Nos mantuvimos todos en el hospital, haciéndole compañía a Henry y esperando los resultados de los análisis que le habían realizado. Ya lo habían pasado a una amplia habitación, pero el espacio se veía reducido porque había muchas personas. Aunque el doctor se opuso en un principio, de tanto insistir, nos permitió quedar con la única condición de no formar ningún alboroto.
Henry se veía algo cansado y muy pálido, pero reía por las ocurrencias que Dakota y el mismo Hunter decían. No los puedo juzgar por no decirme lo que estaba sucediendo realmente, después de todo, Henry está en todo su derecho de tener su privacidad.
—Sus chistes son tan malos y poco graciosos —bufó la menor de los Goldberg, haciéndonos reír—. ¿Por qué mejor no lo dejan descansar? Deberías dormir un rato, papá.
—Tienes razón, cielo. Muero de sueño.
—No se diga más, Sr. Goldberg. Descansa.
Me quedé mirando como Sally arropaba a su esposo y le acomodaba la almohada que pudiese descansar mejor. Después de que terminó, se sentó su lado, tomando su mano con firmeza y dejándole en claro que nunca se iría de su lado. Mis padres y ellos son el claro ejemplo de lo que me encantaría tener a mí: un compañero que nunca me suelte de la mano a donde quiera que el camino nos guie.
—Salgamos —dijo Conny—. Descansa, tío.
Nos despedimos uno por uno de él y lo dejamos a solas con su esposa. Pero en lugar de irnos a nuestras casas, nos sentamos en la sala de espera, cada uno sumido en sus pensamientos. Por mi parte, me preocupaba el tumor que el doctor había mencionado, pero tenía esperanza de que no fuese maligno. Por otra parte, pensaba en las palabras que me había dicho Henry, fueron algo parecidas a las que Dakota me dijo.
No he dejado de pensar en mí y en lo que quiero para mi vida. Profesionalmente estoy en la cima de mi gran sueño, cumpliéndolo de una manera que no estaba prevista, pero a fin de cuentas lo estaba viviendo y ese hecho me hacía muy feliz. Personalmente me hacía falta ese alguien que me tomara de la mano, me abrazara en los momentos más oscuros y llenos de soledad y me diera un beso con sabor a amor y pasión. Me hacía falta ese complemento de vida, ese hombre que esté dispuesto a jugarse la vida a mi lado y seamos tan felices uno en brazos del otro.
Cada vez que pensaba en ese amor, Hunter hacía acto de presencia en mi mente. Es como si nunca hubiese dejado de sentir por él. Todavía seguían esas locas ideas de ser su esposa, de que sea el padre de todos mis hijos y morir a su lado. Seguía haciéndome ilusiones con él, incluso mucho más intensas que cuando éramos tan solo un par de adolescentes.
—Es mejor que vayan a casa. Me quedaré con papá —dijo Hunter, sacándonos a todos de nuestros pensamientos—. Cualquier cosa que digan los doctores o urgencia, les avisaré. Iré por mamá.
Mis padres y mi hermana que había venido tan pronto la llamé, fueron los primeros en irse. Dakota y Alexia se marcharon poco después con su madre, aunque ella estaba reacia a dejar solo a su esposo. La entendía, pero Hunter y yo la convencimos para que fuera a casa a descansar. Se veía sumamente agotada y la frustración e incertidumbre se reflejaban en su rostro.
—Ve a tu apartamento. Cualquier cosa, te avisaré.
—No me voy a ir —aclaré, acomodándome mejor en el cómodo sofá que estaba junto a la cama de Henry.
—No es momento para tu terquedad, Isla.
—Quiero cuidar de Henry, además de que tú solo no puedes hacerte cargo.
Hunter se apretó el puente de la nariz y suspiró, sentándose a mi lado, sin ánimo alguno de empezar una discusión conmigo. El silencio se apoderó del ambiente, lo único que lo cortaba eran las maquinas que se encontraban conectadas al cuerpo de Henry, monitoreando sus signos vitales.
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Seducción[✓]
RomanceIsla está segura de que ella tomará la presidencia de industrias GolCop ahora que su padre y su socio han decidido retirarse definitivamente, pero ella no contaba con que Hunter, el hijo mayor de los Goldberg , regresaría al país como uno de los can...