Poco a poco fue sembrando la duda en mí. No había pensado en mi menstruación porque no era nada relevante, pero ahora que lo pensaba mejor, caía en cuenta de que tenía unos días de retraso. La duda empezó a carcomer mi cabeza.
—De acuerdo, me haré la prueba para salir de dudas.
Su sonrisa se hizo igual de grande a la del gato de Alicia en el país de las maravillas. Me tomó de la mano y me llevó hasta otro punto del hospital, queriendo saber dónde podía realizar una prueba de sangre.
Una de las enfermeras nos guio hasta el tercer piso del hospital y allí me dieron un turno.
Debía admitir que una parte de mí sentía curiosidad por saber la respuesta. Siempre he soñado con tener hijos, pero si dado el caso llegara a estar en embarazo, sería muy precipitado. Hunter y yo hasta ahora estamos empezando una relación y debemos vivir muchas cosas juntos antes de dar un paso más importante.
¿Y si no funciona, cómo vamos a hacer con un bebé de por medio?
Sacudí la cabeza en busca de controlar los nervios que me contagió Dakota. Es muy pronto para tener un bebé.
—Es tu turno —Dakota me sacó de mis pensamientos al avisarme que era mi turno.
Entré al cubículo y el procedimiento fue rápido y poco doloroso. Bastó con un tubo de sangre para que una emoción indescriptible floreciera en mi pecho.
«¿Y si estoy embarazada?», era lo que más rondaba por mi cabeza.
—¿Cuándo están listos los resultados?
—Mañana puede venir en horas de la tarde.
***
Como no pude entrar a ver a Henry, ya que se encontraba en sala de recuperación y allí no podía recibir más visitas, fui a mi apartamento con Hunter.Aunque no mencioné nada de la prueba que me había realizado en el hospital, sentía los nervios a flor de piel. Cientos de cosas cruzaban por mi mente. Mientras él me hablaba de una cosa y otra, nos imaginaba con un bebé.
La imagen de él, con un tierno bebé en brazos, fue lo más tierno y lindo que pude imaginar. Más si el bebé tenía el mismo color de sus ojos.
—¿Todo bien? —inquirió, sacándome de mi ensoñación—. Estás en la luna.
—Sí, estoy bien. Solo pienso en cosas.
—¿Qué cosas?
—En que deseo muchas cosas a tu lado —lo agarré de la corbata y lo acerqué a mí—. ¿No has imaginado una vida conmigo?
—Desde luego, mi amor —sus ojos brillaban como nunca—. Siempre he soñado que voy a morir en tus brazos.
Lo besé ante su respuesta, soltando la corbata de su cuello. Mi acción fue clara y su respuesta rápida. Nos despojamos de la ropa en medio de besos y caricias, ansiosos y hambrientos de seguir sintiendo la piel del otro.
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Seducción[✓]
RomanceIsla está segura de que ella tomará la presidencia de industrias GolCop ahora que su padre y su socio han decidido retirarse definitivamente, pero ella no contaba con que Hunter, el hijo mayor de los Goldberg , regresaría al país como uno de los can...